La Importancia de la Supervisión Profesional en Psicología
Durante mi formación como psicólogo especialista en clínica y salud, un elemento fundamental en esos primeros meses y años fue la supervisión profesional; mis supervisoras fueron referencias clarificadoras para mí en los primeros casos que tuve que afrontar hace 13 años.
Cuando estás empezando tu carrera profesional, sentirte seguro es un lujo al alcance de muy pocas personas; en cada nuevo caso, estás nervioso, deseas ayudar a esa persona que ha acudido a ti y hacer un buen trabajo. Aprender a gestionar las emociones derivadas de esta situación, para no perder de vista lo que realmente importa, es esencial. ¿Qué importa y no debemos perder de vista? Escuchar al cliente/paciente, entender lo que nos cuenta y nos solicita, clarificar para qué ha venido y qué desea conseguir, de manera que nosotros podamos decidir si estamos “cualificados” para afrontar la situación.
Pero, ¿qué es estar cualificado? ¿Tener todas las respuestas? ¿Saber de todos los problemas que puedan aparecer en cada sesión? Seguramente quien se plantee sentir este grado de cualificación, nunca se percibirá realmente “cualificado” para comenzar a trabajar en el campo de la psicología clínica y de la salud.
Sistemáticamente en los últimos 14 años he conocido compañeros y compañeras que buscaban una seguridad que es imposible construir hasta que no comienzas a trabajar: se formaban en un postgrado tras otro, pero nunca daban el paso de comenzar la práctica profesional en consulta.
Cuando, 2 años después de terminar mi Master en Psicología Clínica y de la Salud, una de mis mentoras me ofreció la oportunidad de ser Supervisor de alumnos del master, me pareció inicialmente una locura. ¿Estoy preparado para guiar a otras personas en este proceso? Sin embargo, el desafío y la oportunidad eran enormes. Durante 3 años ocupé ese puesto y he de señalar que pude aprender mucho. Por ejemplo:
- Casi todas las personas que empiezan a ejercer sienten las mismas inseguridades y recurren a soluciones similares: quieren saber el protocolo concreto para atender un “trastorno” o un “problema” concretos, de manera que leen y revisan libros y artículos que hablan de esos diagnósticos. A menudo, esto supone que pueden encontrar respuestas puntuales que les ayudan a resolver una situación de consulta o, por el contrario, al buscar una “etiqueta diagnóstica” demasiado rápido, han invertido mucho esfuerzo en saber sobre un tema muy concreto que después descubren que es irrelevante para lo que el cliente/paciente les plantea.
- Muchas personas comparten la sensación de “no estar preparados”, de sentirse abrumados y no saber cómo empezar. La pregunta más recurrente era: “¿y si…?”, y a continuación se describía una situación imposible de predecir la mayoría de las veces. Por ejemplo, “¿y si el paciente no trae las tareas?” (antes de conocer por primera vez a un paciente) o “¿y si esta técnica no da resultado?” (antes de haberla pautado al paciente). Estas preguntas, por otro lado totalmente razonables, son una muestra de cómo intentamos controlar lo incontrolable.
- Los alumnos deseaban construir su seguridad profesional en base a protocolos y, cuando éstos no funcionaban como esperaban, algunos volcaban su frustración con el propio paciente, siendo más agresivos en la sesión: “pues si no hace esto, no sé cómo espera mejorar“.
Todo esto me hizo reflexionar sobre la importancia de la Supervisión, tanto desde una perspectiva técnica como desde una perspectiva emocional. Aprender a gestionar nuestra posición como psicólogos dentro de una relación terapéutica ha de estudiarse y desarrollarse tanto como los conocimientos técnicos basados en la evidencia para intervenir en unas problemáticas de manera eficaz y en tiempo breve.
Si estás empezando tu carrera como psicólogo clínico y de la salud, lo más recomendable es que supervises tu praxis desde el primer día. Nuestra formación es permanente, puesto que más allá de postgrados, es recomendabe acudir a Seminarios y Sesiones Clínicas. Todos estos pasos de formación continua son muy importantes y necesarios, aunque estén relacionados, la mayoría de las veces, con aspectos de intervención clínica desde el punto de vista técnico. Creo que también es muy importante valorar nuestra formación epistemológica, para ser capaces desde ahí de construir el esqueleto teórico y técnico al servicio de los objetivos de nuestros clientes/pacientes.
Sin embargo, insisto en la idea de que el espacio de Supervisión es esencial para crecer y ser conscientes de nuestros progresos.
Conforme avanza la experiencia profesional, el papel de la supervisión también va modificándose:
- Inicialmente es una Supervisión Técnica: planteamiento de los casos, ayuda con la selección de técnicas de intervención, seguimiento de la evolución, dirigir situación en las que nos atascamos, cómo gestionar situaciones complicadas durante una sesión…
- Más adelante, la Supervisión se va centrando también en aspectos relacionados con el Posicionamiento Terapéutico: la construcción de la alianza terapéutica, las emociones que sentimos en las sesiones, los procesos de transferencia y contratransferencia, así como el efecto que genera nuestra profesión en nuestras vidas personales.
Cuando empezamos a dominar el “esqueleto” de la evaluación y el planteamiento de los casos, empieza a ser necesario revisar y trabajar la comunicación durante las entrevistas de manera diferenciada de la comunicación durante la intervención, así como nuestro “posicionamiento” frente al paciente (cómo nos sentimos en las sesiones, cómo afecta a nuestra vida personal) para prevenir burnout y otros trastornos emocionales que podemos sufrir como consecuencia del ejercicio de nuestra profesión.
Después de todos estos años de trabajo, sigo siendo un apasionado de nuestra profesión. He sido testigo de cómo algunas personas que empezaron a estudiar la carrera con la misma pasión que yo, o que empezaron a ver pacientes con la misma dedicación y pasión que yo, se han ido quemando poco a poco hasta abandonar por completo la psicología.
Creo que en algunos casos, haber tenido un espacio de supervisión habría podido guiarles hacia otro camino, no sé si necesariamente hacia otro resultado, pero desde luego sin el malestar con que algunos han acabado sintiendo hacia la profesión de la psicología clínica y de la salud.
Si amas nuestra profesión y estás comenzando, no lo dudes, busca a un profesional que te supervise y ayude a desarrollar tus habilidades y recursos profesionales.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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