Motivación y Voluntad
Ana se ha levantado hoy de nuevo cansada, ha dormido sus horas pero no se siente recuperada; lleva varios días así, navegando entre la apatía, la tristeza y la desgana. Aunque sabe que cada vez queda menos para entregar su encargo, no termina de iniciar el proceso, de poner en marcha en marcha los pasos que ha repetido con éxito en el pasado. Se percibe bloqueada, le falta algo que considera primordial para que todo sea más fácil. Ana no está motivada.
En los últimos tiempos, he encontrado cada vez con más frecuencia una creencia presente en muchas personas que se sienten bloqueadas en la búsqueda de sus objetivos, y afligidas por una situación que les aleja de su felicidad. Todas estas personas tienen en común no solo esta creencia sino también es frecuente que se sientan aisladas, tristes e indefensas. La creencia que comparten se formula más o menos así:
“…no me siento motivado para hacer esta tarea (objetivo, actividad) y por eso no lo hago…”.
Podemos considerar esta una postura lógica, ya que casi todos hemos tenido alguna experiencia en la que estando profundamente motivados, las acciones se dirigen hacia nuestros objetivos con mayor facilidad. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando no estamos motivados para hacer algo, bien porque la propia actividad no nos guste, bien porque no sentimos el impulso de la motivación para comenzarla? Y, ¿cómo podemos llegar a sentir esta motivación? ¿Será que hemos de esperar a que “surja“?
La Motivación es “la acción y efecto de motivar“, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), aunque también la define como un “ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia“.
También podemos entenderla como “tener motivos para“. Sin embargo, y aunque estas definiciones pueden ayudar a comprender el término, es el uso que le damos en nuestro sistema de creencias el que puede resultar facilitador o bloqueante. Cuando consideramos la motivación como el motor principal que impulsa nuestras acciones, podemos caer en la trampa, en el autoengaño, de creer que si no estamos motivados, no podemos ponernos en marcha, resultado de lo cual nos bloqueamos, nos detenemos, decidimos no continuar (y en el peor de los escenarios, no comenzar).
Imaginemos una situación en la que Ana, nuestra amiga del inicio del artículo, se siente triste, por la razón que sea; no se trata de una tristeza desgarradora y desesperada, sino de una emoción de intensidad moderada o leve. Ana sabe que si llama a un amigo para salir un rato, charlar, ir de paseo, tomar algo o realizar una actividad agradable de otro tipo, como hacer ejercicio o ir al cine, podría sentirse mejor. De hecho, sabe que, en el pasado, cuando ha realizado alguna de estas actividades, ha sentido emociones positivas. Sin embargo, en este caso, Ana se dice a sí misma que no está motivada, que no siente la motivación “suficiente”, y no pone en marcha ninguna de las acciones anteriormente comentadas. Ana no está motivada y decide no realizar una actividad que mejoraría su estado de ánimo.
Dicho de otro modo, rechaza afrontar su tristeza diciéndose que ha de esperar a estar motivada, animada (en resumen, a no estar triste), para hacer algo al respecto. Resulta paradójico esperar a no estar triste para afrontar la tristeza, ¿no? A pesar de que todos veamos esta contradicción, en ocasiones también hemos sido víctimas de esta creencia y forma de actuar, y hemos sido testigos de ello a través de las personas que nos rodean. El autoengaño de la motivación como motor principal de las acciones es lo que mantiene el estado de ánimo de Ana, contribuyendo posiblemente a que las cosas empeoren: ¿verdad que podemos intuir qué ocurriría si estando tristes nos quedamos en casa mirando la pared?
¿Qué puede hacer Ana, o cualquier persona, para desbloquear esta situación? Lo cierto es que es sencillo comprender que si actuamos, posiblemente la situación cambie, dado que cuando realizamos una actividad que consideramos agradable, conectamos con la posibilidad de experimentar emociones positivas. La creencia antes mencionada, nos lleva al error de no actuar, porque coloca a la motivación como motor principal, cuando, en realidad, la motivación es un resultado.
Cuando no estamos motivados para hacer algo que sabemos que es positivo para nosotros mismos, porque genera emociones positivas, porque contribuye a nuestro bienestar, porque nos conecta con nuestras relaciones más positivas y significativas, hemos de poner en marcha otros recursos personales, otras creencias, que nos faciliten la iniciación de las acciones necesarias para desbloquearnos: es el momento de activar la Voluntad como recurso personal.
La RAE entiende la voluntad como la “facultad de decidir y ordenar la propia conducta“, entre otras acepciones, de las cuales destaco la siguiente, “intención, ánimo o resolución de hacer algo“.
La Voluntad, entendida como la decisión consciente de tomar la responsabilidad de dirigirme hacia un objetivo determinado, expulsa a la motivación del papel de motor principal, y pone en marcha acciones óptimas que pueden facilitar la aparición de emociones positivas de diverso tipo. El resultado de todo esto puede ser la aparición de la motivación, que en futuros ensayos facilitará que nos pongamos en marcha con la tarea con mayor facilidad.
Sin embargo, tomar conciencia de estas creencias y aceptar la responsabilidad de cambiar su orden de influencia, si bien es importante, no es suficiente para desbloquear la situación. Dado que las acciones y actividades que generan emociones positivas, que generan cambio y movimiento, son conocidas, hemos de aplicar una serie de Autoinstrucciones sencillas que nos ayude a comenzar la cadena de acciones.
Por ejemplo, Ana sabe que si llama a su amigo Juan para salir a pasear por el parque cerca de su barrio, habitualmente esta actividad y la compañía de su amigo son suficientes para comenzar a sentir emociones positivas; entonces, Ana podría comenzar a decirse a sí misma, en voz alta, “voy a coger el teléfono” (y cogerlo), “voy a marcar el número de Juan” (y marcarlo) y “voy a proponerle ir al parque a dar un paseo” (y proponerlo cuando Juan haya respondido). Esta cadena de “autoinstrucciones“, facilita encadenar los comportamientos que pueden desbloquear la situación.
Si ponemos en marcha nuestros recursos personales para activar repertorios conductuales positivos, aunque no nos apetezca demasiado comenzar, es posible que si los hacemos igualmente entremos en contacto con emociones positivas y disfrutemos de esas actividades que, previamente, nos daban “pereza”. Utilizar este mecanismo para transformar esta anécdota en hábito, puede tener como resultado la aparición de la motivación, que será un importante impulsor que facilite el mantenimiento de estos hábitos que fomentan nuestro bienestar.
Tony Corredera Larios.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More20 de Marzo: Día Internacional de la Felicidad
Hoy, día 20 de Marzo, es el Día Internacional de la Felicidad. Aunque oficialmente la celebración internacional cuenta a partir del año 2014, numerosas organizaciones ya se han hecho eco de esta celebración y están generando numerosas propuestas de participación social, eventos de todo tipo, para ejecutar su compromiso con la felicidad propia y de quienes nos rodean. Desde Crecimiento Positivo, deseamos compartir una reflexión sobre las implicaciones que tiene considerar esta fecha para celebrar la felicidad, y los múltiples significados que puede tener esta consideración.
La propuesta, promovida por el gobierno de Bután (también autores de la propuesta del FIB: Felicidad Interior Bruta), y aprobada por Naciones Unidas, sirve para recordar que la Felicidad sigue siendo “un objetivo humano fundamental“, que no solamente los ciudadanos, sino las sociedades en su conjunto han de proponerse. Resulta interesante que institucionalmente comencemos a tomarnos “en serio” la felicidad como algo más que una motivación humana, para proponerlo como objetivo. Durante muchos años, la felicidad ha sido considerada una meta poco realista, incluso infantil, así que ha sido obviada como un objetivo legítimo a perseguir por las sociedades para incrementar el bienestar de los integrantes de dichas sociedades.
Abraham Maslow, uno de los fundadores de la psicología humanista, expuso en 1943 una teoría motivacional, tremendamente conocida, y que ha calado hondo en la sociedad humana: La Pirámide de las Necesidades Humanas.
Según Maslow, los seres humanos poseemos una serie de necesidades que hemos de cubrir siguiendo un orden, ocupándonos en primer lugar de las necesidades de supervivencia, tales como las necesidades fisiológicas, de seguridad y afiliación, para después ocuparnos de necesidades de desarrollo y realización, como las de reconocimiento y autorrealización. A medida que se van cubriendo las necesidades de supervivencia, van apareciendo las necesidades de orden superior, de tal manera que la amistad no surge como necesidad si no se han cubierto antes la seguridad física y la alimentación, por ejemplo.
Siguiendo esta lógica, como sociedad hemos actuado del mismo modo, centrándonos fundamentalmente en cubrir las necesidades de supervivencia, para ir escalando hacia necesidades de autorrealización. Sin embargo, no nos hemos ocupado de éstas últimas, no las hemos considerado un objetivo, una meta digna de alcanzar, de tal manera que construyamos, entre todos, como integrantes de la misma sociedad, las condiciones que faciliten el camino hacia la felicidad.
Considerar la felicidad como meta colectiva, supone en primer lugar comenzar a pensar de modo distinto sobre la dirección que deseamos llevar como conjunto de personas que convive en sociedad. A pesar del momento que vivimos, en muchas sociedades, en las que miles de personas lo están pasando realmente mal, y parece que los índices de bienestar tradicionalmente consultados son menores, proponer un día Internacional de la Felicidad es un desafío que como sociedad hemos de aceptar. La Felicidad no ha de ser considerada como un lujo, como un indicador de prosperidad psicológica de unos pocos, sino que al proponerla como objetivo comunitario, social y cultural, se transforma en una responsabilidad de la que todos formamos parte.
En sus orígenes, la Psicología Positiva se propuso estudiar la felicidad y las fórmulas a través de las cuales se podría conseguir; de hecho, la primera formulación teórica aportada por Martin Seligman sobre la felicidad versaba sobre “Las 3 vías hacia la felicidad“, que él postulaba que eran “la vida placentera“, “la vida comprometida” y “la vida con sentido“. Si bien las perspectivas iniciales, formuladas por el propio Seligman, intentaban describir lo que las personas eligen para ser felices (las mencionadas 3 vías hacia la felicidad), también se insinuaba que la investigación sobre la felicidad tendría que dirigirse hacia otros ámbitos, como las instituciones que facilitan transitar el camino de la felicidad.
Aunque las últimas aportaciones de la Psicología Positiva hablan del concepto Bienestar como eje central, en lugar de la Felicidad, lo cierto es que ésta última no ha de ser postergada ni desechada como objetivo a perseguir, puesto que sigue estando conectada de forma profunda con los objetivos y metas de desarrollo y crecimiento de las personas. A través del Modelo PERMA propuesto por Seligman en 2010, hemos descubierto nuevas vías alternativas para incrementar nuestro bienestar y el de los demás; porque, como afirmaba Chris Peterson, la Psicología Positiva versa, precisamente, de los demás. Y es precisamente aquí, a través de la importancia que tienen las Relaciones Positivas para incrementar nuestro bienestar y felicidad, que proponer una fecha para conmemorar el Día Internacional de la Felicidad, encaja y tiene sentido.
Como sociedad hemos de comprometernos en construir los mecanismos y facilitar las herramientas para que cada cual transite su particular camino hacia la felicidad, de tal manera que pueda hacerlo al mismo tiempo que garantiza sus necesidades de supervivencia. No deseamos restarle valor a la contribución de Maslow, al contrario, puesto que sigue siendo válida en tanto en cuanto referencia las distintas necesidades humanas que tenemos y la importancia de cubrirlas.
Como individuos, hemos aceptado que es importante, entre todos, contribuir a facilitar la obtención de las necesidades de supervivencia propias y ajenas, pero hasta ahora no había un compromiso institucional, comunitario, social y cultural, para comprometernos con la Felicidad y el Bienestar de nuestros compañeros de ruta: las demás personas con quienes coexistimos. Una sociedad que se preocupa no solo de garantizar la supervivencia, sino que se ocupa también de crear las herramientas y facilitar el acceso de cualquiera que lo desee a las mismas para generar Bienestar y Felicidad, es una sociedad nueva, indudablemente. Puede que estemos aún lejos de lograr superar viejos mecanismos, pero quizá colocar en el mapa este día, sea un primer paso para lograr el objetivo de ayudar al Crecimiento Positivo de quienes formamos parte de nuestra sociedad. Por cierto, ¿cuál será tu contribución a la Felicidad Global?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More¿Puedes poner la mano en el fuego por que tus recuerdos son exactos al 100%?
Muchos de nosotros, en el día a día, juramos que nos acordamos de un suceso tal y como ocurrió, pero… ¿apostarías algo por ello? Yo no.
Vivimos creyendo que tenemos la versión verdadera de todo, que nunca o casi nunca, para los más humildes, nos equivocamos pero: ¿y cuándo te encuentras con una persona que te da una versión distinta de un mismo suceso?, ¿quién tiene razón?, ¿alguien miente, o quizás los dos se equivocan sin saberlo? Yo me inclino más por que los dos se equivocan sin saberlo.
La memoria es una capacidad cognitiva frágil al paso del tiempo, igual que un mueble que dejas guardado en un desván por un tiempo prolongado hasta que lo vuelves a necesitar. Cuando lo necesitas, ese mueble se ha ido cubriendo de capas y capas de polvo. Ese mueble cubierto de gran cantidad de polvo no es el mismo mueble aunque se parezca mucho.
Ahora me viene a la memoria una frase de una canción de Miguel Bosé que dice: “el tiempo nos pasa casi inadvertido”: y qué cierto es.
¿Qué es lo que le ocurre a la memoria? Daniel L. Schacter, Director del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard y autor del interesante libro “Los Siete Pecados de la Memoria”, nos ofrece algunas claves para comprenderlo.
En primer lugar, el paso del tiempo, que Daniel L. Schacter denominaba en uno de sus libros “el pecado del transcurso” que alude al debilitamiento de un recuerdo con el paso del tiempo. Si yo os pregunto lo que comisteis ayer seguramente lo recordéis mejor que lo que comisteis hace diez días. El recuerdo de ayer está más reciente.
Otra opción es que os acordéis de lo que comisteis hace diez días porque ocurrió un suceso importante como el día del padre en el que vuestra madre preparó ese plato que tanto os gusta y por eso lo recordáis. Es como tener el comodín del público, igual que los concursantes del programa televisivo Quién quiere ser millonario.
Cuando ocurrió el atentado en los trenes de Atocha, estoy bastante segura de que todos recordaréis dónde estabais y que estabais haciendo cuando os enterasteis de la noticia. Yo recuerdo que había quedado para acudir a una manifestación por la defensa de a psicología como profesión sanitaria. Incluso hablamos de quedar en la universidad y partir desde allí al centro de Madrid, pero otros decidimos ir directamente ya que vivíamos en Madrid y la universidad nos quedaba más lejos. Ese día no había clase en la facultad de psicología y muchos estudiantes no cogieron esos trenes para ir a clase ya que tuvieron la suerte de que no había. ¿Qué estabais haciendo vosotros cuando os enterasteis de la noticia? ¿Lo recordáis vívidamente?
Por otro lado ¿solamente el transcurso del tiempo por sí solo es tan potente de afectar a la memoria?, ¿hay más causas, más capas de polvo que cubren ese mueble que dejamos en el desván?
Otra capa de polvo es la del “error por comisión” que sería una información errónea que asociamos con el recuerdo. A veces sucede que le comentamos a alguien que fue él o ella quien nos contó una historia y esa persona lo niega; puede que lo que esté ocurriendo es que ese recuerdo es cierto, pero que nos lo contó otra persona o lo leímos en algún sitio.
Para Daniel L. Schacter, éste sería el cuarto pecado de la memoria que él denomina “atribución errónea”.
Una tercera capa de polvo que puede cubrir nuestro recuerdo, son los nuevos conocimientos y experiencias que atesoramos a lo largo de nuestra vida y que sin darnos cuenta volcamos sobre recuerdos pasados, a esto Daniel L. Schacter lo llama el pecado de la “propensión”. Esto hace que rehagamos recuerdos pasados como quién decide innovar un plato echándole algún nuevo ingrediente que “casa” bien con el sabor.
Otra cuestión que se une a esto último son nuestros estados de ánimo actuales. Depende de cómo te sientas hoy, recordaras sucesos antiguos de una manera distinta. Por ejemplo, puede que la relación con un antiguo novio acabase de manera cordial y según tu estado emocional actual la recuerdes como una experiencia más negativa de cómo realmente la viviste en ese momento o de cómo la recordabas en otro momento de tu vida.
Así es que todas estas capas de polvo que cubren nuestros recuerdos, que lo que deseamos recordar esté asociado con un evento importante para nosotros, la influencia de nuestras creencias y estados emocionales, tiñen el verdadero tono de nuestros recuerdos no siendo 100 % exactos.
Natalia Torrecilla Merchán.
Departamento de Neuropsicología.
Learn MoreNegociar con Nuestros Hijos
En toda relación humana es habitual que tengamos puntos de vista distintos y que esa situación nos pueda llevar a entrar en conflicto. La habilidad para comunicarnos y llegar a lugares comunes nos facilita transitar por estas situaciones de forma eficaz. Hay personas que destacan por su pericia para negociar eficazmente y llegar a acuerdos sin que el conflicto suponga un drama, convirtiéndolo en un lugar de paso por el que una relación, ya sea profesional, familiar o de pareja, ha de pasar en ocasiones. Sin embargo, algunas de esas personas, no consiguen comunicarse con éxito con sus hijos adolescentes.
La comunicación familiar es una asignatura pendiente para muchos padres, especialmente cuando sus hijos llegan a la adolescencia, y se producen una serie de cambios en las relaciones familiares para los que hay que actualizar no solamente los roles, las normas y los límites, sino especialmente las reglas de comunicación que hasta ahora hemos venido utilizando.
Una de las habilidades que hemos de actualizar en esta etapa es la negociación, proceso a través del cual podemos construir acuerdos en los que todas las partes tienen la opción de salir ganando. Tal vez, acostumbrados al tipo de interacción y de comunicación utilizados durante la niñez, hay padres que pretenden que las cosas se mantengan del mismo modo, y acusan más que otras familias el proceso de cambio que la adolescencia supone para todos. Cuando son más pequeños, la negociación es sencilla, guiada por los adultos y concisa en la medida que la resistencia de los niños, la mayoría de las veces, es pequeña.
Uno de los cambios más destacables que se producen durante la adolescencia afecta precisamente a cómo los miembros de una familia se comunican, interactúan y negocian; ya no sirven simplemente los mandatos sin argumentación, se pide continuamente una revisión de normas y límites, y alguna vez se entra en un tipo de conflicto que no ayuda: la confrontación directa, levantando la voz, llegando a la falta de respeto.
Este tipo de situación, en la que cualquier familia se puede ver involucrada, puede verse empeorada si no sabemos manejar adecuadamente nuestras emociones, que fácilmente pueden ayudar a escalar el conflicto y hacerlo insostenible, o bien pueden facilitar el inicio de una comunicación constructiva y eficaz, que nos lleve a acuerdos donde todos los participantes de ese conflicto queden satisfechos.
Antes de comenzar, por tanto, hay que dejar claros algunos puntos de partida:
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La llegada de la adolescencia a una familia provocará, necesariamente, cambios en las formas de interactuar y de comunicar entre los miembros de la familia.
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Ciertos cambios serán positivos y son evolutivamente deseables, mientras que otros no provocarán transformaciones en el fondo, pero sí en la forma: no cambia el amor hacia los hijos, aunque posiblemente sí el modo de expresarlo (tipo de caricias, frecuencia de las mismas, etc).
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Algunos ámbitos de la convivencia familiar son negociables, mientras que otros no lo son. Por ejemplo, algunas normas, como “no se admite violencia entre miembros de la familia”, se han de mantener siempre, como es lógico (aunque a veces, haya peleas entre hermanos), mientras que otras, como cuál es la hora a la que los hijos han de llegar a casa cuando salen, sí admiten cambios conforme los hijos crecen.
Para todas esos cambios y transformaciones que van a aparecer en la familia, en sus normas, en sus interacciones, en sus vínculos, será necesario que las habilidades de comunicación evolucionen. De este modo, la negociación, como hemos señalado anteriormente, será una de las herramientas que más utilizaremos para adaptar el sistema familiar en proceso de cambio. Nuestros hijos adolescentes pueden pedirnos ciertos cambios y el modo de hacerlo puede no gustarnos siempre: exigiendo sin condiciones, buscando la confrontación, el enfrentamiento… Como padres, en estas situaciones puede suceder que perdamos de vista que lo importante es gestionar esta situación de forma pedagógica, teniendo en cuenta en el proceso de comunicación tanto el contenido como la relación: es importante hablar sobre el tema que deseamos (contenido de la comunicación), pero hemos de cuidar también el modo en que lo hacemos (lenguaje no verbal, palabras utilizadas, tono, volumen de voz), porque afecta a la relación.
En todo proceso de negociación hemos de tener en cuenta una serie de pasos imprescindibles para que seamos capaces de llegar a acuerdos que optimicen nuestros intereses. En ocasiones, algunos padres fantasean con que sus hijos crezcan y se transformen en adultos de los que se sienten orgullosos, pero en su fantasía no incluyen conflictos, peticiones en contra de las habituales interacciones… Crecer supone desafiar lo establecido para comprobar hasta dónde podemos llegar con nuestros propios recursos. En el mundo adulto, saber comunicarse y saber negociar, son habilidades tremendamente útiles. Todo proceso de negociación requiere de:
- Pedir: cuando deseamos algo, hemos de comenzar expresando una petición, una concesión. Por ejemplo, puede que nuestro hijo adolescente quiera llegar el sábado 30 minutos más tarde, y si es habitual la negociación en la familia, sabrá que no basta con pedirlo, aunque resulta imprescindible hacerlo de forma calmada.
- Ofrecer: cuando quiero algo que no depende directamente de mí, sino que ha de ser concedido por otra persona, como en el ejemplo anterior, llegar 30 minutos más tarde a casa el sábado, he de ofrecer algo a cambio. Aquí es cuando estamos ya negociando, y ambas partes pueden iniciar un proceso de peticiones y ofrecimientos, que hemos de procurar dirigir conjuntamente.
- Acordar: es el lugar al que nos dirigimos en la negociación, tras el intercambio de peticiones y ofrecimientos. El acuerdo al que llegamos ha de incluir también ciertas “claúsulas” que especifiquen qué va a suceder si el acuerdo al que hemos llegado se rompe. En el ejemplo anterior, si hemos acordado permitir a nuestro hijo llegar 30 minutos más tarde el sábado, pero acaba llegando 45 minutos después, haber incluido una “cláusula” que prevenga esta situación y que hayamos acordado ambas partes, reducirá la resistencia de nuestro hijo a cumplir con la consecuencia pactada previamente.
Estos son los pasos “básicos” y que todos podemos reconocer en todo proceso de negociación, independientemente del contexto en el que ésta se produzca. Es importante comprender que, aunque estos son pasos que daremos siempre, no son los únicos a tener en cuenta, puesto que hay dos procesos que a menudo “olvidamos” y que marcan la diferencia en toda negociación con nuestros hijos adolescentes:
- Escuchar: este proceso, aunque básico, frecuentemente es olvidado por algunas familias, que se empeñan en imponer su criterio, su petición, su ofrecimiento, sin escuchar antes lo que sus hijos, o sus padres, tienen que decir. Para llegar a acuerdos, es imprescindible escuchar la petición y el ofrecimiento de la otra parte, dejando expresarse, incluso cuando el planteamiento nos parezca inicialmente (en el contenido) equivocado. Solo escuchando podremos comprender, además de que solamente así podremos solicitar ser escuchados cuando nuestro turno llegue. Escuchar, además, supone no utilizar solamente los oídos, sino también utilizar el lenguaje no verbal: la forma de mirar, la postura corporal, etc.
- Reconocer: este último paso es quizás el menos conocido. Para muchos padres es muy complicado reconocer, en sentido amplio, a sus hijos. No se trata solamente de saber su nombre, o de valorar sus logros, sino que supone un proceso de validación a la persona. Nuestro hijo adolescente no es exactamente el adolescente que tenemos en nuestra cabeza; hemos de aceptar que tiene puntos de vista distintos, que tiene intereses que nos pueden sorprender. Dar por sentado que ya le conocemos sesga nuestra percepción y nos limita para “darnos cuenta” de quién es la persona que nos está pidiendo negociar algo.
Si deseamos que la comunicación con nuestros hijos adolescentes sea constructiva, hemos de estar abiertos a negociar ciertas normas que afectan a la convivencia de toda la familia, pero que han de revisarse de cuando en cuando, de forma “natural”, resultado del crecimiento de nuestros hijos y los cambios que ello conlleva. Y para negociar, más allá del propio proceso, hemos de practicar a menudo la escucha activa y el reconocimiento (la aceptación y validación) de las personas que están llegando a ser poco a poco.
Negociar de forma eficaz supone no únicamente una reducción de los conflictos dentro de la familia, sino sobretodo un mejor manejo de los mismos en el seno de una convivencia más positiva y constructiva. Nuestros hijos adolecentes, en el proceso de llegar a ser adultos auto-dependientes, han de aprender a pedir, ofrecer y acordar, pero hemos de facilitarles ese aprendizaje escuchándoles y reconociéndoles en todo momento.
Si somos un modelo constructivo de negociación, aprenderán que en los conflictos no se permiten transgredir ciertas normas básicas (levantar la voz, faltar al respeto), y que a través de la negociación podemos alcanzar no solo acuerdos que optimizan la convivencia, sino sobretodo una mejor interacción, en la que todos los miembros de la familia se sienten cómodos y a gusto ocupando un lugar en ella, y en la que se sienten reconocidos por los demás.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
Learn MoreCinco Años de Crecimiento Positivo
En octubre de 2007, a través del apoyo de una de las personas que más ha aportado en mi vida desde hace años, nació la idea de crear un proyecto de divulgación de conocimientos de la Psicología Positiva al que llamamos, ya entonces, Crecimiento Positivo. Han pasado 5 años y este post es un homenaje a este recorrido tan importante. Una forma de corroborar los distintos aprendizajes, la trayectoria recorrida, los cambios y transformaciones que hemos ido eligiendo y asumiendo. He querido esperar a este momento para publicar este post porque deseaba poder hacerlo como un modo de celebrar la llegada de un nuevo hito en nuestro proyecto: los newsletter de Crecimiento Positivo a los que podéis suscribiros de forma gratuita. Un nuevo modo de haceros llegar nuestras novedades, nuestros proyectos, eventos y reflexiones.
El proyecto nació, en 2007, únicamente con la intención de divulgar conocimientos sobre el área de la Psicología Positiva, una corriente de la psicología poco extendida entonces que, posteriormente, ha visto como crecía sin cesar y extendía su influencia en diversas áreas tanto científicas como aplicadas. Para quienes no lo recuerden, el recorrido del primer año quedó plasmado en el artículo del blog “Un año de Crecimiento Positivo“.
Cuando tenemos una idea, al principio no sabemos si podremos materializarla como la habíamos imaginado, ni tampoco si seremos capaces de transformar esa idea en un proyecto, de trascender la ilusión y convertirla en acciones específicas. Pero indudablemente, la ilusión inicial puede ser la energía esencial que transforme la idea en acción.
Cuando la idea se transforma en proyecto, y va cobrando forma, no sabemos si tendrá éxito o no, si servirá al propósito para el que fue inicialmente diseñado y, por supuesto, no sabemos si durará en el tiempo. Por eso es necesaria la habilidad para gestionar la incertidumbre y recorrer con éxito el camino de las inseguridades iniciales, las que aparecen de cuando en cuando, así como las incertidumbres diversas que te acompañarán durante todo el camino.
Han pasado cinco años desde la idea inicial y Crecimiento Positivo es un proyecto más maduro y consolidado, que cumple no sólo con el propósito para el que fue inicialmente creado, sino que va más allá. El propósito inicial era, como hemos señalado, divulgar conocimientos sobre cuál o cuáles serían los caminos que nos llevar a crecer positivamente. Este juego de palabras es un poco tramposo, porque partimos de una premisa irrenunciable: nunca dejamos de crecer.
El proyecto creció, maduró y asumió la responsabilidad de transformar su labor divulgativa en acciones específicas de ayuda al Crecimiento Positivo de las personas. Eso ha transformado el propósito inicial y ha llenado de sentido el proyecto: ayudar a crecer a las personas, a desarrollarse, a conocerse más, a resolver lo que tienen pendiente y a ser mejores en aquello que se propone lograr.
En todos estos años hemos desarrollado muchos tipos de interacción con las personas con la intención de ayudar a crecer, de compartir conocimientos y generar espacios de reflexión, aporte y participación. Además de los servicios de atención psicológica en nuestro centro, donde nos han consultado decenas de personas en todo este tiempo, tanto en terapia individual, de pareja y de familia, también hemos impartido numerosas formaciones que nos han permitido divulgar el mensaje de Crecimiento Positivo. Hemos trabajado con personas para ayudarles a “Educar las Emociones“, hemos impartido cursos para “Mejorar la Autoestima y construir Habilidades Sociales“, talleres seminarios de “Prevención de Drogas“, asesorando a familias sobre pautas educativas para potenciar el crecimiento de sus hijos, etc… Y hemos seguido divulgando la Psicología Positiva a través de diversas formaciones en toda España, como la que recientemente impartimos en Elche.
Por supuesto, cuando alguien desea crecer ha de aprender no solo a mejorar sus recursos y a desaprender lo que ya no necesita, lo que no le aporta, sino que también es imprescindible rodearse de personas con las que alimentar y contagiar emociones positivas. En ese sentido, incorporar al proyecto a dos psicólogas tan capacitadas como Natalia y Eva nos permite seguir mejorando, haciendo que el proyecto se desarrolle en nuevas direcciones, simultáneamente, y que el Círculo Virtuoso se amplíe.
Hoy queremos celebrar este quinto aniversario extendiendo nuestro mensaje por las diferentes redes sociales en las que tenemos presencia: nuestra página de facebook, nuestra cuenta de twitter, así como el canal de vídeos en youtube. A partir de hoy, también podéis contar con el Newsletter, una herramienta que os ofrecerá noticias de nuestras actividades, recomendaciones de libros, artículos del blog actualizados y antiguos, cuentos, referencias y mucho más…
No queremos terminar esta reflexión sin incluir la Gratitud, como un elemento fundamental del camino recorrido y que del sentido que aporta a las relaciones positivas, que son uno de los pilares fundamentales del bienestar humano. Desde aquí quiero agradecer a todas las personas que nos han acompañado y acompañan en nuestro camino, a l@s pacientes, clientes, seguidores, alumn@os y maestros, a mis compañeras de equipo, porque sin estas personas el viaje, el camino, tal y como lo estamos recorriendo, no sería posible. ¡Un millón de gracias a tod@s!
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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Tenacidad
A menudo nos ocurre que iniciamos actividades, nos hacemos propósitos, nos marcamos metas, que pasado un tiempo terminan formando parte de la lista de objetivos sin cumplir. Cuando dejamos las cosas a medias, abandonamos objetivos sin haberlos alcanzado, se va produciendo en nosotros una sensación de poca valía, frustración y desánimo que frecuentemente nos entorpecerá a la hora de poner en marcha nuevos proyectos.
Llamamos Tenacidad a la capacidad necesaria para continuar trabajando para alcanzar metas, a pesar de los obstáculos y retrocesos del camino. Se trata de una de las 24 Fortalezas hasta hoy estudiadas por la Psicología Positiva, y hoy queremos conocerla un poco más a fondo. Trataremos de entender bien cómo ponerla en marcha, cómo potenciarla y qué beneficios nos traerla el hacerlo.
Lo primero que proponemos para aprovechar de forma útil la lectura de este artículo, es un cambio profundo de mentalidad. Para los que estén familiarizados con nuestro enfoque no será nada novedoso, pero queremos incidir en ello para los que empiecen a tomar contacto con lo que desde Crecimiento Positivo defendemos. Mucho se ha debatido sobre la idea de si la palabra crisis va de la mano de la palabra oportunidad. Incluso se ha discutido lo que ya en 1959, JFK en un discurso en Indianápolis argumentó sobre el símbolo chino que representa el vocablo “crisis”, compuesto por dos símbolos “peligro” y “oportunidad”.
Lejos de entrar a analizar la veracidad léxica de un idioma que desconocemos, si queremos tomar prestados ciertos matices…
Si cambiamos “crisis” por “dificultad”, nos sentimos libres de afirmar que, cuando una dificultad se cruza en nuestro camino, además de traer consigo algunos sentimientos de frustración con los que tendremos que lidiar, también se nos está brindando la posibilidad de cambio, la oportunidad de reflexionar y de elegir y probar nuevas formas de actuar hasta encontrar la correcta. En definitiva, de aprender sobre nosotros mismos, de crecer. Eso es lo que debemos buscar en esta lectura, la propuesta de otra forma de hacer las cosas distinta a la que estamos acostumbrados, que nos pueda permitir salvar la dificultad y combatir el desánimo, en este caso, que nos lleva a desistir de alcanzar nuestras metas.
Centrémonos ya en la capacidad de persistir, en la Tenacidad…
Beneficios:
Aparte de conseguir los beneficios que trae consigo conseguir un propósito, cuando elegimos perseguir dicho propósito, y seguimos en ello, incluso cuando surgen obstáculos, estamos poniendo en marcha una de las fortalezas humanas –la Tenacidad- que todos tenemos más o menos potenciada. Esto, hará que comiencen a generarse emociones positivas en nosotros, con las que podremos ir compensando otras emociones negativas que puedan desanimarnos. Las emociones positivas funcionarán como un motor que nos de la fuerza necesaria para seguir trabajando por una meta que no alcanzaremos inmediatamente, pero que estará dividida en “micro-objetivos” que cumpliremos poco a poco. Además, cuánto más pongamos en marcha esta fortaleza, más potente se hará, y la forma de actuar aprendida pasará a convertirse en un hábito presente en nuestra vida, del que fácilmente podremos hacer uso en cualquier situación.
Pero…si la tenacidad no es mi punto fuerte… ¿cómo puedo potenciarla?
Existen diversos ejercicios para potenciar la capacidad de persistir, la constancia, la atención y la paciencia necesaria para ello. Hoy te proponemos que empieces por aprender a plantearte metas y a planificar cómo llegar a ellas, pero no de cualquier forma. Para empezar te pedimos que reflexiones sobre varias cuestiones, e incluso que las escribas en un papel…
¿Qué metas sueles plantearte?, ¿Cómo planificas la estrategia a seguir?, ¿Cómo crees que planifica un escalador la subida?
- Empieza por definir bien tu objetivo:
Nuestros objetivos deben ser objetivos SMART (objetivos inteligentes):
S: Específicos (Specific), cuanto más concreto mejor
M: Medibles (Measurable), de cara a poder contar con datos objetivos sobre los avances
A: Realizables (Achievable), aunque nos planteemos retos, debemos confiar en poder alcanzarlos
R: Relevantes (Relevant), debemos plantearnos objetivos importantes para nosotros
T: Limitado en tiempo (Time bound), es importante fijarnos un plazo para alcanzarlo.
- Planifica los pasos desde el final hasta el principio (de arriba abajo)
Al igual que los escaladores, se trata de hacer el recorrido desde la meta al punto de partida, dividiendo el camino en pequeños pasos que a su vez deberán cumplir las características SMART que antes hemos detallado. De esta forma habremos desarrollado nuestro proyecto.
Ahora todo está listo, ¡PONTE EN MARCHA!
Pero antes de terminar… ¡Un consejo!
Sé flexible contigo mismo, no cumplir un objetivo a la perfección o en el tiempo previsto, no es un fracaso. Recuerda que estás nuevamente ante una oportunidad de reevaluar qué ha ocurrido, plantear cambios y aprender. Si no conseguimos alcanzar nuestro cometido, siempre habremos aprendido algo útil en el camino. El proceso nos habrá aportado conocimientos que no hubiésemos obtenido en caso de no haberlo intentado y habrá merecido la pena.
Lo importante más es que tus objetivos sean significativos para ti, que tengan un sentido en tu vida. Para ilustrar esta última idea, dejamos un cuento de Jorge Bucay para reflexión de cada uno de los lectores…
Los tres albañiles
Había tres albañiles trabajando en una construcción. Una persona que pasaba se acercó a uno de ellos y le preguntó: “¿Qué está haciendo buen hombre?”, “Estoy colocando ladrillos –contestó- “es un duro trabajo con el que me gano el pan de cada día”. Se acercó al segundo y reiteró la misma pregunta, a lo que el albañil respondió: “Estamos colocando ladrillos, construyendo juntos el lado norte de esta estructura”. Finalmente se aproximó al tercero, quien ante la pregunta, y con orgullo, dijo: “Coloco ladrillos ayudando a levantar la catedral más hermosa para mi pueblo”.
Eva Cedenilla Lozano
Psicóloga Experta en Psicología Clínica y de la Salud
Learn MoreLos Errores de la Atención en la Vida Cotidiana
¿Alguna vez habéis sacado el abono transporte para abrir la puerta del portal de vuestra casa o las llaves para entrar en el metro? Es curioso, pero nos puede pasar. Podríamos decir que es falta de atención, cierto es…, pero ¿por qué nos confundimos con dos objetos que abren?, ¿por qué no sacar las gafas en vez de las llaves? Seguramente se deba a que igual que recordamos mejor la información que almacenamos por medio de categorías, también las registramos por categorías. Tendríamos una serie de carpetas en las que guardaríamos alimentos, transportes, objetos y dentro de éstos habría una subcarpeta en la que habríamos introducido todos los objetos que abren “cosas”, como las llaves y el abono transporte. Con estos dos objetos entramos, accedemos a un lugar.
Sería una manera ordenada de guardar información de una manera eficaz y a la vez económica en cuanto al tiempo que tardamos en almacenarla, ya que si no la guardáramos siguiendo algún método para archivarla, tardaríamos más en almacenar la información.
Podéis hacer la prueba: intentad aprenderos una listas de objetos sin ninguna estrategia de orden, os resultara más complicado aprenderla y os llevará más tiempo que si la registráis buscando previamente una relación entre esos objetos.
Los procesos que se llevan a cabo para memorizar nueva información son:
- Registro/codificación: creamos una primera huella de la información.
- Almacenamiento: la información pasa a memoria a largo plazo guardándose en las áreas asociativas para conservarla.
- Recuperación: por medio del cual evocas el recuerdo, la información almacenada, trayéndola a la conciencia.
Sin apartarnos del tema inicial, “la atención”, en este ejemplo que os planteo habría una desactivación transitoria de la atención y justo en ese momento sacaríamos las llaves o cualquier otro objeto que pertenezca a la categoría de “abrir” de forma automática.
A nivel biológico, como dato de interés, el mantenimiento del estado de alerta depende concretamente de la formación reticular situada en el tronco cerebral y en el tálamo. Según la teoría de Mesulam acerca de la atención, el vector o canal atencional encargado de los procesos de atención selectiva que regulan la dirección de la atención quedaría inactivo de manera transitoria. Nos acordamos de que teníamos que sacar el objeto que sirve para pasar por los torniquetes del metro y en cuanto llegamos a esa conclusión, el vector o canal atencional se desactiva y cogemos por error otro objeto que “abre”, pero no el adecuado para esa situación porque nuestra atención selectiva estaba en descanso.
¿Por qué cogimos algo que abre? Porque atencionalmente llegamos a la carpeta de “objetos que abren” y en ese instante dejamos el automático puesto. Como una forma de guardar la información, para recordarla posteriormente, es hacerlo por categorías, no cogemos cualquier objeto sino uno que abra. En primer lugar estaría la capacidad atencional y en segundo lugar la memoria.
Natalia Torrecilla Merchán
Departamento de Neuropsicología
Reflexiones al final de 2012
“El mundo no es como es; es como lo construimos entre todos“.
Termina el 2012 y como suele ser habitual, muchas personas comienzan a mirar atrás para repasar los acontecimientos, las pérdidas, los logros, el recorrido del año que se despide; ha sido un año muy complicado desde diversas perspectivas, tanto individuales como sociales, en el que muchas personas han tenido que adaptarse a nuevas situaciones complejas, que han transformado nuestra realidad y han provocado que muchas personas hayan tenido mayor sensación de agotamiento emocional.
Habitualmente el final de año suele ser una época emocionalmente compleja para muchas personas, puesto que revisan lo que han avanzado en sus objetivos vitales, porque también recuerdan todo lo que no han podido conseguir, a quienes ya no están presentes en sus vidas, conectándoles con las pérdidas con mayor facilidad. Si a eso le sumamos la sensación de indefensión aprendida generalizada que se percibe en la sociedad, tenemos un final de año especialmente difícil de digerir para muchos.
La palabra crisis ha cobrado un significado nuevo, poderoso, entre las personas que formamos parte de esta sociedad, puesto que el peso emocional que ha llegado a alcanzar la misma supone un lastre para un importante número de personas, que sienten una punzada de dolor, una cuota añadida de ansiedad, cuando alguien la pronuncia. Las reacciones ante la nueva realidad han sido de todo tipo, todas comprensibles desde ese punto de vista. Hay quien ha optado por recluirse en círculos de absoluta confianza, ha apagado la TV, la radio y ha limitado el uso de internet, como solución al aluvión de noticias desagradables relacionadas con la crisis, con cualquier crisis. Otros han optado por intentar mirar a otro lado, por cerrar los ojos ante una realidad que creen que no pueden cambiar.
Y aquí está la palabra clave: CAMBIO. Si algo nos ha sucedido durante 2012 a todos y cada uno es que nos hemos visto forzados a elegir el cambio; y los cambios no resultan fáciles, especialmente cuando no los deseamos. Somos animales de hábitos y nos mostramos resistentes al cambio, nos cuesta asumir que el cambio forma parte permanente de la vida, incluso cuando no somos conscientes de ellos. Puede que algunos cambios no nos gusten, especialmente los que nos parecen impuestos por otras personas, pero no hemos de subestimar la capacidad que tenemos para adaptarnos a esos cambios, para posicionarnos ante los mismos y para provocar, porqué no, otros cambios en nosotros mismos.
Desde la perspectiva de la indefensión aprendida, como apuntaba anteriormente, no estamos capacitados para asimilar los cambios que están sucediendo, para gestionar las emociones intensas que experimentamos ante esa nueva realidad que no termina de gustarnos. Y en esas condiciones echamos la vista atrás para conectarnos con lo que fue y ya parece que nunca será, para recordar tiempos mejores, para recapitular lo mal que ha ido el año para nuestros intereses, para los de todos. Evidentemente, esta perspectiva del tiempo pasado, no hace sino empeorar las cosas. Si algo caracteriza la indefensión aprendida, más allá de los estados emocionales negativos que genera, es la inacción. Si solamente conectamos con lo que ha ido mal en el pasado, con lo que no hemos logrado alcanzar, con lo que no tenemos, con lo que no regresará, haremos un uso de nuestros recuerdos limitado y que nos condenará a experimentar emociones negativas de tristeza, ira, desamparo y, porqué no, indefensión.
Philip G. Zimbardo, psicólogo social y profesor de la Universidad de Stanford, nos recomienda adoptar conscientemente una perspectiva saludable del tiempo, con el objetivo de minimizar el impacto de la sensación de indefensión aprendida, de la inacción, de los recuerdos negativos que nos impiden equilibrar el balance del año 2012. A esa perspectiva saludable, Zimbardo la llama “Past Positive”, y consiste en conectar con los recuerdos positivos que se tienen sobre un periodo… o sobre toda tu vida. ¿Significa esto que hemos de “olvidar” lo negativo? No, ni mucho menos.
¿Qué entendemos por perspectiva saludable del tiempo? Hablamos de buscar un equilibrio en nuestras percepciones para facilitar la conexión con los recuerdos sobre lo positivo que ha tenido el año para nosotros. Desde la Psicología Positiva nos esforzamos por crear rutinas y hábitos que van en esta misma dirección, la de conectar con los hechos positivos que hemos experimentado, vivenciado, de manera que facilitemos también la aparición de emociones positivas respecto a nuestro pasado reciente y remoto.
Una de las tareas más recomendadas por Martin Seligman es precisamente el Diario de Acontecimientos Positivos, que él recomienda llevar al menos durante 6 meses para observar buenos resultados. Consiste en anotar, antes de ir a dormir, 3 acontecimientos positivos del día y sus causas. Llevar un diario de este tipo puede facilitarnos el cambio de perspectiva temporal, al tiempo que equillibra el natural sesgo de algunas personas a percibir mucho más claramente lo negativo en su entorno. Llevar este diario nos confronta con una creencia muy extendida: la felicidad, la alegría y el bienestar han de ser “fáciles”, sin esfuerzo. Sin embargo, si algo hemos podido constatar quienes trabajamos desde la Psicología Positiva es precisamente que hay que esforzarse por crear determinados hábitos (acciones) que generen en nosotros emociones positivas, sentido y satisfacción con la vida, así como relaciones positivas. No podemos pretender conseguir resultados distintos haciendo siempre lo mismo.
A la hora de hacer balance del año, no podemos dejar fuera todas esas experiencias positivas que hemos tenido, todas las relaciones que nos nutren, que nos alimentan emocionalmente; no hemos de dejar fuera las risas compartidas, los abrazos, los cruces amables con desconocidos, los objetivos compartidos, los proyectos soñados, realizados, conseguidos y celebrados; no hemos de dejar fuera del balance los viajes realizados, los sabores experimentados, los placeres descubiertos… Y tampoco hemos de dejar fuera de nuestro balance los recuerdos positivos de quienes ya no estarán más, porque fueron importantes para nosotros y el tiempo que compartimos fue significativo. Mirar a otro lado, conectar solo con el hecho de que ya no nos acompañan más, es sesgar su recuerdo. Este año nos dejó, entre otros, uno de los padres de la Psicología Positiva, Christopher Peterson; quedándonos solamente con el dolor de la pérdida no honraríamos a alguien de quien aprendimos tanto. Chris se esforzó por hacernos comprender que uno de los pilares del bienestar son, precisamente, “los demás“, nuestras relaciones, nuestros vínculos, y que quizá por eso nuestro bienestar pase por ser más generosos, más altruistas, más colaboradores, más amables y agradecidos.
Si algo hemos podido constatar este 2012 que termina es que a pesar de la adversidad, tenemos la capacidad para reinventarnos, para reconstruirnos. Somos resilientes. A pesar de la adversidad, de la indefensión, muchas personas hemos decidido seguir apostando por las personas, implicarnos activamente en la ayuda a otros, hemos decidido apoyarnos en nuestros vínculos, para construir nuevos proyectos, nuevas posibilidades, nuevas soluciones. No es únicamente una cuestión individual, sino más bien social, comunitaria, la que explica la resiliencia. Hemos de trabajar para construir una cultura de resiliencia, facilitando la gestión de emociones negativas y potenciando las emociones positivas, creando entre todos oportunidades de conferir sentido al camino que recorremos en nuestras vidas, y facilitando la potenciación de relaciones positivas, creativas y nutritivas.
Cerramos el año 2012, es el momento de conectar con lo que ha sucedido. Te propongo una tarea, para ayudarte a cerrar el año, y facilitar la conexión con los aprendizajes, los aspectos positivos y de crecimiento que ha tenido. Se trata de que escribas en una hoja lo siguiente:
- ¿Cuál fue el momento de mayor alegría y felicidad del año?
- ¿Cuál ha sido el logro que ha creado mayor satisfacción para ti?
- ¿Quiénes han sido las personas más significativas para ti durante este año? ¿Qué te gustaría agradecerles?
- De cara al próximo año, ¿qué propósitos y desafíos te propones?
Cuando conectamos con los detalles que han acontecido durante el año y que nos han generado momentos positivos, somos capaces de equilibrar el balance de impresiones sobre el año que termina. Es importante saber que, aunque los acontecimientos negativos existan, incluso cuando son valorados como “catastróficos”, también podemos recurrir a nuestros recuerdos positivos, a los acontecimientos que nos han proporcionado emociones positivas, felicidad y bienestar. Solo a través del equilibrio entre la aceptación y gestión de lo negativo y la consciencia y potenciación de lo positivo, lograremos medir el impacto real de nuestras acciones acometidas, el ajuste del plan que hemos de realizar de cara al siguiente año, así como aquello que deseamos repetir y mejorar. ¡Feliz 2013!
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
Learn MoreSeminario de Psicología Positiva en Elche
El pasado viernes 9 de noviembre, Antonio Corredera, Director de Crecimiento Positivo, y Plácida Martín, Psicóloga Experta en Psicología Positiva, impartieron en Elche un Seminario llamado “Psicología Positiva: Crecer en Tiempos de Crisis“.
El evento se celebró en el Centro de Congresos “Ciutat D´Elx”, desde las 16 horas hasta las 18 horas aproximadamente. Dos horas en las que planteamos una serie de dinámicas, herramientas y reflexiones en torno a la importancia de cultivar el bienestar, las fortalezas personales y las relaciones positivas, en estos momentos tan complicados por los que estamos pasando todos.
Al seminario asistieron un total de 56 personas, que participaron activamente en las distintas dinámicas de trabajo grupal, así con numerosas intervenciones acerca de los contenidos que desarrollamos en el seminario. Entre los principales objetivos de este seminario estaba el compartir emociones positivas en un entorno sencillo, poniendo en práctica distintas técnicas y estrategias, que llenaron la sala de risas, alegría y optimismo.
Como suele ser habitual, hicimos mención a las teorías más relevantes y las investigaciones más recientes, pero siempre complementándolas con un enfoque aplicado que podían experimentar a través de distintas dinámicas y juegos.
Para los ponentes, el reto principal era acercar la Psicología Positiva a todo aquel que deseara experimentar en qué consiste, y descubrirles distintas formas de seguir cultivando su bienestar y felicidad, a pesar de que aparentemente la situación de crisis nos impida centrarnos en ellas. Sigue siendo muy importante dedicar nuestros esfuerzos a crear las mejores condiciones de bienestar posibles, así como a disfrutar de las mismas. Para los que compartimos las 2 horas de este evento, no cabe duda de que sirvieron para cultivar nuestro bienestar.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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En recuerdo de Chris Peterson
El pasado 9 de octubre de 2012 falleció a los 62 años Christopher Peterson (18 de Febrero de 1950 – 9 de Octubre de 2012), uno de los investigadores, docentes y divulgadores más influyentes de la Psicología Positiva. Junto a Martin Seligman, fue el creador del concepto Fortalezas Personales del Carácter y autor del manual “Character strengths and virtues: A handbook and classification“.
Fue profesor en la Universidad de Michigan, sus investigaciones en Psicología Positiva giraron en torno a cómo las Fortalezas Personales tienen influencia sobre la felicidad, la realización, el sentido vital y el bienestar físico. Autor de numerosos artículos y libros, fue también director científico del VIA Institute of Character.
En el año 2010 fue premiado con el “Golden Apple Award”, el premio docente más prestigioso de la Universidad de Michigan.
Para los que nos dedicamos a la Psicología Positiva se ha apagado una gran estrella en el firmamento, un hombre inspirador que destilaba sabiduría y sencillez en sus palabras. A él hemos de agradecerle gran parte de la relevancia e impacto que hoy en día tiene la Psicología Positiva en el mundo, no solo por su labor docente e investigadora, sino por la difícil tarea de estar a la altura de sus enseñanzas, de aplicar a su propia vida aquello que divulgaba con tanto talento en el conocido blog: “Psychology Today: The Good Life“.
Desde aquí, humildemente quiero sumarme al pésame y condolencias hacia sus seres queridos, y homenajear su contribución a través de las palabras que muchos de sus colegas le han dedicado en conjunto a través de la International Assotiation of Positive Psychology (IPPA), que podés encontrar en el siguiente enlace, aquí.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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