
Día Internacional de la Felicidad
Hoy 20 de Marzo es el Día Internacional de la Felicidad, un día marcado en el calendario en el que se nos invita a reflexionar y a actuar para considerar la Felicidad y el Bienestar como un elemento central de la vida de los seres humanos, y a construir entre todos una sociedad que facilite “la búsqueda de la felicidad como meta fundamental”.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, ha afirmado que el mundo necesita “un nuevo paradigma económico” que reconozca “la paridad de los tres pilares del desarrollo sostenible”, el social, el económico y el medioambiental porque “juntos definen nuestra felicidad global”.
¿Qué supone para nosotros que existe un Día Internacional de la Felicidad? Se trata de una invitación a crear nuevas estructuras, a tomar conciencia de la necesidad de un cambio de paradigma social, educativo y comunitario, que haga posible la consecución de una Felicidad Sostenible y Duradera para tod@s. Al plantearse en este día la Felicidad como una “meta fundamental”, tal vez sea necesaria una reflexión sobre esta “meta”, las vías para alcanzarla y si es posible lograrlo o no.
Desde Crecimiento Positivo hemos defendido siempre que la Felicidad es un concepto subjetivo y que para hacerla sostenible hemos de empezar a considerarla más un camino que una meta, que un lugar al que llegar. Porque, ¿y si conseguimos llegar a ese objetivo, a esa meta, que creíamos que nos otorgaría la felicidad y no nos sentimos más felices? ¿Hemos de considerar que hemos fallado en la elección de nuestro objetivo? ¿Consideramos que la felicidad no se puede conseguir? Posiblemente ambas consideraciones nos lleven a error si no tenemos en cuenta un paradigma diferente, uno que considere la felicidad como el camino por el que elijo transitar mi vida.
Supone aceptar que ser feliz no es estar todo el tiempo contento, mostrando alegría y riendo ante cualquier situación, incluso ante una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido. La Felicidad como camino implica la aceptación de hacerme responsable de mí mismo, de crear las herramientas necesarias que me permitan crecer y desarrollarme, afrontar la adversidad y potenciar el disfrute de mis relaciones interpersonales. El proyecto Felicidad Sostenible, que estamos desarrollando, se dirige precisamente a estos objetivos en diferentes ámbitos, en la Comunidad, en la Empresa y especialmente en la Educación.
Hoy, 20 de marzo, el Día Internacional de la Felicidad, puede servirnos no únicamente para plantearnos si somos o no felices, cuánto creemos que nos queda para serlo, o si es posible llegar a experimentar felicidad durante más de un rato… Este día ha de servirnos para cambiar el paradigma y para hacernos preguntas que generen proactividad: ¿qué puedo hacer para disfrutar más del camino que he elegido en la vida?, ¿cómo puedo ayudar a generar más felicidad a mi alrededor, entre las personas con quienes me relaciono?, ¿qué puedo hacer para incrementar el Índice de Felicidad Global? Porque este día precisamente está creado para pensar, construir, conmemorar y facilitar la creación de proyectos que ayuden a generar felicidad en las personas.
El año pasado, desde este mismo lugar afirmábamos, como hoy, que como sociedad hemos de comprometernos en construir los mecanismos y facilitar las herramientas para que cada cual transite su particular camino hacia la felicidad. Si uno de los pilares fundamentales de nuestro Bienestar y nuestra Felicidad son las Relaciones Positivas, aquellas que nos permiten crecer, que son nutritivas, que nos hacen mejores, ¿qué tal si utilizamos este día para promover acciones, para generar actitudes proactivas hacia la felicidad de los demás? ¿Qué puedo hacer hoy para hacer más felices a mis familiares, a mi pareja, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo, a mis vecinos… que sea sostenible en el tiempo? La Felicidad no es esfuerzo de un solo día, es un trabajo continuado en una dirección que tiene en cuenta la relación intrínseca entre mi felicidad y la de quienes me rodean.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More¡Sonríe, por favor!
¿Cuántas veces al día sonríes? ¿Con qué frecuencia ríes a carcajadas? Es posible que la mayoría de las personas respondiera a ambas preguntas con una respuesta similar a esta: “depende de la situación“. Es cierto que hay situaciones en la vida que cada persona puede encontrar motivos para reír, motivos para llorar, o mostrar indiferencia… ¿Sólo es posible sonreir o reír si somos felices? ¿Cómo influye la risa en nuestro bienestar y felicidad? Las personas que son más felices, ¿lo son porque ríen más, o ríen más porque son más felices? ¿Saludar a los otros con una sonrisa ofrece algún beneficio?
La primera estrategia general que vamos a explorar, dentro de los 12 pasos propuestos en el artículo de finales de 2013, es precisamente una de las que más fácilmente se nos olvida poner en práctica a diario: REÍR. Uno de los comportamientos y actitudes que nos ponen en contacto con la felicidad es la práctica del sentido del humor, el ejercicio de la sonrisa y el disfrute de reír.
¿Alguna vez te has fijado si te ríes mucho o poco? Algunos estudios indican que los adultos nos reímos una media de 25 veces al día, mientras que los niños pequeños lo hacen una media de 300 veces. Existe una creencia muy extendida que dice que los niños son mucho más felices que los adultos; y gracias a esta creencia hay toda una “filosofía popular” que intenta justificar porqué es así: “la risa te hace parecer estúpido”, “la felicidad es para los ignorantes”, “a medida que crece la inteligencia, decrece el nivel de felicidad”… Todas estas afirmaciones pertenecen a cierto sector de la cultura popular…
Sin embargo, las investigaciones sobre el humor, los beneficios de la risa o la función social de la sonrisa indican todo lo contrario.
Reír nos conecta con múltiples sentimientos y emociones positivas, como la alegría, la satisfacción, el entusiasmo y la confianza. El mecanismo cerebral que explica este proceso es bidireccional: no solo estamos alegres porque se active cierto mecanismo cerebral (corteza prefrontal izquierda) ante una situación, sino que, al estar tristes, si nos reímos, se activan esos mismos mecanismos cerebrales que generan bienestar (reduciendo y/o eliminando la tristeza). Este descubrimiento nos permite desechar esa creencia popular que dice que solo “depende” de la situación el que nos riamos o sintamos emociones positivas; además, gracias a este mecanismo podemos cambiar nuestro estado de ánimo voluntariamente. Practicar la risa puede ser el método más eficaz para afrontar un día gris, para cambiar nuestro estado de ánimo y el de los demás.
El LaughLab (Laboratorio de la Risa) de Richard Wiseman, profesor de psicología en la Universidad de Hertfordshire, lleva algunos años investigando el sentido del humor y la risa desde diferentes perspectivas, encontrando resultados interesantes acerca de cómo nuestro cerebro reacciona ante los chistes. Del mismo modo, Natalia López Moratalla, de la Universidad de Navarra, UNAV, encuentra que la risa “se expresa de igual forma en todas las culturas, en todas las edades. La risa significa alegría y felicidad universalmente y en todas las épocas“. Si queréis saber cómo el humor cambia el cerebro, recomendamos una lectura pinchando aquí.
Las investigaciones de estos autores confirman que hay una relación entre la risa, el afrontamiento con éxito al estrés y una mejora en el funcionamiento del Sistema Inmunológico. Se ha descubierto también que la risa tiene beneficios en la salud, por ejemplo: fortalece las paredes sanguíneas (al reír los vasos se dilatan, lo que irriga mejor el organismo y provoca una circulación más estable), produce Inmunoglobulina A en la saliva (lo que ayuda a evitar infecciones en vías respiratorias), reduce el riesgo de infarto y apoplejía de forma significativa y además tiene relación con una mayor longevidad.
¿Alguna vez os habéis preguntado porqué sonreímos? ¿Para qué sirve la sonrisa? Este gesto que repetimos innumerables veces a lo largo del día, tiene múltiples funciones y posee un valor positivo intrínseco. Es uno de los gestos sociales más nutritivos que existen, pueden ser generadores de confianza y llegan a funcionar como nuestra mejor tarjeta de presentación ante los demás. Pensad por un momento en cómo te sientes cuando un bebé te sonríe, o el efecto que te causa la sonrisa de un camarero al entrar en un restaurante… Seguro que también recuerdas muchas experiencias en las que tu sonrisa ha sido tu mejor aliada al presentarte a un grupo nuevo o cuando has hecho una presentación ante tus clientes.
Pero sonreír no solo tiene beneficios para los que reciben ese gesto. El hecho de sonreír tiene efectos positivos en ti mismo también: aumenta tu confianza y seguridad, activa el circuito de conexión bidireccional que hemos mencionado anteriormente, facilitando la experimentación de emociones positivas.
¿De qué manera podemos utilizar el sentido del humor y la risa para ponernos en contacto con la felicidad? La Psicología Positiva considera el Sentido del Humor una de las 24 Fortalezas Humanas. Basándonos en los estudios y propuestas de Tayyab Rashid y Afroze Anjum, de la Universidad de Pennsylvania (lee el artículo completo aquí), desde Crecimiento Positivo queremos proponerte algunas pautas para incrementar tu sentido del humor y reírte más a menudo:
- Haz sonreír a una persona todos los días a través de bromas, gestos o actividades lúdicas.
- Disfruta de una película cómica 2 veces por semana.
- Encuentra el lado divertido de lo que te ocurre: imagina que eres un cómico contando anécdotas.
- Y de nuevo el cine: cuando veas una película cuyo género no sea la comedia, intenta explicarla desde una perspectiva humorística (recomendamos el ejemplo de la película de Woody Allen “Melinda & Melinda“).
- Comparte tiempo con un amigo que tenga mucho sentido del humor.
- Si tienes hijos o niños pequeños a tu alrededor, comparte cada risa que expresan (recuerda que ríen una media de 300 veces al día).
- Comparte tus anécdotas más divertidas en las reuniones de amigos o de familia.
- Disfrázate en las fiestas, baila siempre que la ocasión te lo pida, canta en voz alta, ¡suéltate!
- ¿Tienes mascota? Juega con ella todos los días.
Uso del sentido del humor para el afrontamiento de situaciones del día a día, buscar el lado gracioso de lo que te ocurre, mirar el mundo como una película de humor y no como un drama, reír espontáneamente e invertir tiempo en actividades lúdicas, puede incrementar tu vínculo con el sentido del humor, una de las vías que recomendamos para ser más felices y potenciar el bienestar. Recuerda que, además, la risa es absolutamente contagiosa, como podéis comprobar en el vídeo que recomendamos aqui. ¡Contagiemos toda la risa posible!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More12 Pasos hacia la Felicidad
En muchas ocasiones, las personas con las que trabajamos en nuestra consulta, las que acuden a nuestras formaciones y también las que conocemos en seminarios y conferencias nos preguntan con curiosidad qué pueden hacer para ser más felices. El posicionamiento que tenemos en Crecimiento Positivo es el de que cada persona tiene unas circunstancias particulares que requieren de estrategias y fórmulas un poco distintas. Dicho de otro modo, no consideramos oportuno ofrecer “recetas” universales de felicidad para todos.
La experiencia acumulada de nuestro trabajo como especialistas en Psicología Positiva, en Psicología de la Salud y en Neuropsicología, nos ha llevado a acumular una serie de conocimientos que hemos comprobado que, aplicados de forma sistemática, incrementan el bienestar y la felicidad de las personas. Cuánto incrementa y durante cuánto tiempo depende en parte de esas particulares circunstancias que cada ser humano tiene, además de sus actitudes y estilos de afrontamiento.
Durante el próximo año 2014, vamos a publicar cada mes una entrada en el blog de Crecimiento Positivo en la que hablaremos de una forma diferente de cómo potenciar nuestra felicidad y nuestro bienestar. Cada mes, una estrategia general distinta, acompañada de formas concretas de estimular dicha estrategia general. No son solo estas 12 propuestas las únicas claves para ser más felices, sino que son las 12 primeras propuestas que deseamos hacer basándonos en nuestra experiencia profesional.
Estas son las claves en las que profundizaremos en 2014:
- Sonríe y haz uso de tu sentido del humor.
- Cuida tus relaciones personales.
- Aprende algo nuevo.
- Practica la generosidad y el altruismo.
- Construye hábitos saludables de alimentación y sueño.
- Haz ejercicio con regularidad.
- Practica la gratitud y el perdón.
- Organiza tu agenda de forma saludable.
- Viaja, conoce, disfruta.
- Practica Atención Plena, Meditación y Relajación.
- Busca el equilibrio en tu relación con el tiempo (recordar el pasado- estar en el presente- planificar el futuro).
- Haz lo que amas y ama lo que haces.
Durante el próximo año 2014 iremos profundizando mes a mes en cada una de estas claves que consideramos que pueden ayudar a que seamos más felices. No son pasos necesariamente obligatorios ni correlativos, hemos elegido este orden de forma aleatoria, por tanto no hay que empezar por uno de forma concreta, ni tampoco considerar que si una de estas estrategias no me apetece explorarla entonces no puedo ser feliz. Solo estamos señalando lo que la investigación y nuestra experiencia profesional en terapia (y en formación) apunta hacia un incremento de la felicidad y el bienestar de las personas.
Para terminar queremos desearos, queridos lectores, un maravilloso año 2014, lleno de Felicidad, Prosperidad, Sentido y especialmente de Relaciones Positivas.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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Quejarme: ¿sirve de algo?
Tras una jornada de trabajo agotadora y en la que hemos tenido que afrontar diversos momentos de tensión, fracaso en los objetivos inmediatos y retrasos en el transporte público, llegamos a casa con la necesidad de expresar emociones y sentimientos. ¿Cómo nos expresamos? ¿Qué palabras elegimos y con qué intensidad las manifestamos? ¿Durante cuánto tiempo nos “quejamos” de lo sucedido?
La RAE define la Queja como “expresión de dolor, pena y sentimiento” y también como “resentimiento, desazón”. En principio, la queja cumple una función importante en la elaboración de emociones, al “soltar” eso que nos genera desazón. Sin embargo, del mismo modo que inicialmente quejarnos puede ayudar a sentirnos mejor, continuar repitiendo las quejas una y otra vez, puede tener consecuencias muy negativas tanto para nosotros como para nuestras relaciones más significativas.
La mayoría de las personas que se quejan de lo que les genera desazón lo hacen, como decíamos, porque sienten alivio al hacerlo; sin embargo, la continua repetición de las quejas no solo no genera alivio, sino que puede suponer una carga para el que recibe y escucha esas quejas.
Además, la continua queja provoca que no haya una “desconexión” real de la situación que ha generado la desazón y el dolor. La queja no nos orienta hacia la solución de los problemas, sino que gira en forma de círculo en torno al problema, al dolor y a la desazón. Algunas personas repiten la queja no solo porque creen que les alivia (y así sucede al principio) sino que también creen que les acercará a una solución en algún momento. En ese sentido el mecanismo es similar al de la preocupación, en el que inicialmente las personas que se preocupan sienten que están empezando a resolver un problema puesto que perciben que están buscando soluciones, pero a medio plazo la estrategia de la preocupación no es funcional ya que no ejecuta acciones que supongan una solución real, al tiempo que pensar todo el tiempo en esa preocupación incrementa y mantiene la ansiedad. Del mismo modo, repetir la queja hace que revivamos la experiencia una y otra vez, pasando de resultar aliviante al principio, a ser ansiógeno más adelante, incrementando nuestro malestar.
Desde un punto de vista funcional la queja no es una estrategia adecuada para afrontar y resolver un problema concreto. Puede resultar mucho más útil posicionarse desde la protesta hacia las acciones específicas que pueden suponer una solución real.
La RAE define la Protesta como la “acción y efecto de protestar” y también como “promesa con aseveración o atestación de ejecutar algo”. En este sentido, la protesta incluye la expresión de emociones y la promesa de ejecución de acciones específicas en busca de una solución. Desde este punto de vista, la protesta por una situación que consideramos injusta o que nos genera desazón y dolor, supone la puesta en marcha de los siguientes pasos:
- Expresar las emociones y sentimientos: al contar lo sucedido expresamos nuestras emociones y las “soltamos”, podemos elaborarlas y dejarlas marchar. Además, podemos lograr el consuelo y el apoyo de la persona a quien elegimos contarlo.
- Elaborar un plan de acciones en busca de una solución: al orientarnos hacia la solución dejamos de lado el problema y las emociones que nos generó, nos enfocamos en las posibles acciones que pueden ayudarnos a resolver la situación.
- Poner en marcha el plan: las acciones son las que acaban generando cambios y construyendo nuevos escenarios. Ejecutarlas nos acercará a la superación de la situación y al conseguirlo experimentaremos emociones positivas, sensación de dominio y empoderamiento.
La queja como mecanismo de afrontamiento es ineficaz en la medida que puede tener consecuencias adversas, nos impide elaborar las emociones, intensifica nuestro malestar, nos aleja de las soluciones y frecuentemente supone una sobrecarga en las relaciones en las que volcamos dichas quejas. La protesta, en cambio, puede ser un mecanismo de afrontamiento mucho más funcional, nos permite expresar emociones sin una excesiva repetición, encontrando más eficazmente el apoyo de nuestras personas de referencia y nos orienta hacia la búsqueda de soluciones a través de acciones específicas.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MoreCrisis, Desesperanza y Relaciones Positivas
La crisis en la que estamos inmersos en nuestra sociedad nos afecta de múltiples maneras, generando comportamientos paradójicos que desafían no solo la lógica sino también lo que la ciencia indica que puede aliviarnos e incluso facilitarnos el afrontamiento de la adversidad. Todo el mundo habla a diario de la crisis, de la de todos y de forma particular de la de cada uno; hablamos de los efectos que produce en nuestra calidad de vida, hablamos de las pérdidas que tenemos que asumir, hablamos… Y hablamos de estas cosas con quienes nos rodean, nuestras relaciones íntimas, familiares, de amistad e incluso con desconocidos. Esto responde a nuestra necesidad de compartir y aliviar nuestros miedos y hacer de la carga emocional algo menos pesado.
Sin embargo, como consecuencia del paso del tiempo, de la prolongación indeseada de la crisis, esta estrategia de afrontamiento no solo no está siendo eficaz sino que está incrementando los niveles de desesperanza de muchos de nosotros, no únicamente por nuestra propia situación, sino también por la impotencia a la hora de ayudar, como mínimo, a quienes forman parte de nuestras relaciones de intimidad. Esta situación, está provocando una de las paradojas cuyas consecuencias están provocando más problemas aún. Cada vez está más generalizada la tendencia a cerrarse, a buscar el “alivio” de la soledad, a evitar un contacto social que creemos que provoca en nosotros más sufrimiento e impotencia.
¿Sabéis qué es la Indefensión Aprendida? Se trata de un principio que descubrió Martin Seligman hace más de 40 años, mientras investigaba con perros. Descubrió que algunos de ellos, cuando se les daba un electroshock, intentaban predecir cuándo sería el siguiente, saltando, ladrando o moviéndose en la jaula; si los electroshoks eran aleatorios, pasado un tiempo se tumbaban y se rendían, no intentaban escapar de esas descargas. Es como si hubieran llegado a la conclusión de que hicieran lo que hicieran, no podían hacer nada para cambiar su “destino”. En este enlace podéis encontrar un ejemplo de cómo generar indefensión aprendida de forma incidental. ¿Reconocéis esta situación, la habéis experimentado o conocéis a alguien que esté pasando por algo similar?
Puede que estemos en un momento de la historia reciente en el que hay más indefensión aprendida que nunca, un momento en el que parece que tratan de inocularnos un virus de bloqueo, inmovilidad y conformismo… además de aislamiento. Este aislamiento, ya sea por evitar el dolor del sufrimiento de quien nos importa, por evitar la impotencia de no saber o no poder ayudarle, o por ser víctima del resultado de cualquiera de estas evitaciones, está exponiéndonos a mayor indefensión, desesperanza y aislamiento. Uno de los pilares de nuestro Bienestar son las Relaciones Positivas, así que resulta paradójico que abandonemos voluntariamente una de las fuentes principales de nuestra felicidad y bienestar.
Nuestras relaciones son una fuente de bienestar no únicamente porque estén vinculadas a la posibilidad de explorar y compartir nuestras emociones positivas, sino también porque son un lugar donde podemos recibir apoyo, comprensión y una escucha que faciliten el afrontamiento de la adversidad. La manera en que programamos nuestras prioridades hoy en día provoca en ocasiones que enfoquemos antes las resposabilidades (profesionales, académicas, familiares) que el cuidado de nuestras relaciones interpersonales positivas.
No se trata de invertir esos valores necesariamente si no lo deseamos, sino de buscar un equilibrio en el que concedamos el espacio necesario a las relaciones interpersonales.
Para ello hemos de comprender el compromiso que toda relación interpersonal positiva supone: un equilibrio entre dar y recibir, entre pedir y ofrecer, entre compartir el dolor y la alegría. Este compromiso nos confronta a veces con una cuota de sufrimiento que no nos gusta observar ni sentir, pero al mismo tiempo nos ofrece la oportunidad de obtener el consuelo que necesitamos en otras ocasiones. Si el abrazo de un amigo, de una hermana, de nuestra pareja, resulta reconfortante y alivia en parte nuestra tristeza, nuestro miedo, nuestra desesperanza, ¿no resulta que estamos decidiendo, sin querer, empeorar la situación? ¿No os parece que “esperar a quedar con mis amigos cuando me sienta mejor” supone un incremento de la soledad y desesperanza?
Combatir las creencias disfuncionales que me llevan a elegir la soledad y el aislamiento supone una de las primeras acciones a poner en marcha; creencias tales como “para qué voy a quedar si no tengo nada bueno que aportar“, “será mejor que no llame a mi amiga, seguro que está bien y no quiero molestarla“, etc., son el inicio del camino del aislamiento y hemos de estar atentos a ellas para evitar en lo posible su efecto pernicioso, sustituyéndolas por creencias más realistas basadas en la necesidad de los seres humanos de conectar y encontrarse. De este modo, el para qué aparece lleno de sentido: para conectar, para compartir, para sentirme bien, para aliviar mi dolor, para dar una sorpresa positiva, para sumar…
En la actual situación social que tenemos ante nosotros, son necesarias algunas premisas, pautas y recomendaciones a seguir, que nos pueden facilitar no solo el afrontamiento de la adversidad sino sobretodo la posibilidad de sentir, compartir y potenciar emociones positivas:
- Sé proactivo en la búsqueda de las relaciones interpersonales positivas: llama por teléfono, haz propuestas para ver a quien te apetece, escribe correos electrónicos.
- Las relaciones se basan en un equilibrio entre dar y recibir cuya premisa inicial es: “si quieres recibir, primero da“.
- Nadie puede adivinar los deseos ni los pensamientos; si quieres y necesitas algo, pídelo.
- Ocúpate de cuidar las relaciones interpersonales que deseas conservar, y deja de preocuparte tanto por quien no está.
- Expresa tu vivencia, comparte tu dolor y permite al otro que haga lo mismo.
- Escucha activamente, presta atención, abraza, mantén el contacto físico, expresa sentimientos y emociones positivas.
No siempre podemos cambiar las situaciones que nos toca vivir a la velocidad que nos gustaría que sucedieran las cosas; sin embargo, aislarse o aceptar el aislamiento solo consigue empeorar la vivencia de la adversidad. Buscar en nuestras relaciones interpersonales positivas no solo el alivio de compartir nuestro malestar, sino también un espacio donde construir situaciones que faciliten el cultivo de emociones positivas compartidas, será el modo más eficaz de afrontar con éxito la adversidad y salir fortalecidos de “nuestra” crisis.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More¿Cómo vuelve tu cerebro a la rutina después de las vacaciones?
Desde la neuropsicología abordamos todas las capacidades cerebrales superiores: orientación, atención, memoria, planificación, lenguaje, percepción, etc. De todas éstas, después del verano, tenemos que volver a poner a punto la orientación, la atención y la planificación sobretodo.
La atención es la capacidad que lidera el resto de capacidades. Volver a la ocupaciones diarias y laborales puede resultar tedioso y más si dejamos la puesta a punto para el último momento, ya que no podemos dejar de preocuparnos de preparar ciertos temas para comenzar a trabajar al día siguiente. Cuanto antes lo hagamos, dejaremos de pensar en ello y nos relajaremos.
Desde esta sección os invito a utilizar una serie de ayudas externas que os facilitarán este período post-vacacional:
Imprimir un A3 mensual y colocarlo en un lugar de vuestra casa y/o puesto de trabajo donde anotéis todas la citas importantes del mes para que os planifiquéis todas vuestras actividades con tiempo y el A3 os sirva de organizador (agenda mensual “visual”, ya que puedes ver todas las tareas del mes de manera global).
Podéis utilizar distintos colores: ROJO para los asuntos “urgentes”, VERDE para los “importantes” y MARRÓN para el resto. Podéis añadir un cuarto color para las tareas que podéis mover a otro día si fuera necesario.
Es importante dejar huecos para imprevistos que puedan surgir, además de reservar otros intervalos de tiempo para el ocio y el relax. Aunque creemos poder con todo, si no guardamos tiempo para esto último, podéis desgastaros rápidamente. Lo más efectivo es mantener un ritmo de trabajo/actividad constante, el más adecuado para cada uno de nosotros.
Otra ayuda que podemos implementar es el uso de alarmas y notas (por ejemplo, utilizando post-it) para anotar ideas repentinas que después pasaremos a nuestro A3. En el momento podemos utilizar ete otro método y posteriormente repasar las alarmas y post-it; más tarde es recomendable transcribirlos a nuestro organizador mensual porque podemos correr el riesgo de tener una cantidad ingente de alarmas que ya no serán beneficiosas sino todo lo contrario. En cuanto a los post-it, pueden perderse o acumular montones sin ordenar, lo que no es un buen método de planificación. Hay que organizarlas en nuestro A3 y desecharlos, así economizaremos tiempo porque lo tendremos todo en uno y no saturaremos nuestra atención y memoria teniendo que mirar en varios sitios.
Nuestro apoyo el A3 y realizar uno para cada mes.
En cuanto a la memoria, ya la compensamos con el A3, pero si queremos pasarla también por la “ITV” podemos utilizar distintas estrategias para ponerla a punto:
- Categorización: agrupar la información común para memorizarla mejor. Ejemplo en una lista de cosas pendientes para comprar: MATERIAL DE OFICINA: bolígrafo, folios, grapadora, celo; VERDURAS: berenjenas, calabacines y judías; BEBIDAS: leche, café, zumo, refrescos.
- Asociación: relacionar lo que tenemos que aprender con otra información que guarde relación. Por ejemplo: aprender un número de teléfono como 651819715.
65: edad de jubilación; 18: mayoría de edad; 1971: año de nacimiento; 5: dedos que tengo en una mano.
- Visualización: imaginar aquello que tenemos que memorizar. Por ejemplo para aprendernos la lista de la compra, imaginarnos un calabacín con su forma y su color.
- Uso de Acrónimos: formar palabras con las primeras iniciales de aquello que tenemos que aprender formando una palabra: Por ejemplo con la lista de la compra: Tomates, Anchoas, Rosquellas, Truchas y Almendras. La palabra que podríamos formar sería TARTA y por medio de ella recordaríamos cada alimento que tenemos que comprar. Puede suceder que no podáis formar una palabra con significado, ¿verdad?, pues para eso utilizaremos las siguientes estrategias:
- Acrósticos: consiste en formar una palabra con partes de otras palabras que tenemos que recordar. Por ejemplo, Zapatos y Tabaco. Podemos formar la palabra TAZA.
- Formar palabras o frases: para recordar contraseñas de correos, cuenta del banco o fechas podéis sustituir cada número por una palabra que tenga el mismo número de letras y formar así una frase. Al recordar la frase obtendremos los números que forman la contraseña. Por ejemplo: para recordar una clave de correo como 527228, podemos asignar una palabra a cada número, así: 5 (TENGO), 2 (UN), 7 (PAÑUELO), 2 (EN), 2 (EL), 8 (BOLSILLO).
Recordaréis mejor las claves con esta estrategia, será más fácil recordar las contraseñas ingentes de las diversas cuentas de correo que podáis tener, las claves bancarias, la firma digital, la contraseña del portal de casa, etc., y salvaguardaréis la información de esta manera.
Natalia Torrecilla Merchán.
Departamento de Neuropsicología.
Learn MoreVuelta al cole
Se acerca la vuelta al “cole” y con ella vuelta al ritmo diario de los meses fríos del año. Es momento de instaurar los hábitos adatados al curso escolar. Poner en orden el día a día de los más pequeños requerirá menos esfuerzo si se trata de retomar rutinas ya adquiridas años anteriores. En todo caso, el comienzo de las clases es un buen momento para incorporar reglas y organizar el modo de vida en el hogar.
Es normal que los niños se muestren más nerviosos y alterados después de las vacaciones. Sus ritmos biológicos están modificados y tenemos que ayudarles a ir adaptándolos para el curso escolar en el que necesitarán cumplir unos horarios más establecidos. Sin embargo, es importante recordar que las rutinas diarias les darán tranquilidad y bienestar, por lo que el cambio no debe enfocarse como una obligación difícil de cumplir, sino que debemos hacer partícipe al niño del proceso, explicándole y adelantándole lo que va a suceder.
Para la vuelta al cole, los niños necesitarán un período de adaptación. Si no son rutinas nuevas, sino que ya estaban establecidas, será más fácil, aunque dependiendo del niño, necesitará más o menos días e incluso un par de semanas para alcanzar el objetivo, por lo que conviene empezar a planificarlo con tiempo.
El sueño y la alimentación son las dos áreas más afectadas, incluso a nivel fisiológico tras las vacaciones, por lo que serán nuestra prioridad a la hora de restablecer la normalidad.
Es importante tener en cuenta que no sólo hay que modificar el horario sino que también será necesario implantar el ritual tanto de irse a la cama como de comer. Esto se puede convertir en algo divertido si se lo planteamos al niño como un juego en el que podrá conseguir puntos canjeables a medida que vaya cumpliendo objetivos (técnica psicoterapéutica de Economía de Fichas). Si no, simplemente le iremos adelantando al niño los cambios que van a darse, explicándole el por qué e involucrándole como protagonista del proceso.
Empezaremos por modificar los horarios de acostarse antes. Para ello podemos organizar una tarde de intensa actividad física, de forma que al lelgar la noche el niño esté cansado y pueda conciliar el sueño antes de lo que está acostumbrado. Esto hará que en unos días lleguemos a adelantar la hora de levantarse hasta el horario necesario para ir al colegio. La hora del desayuno, comida, merienda y cena, se irán adaptando fácilmente a medida que el sueño se vaya regulando.
Recordar que no solamente es importante modificar los horarios, sino también el procedimiento. Quizás en verano nos hemos “relajado” más en cuanto al tiempo empleado, el lugar de las comidas, e incluso si el niño debía colaborar en alguna de las tareas. Es importante restablecer todo esto, para que además de faiclitar el día a día, el pequeño pueda ir adquiriendo mayor autonomía y autoestima. Aunque en un principio pueda resultar costoso organizar éstas y otras tareas cotidianas, el esfuerzo tendrá su recompensa.
Las rutinas son algo que los niños necesitan para sentirse seguros, tranquilos y felices, lo cual les facilitará su proceso de desarrollo evolutivo físico, intelectual y emocional.
Pueden surgir inquietudes o miedos de cara a comenzar un nuevo curso. Debemos prestar atención y acompañar al niño en la gestión de sus emociones, ayudándole a buscar caminos para resolver la situación sin caer en la sobreprotección. De cómo se solventen estos momentos, dependerán los estilos de afrontamiento que el niño va a utilizar de forma habitual a lo largo de su vida, por lo que conviene ayudarle a adquirir modos de pensar optimistas y positivos respecto a las situaciones difíciles que vaya encontrando, transmitiéndole seguridad y confianza en sus capacidades, y brindándole nuestro apoyo.
Para resumir, estas pueden ser algunas claves a tener en cuenta en el proceso:
- Hacer partícipe al niño del proceso, explicándole y adelantándole lo que va a suceder.
- Planificar y fijar los objetivos con claridad.
- Ser flexibles respetando el período de adaptación de cada niño.
- Comenzar modificando la hora de acostarse, seguido de la hora de levantarse y por último el de las comidas.
- Restablecer los rituales diarios de forma organizada y coherente.
- Prestar atención a las posibles dificultades de adaptación y acompañar al pequeño en su superación.
Eva Cedenilla Lozano
Psicóloga Experta en Psicología Clínica y de la Salud
Learn MoreSummer Time :-)
Llega el verano y comienza la temporada del año en la que muchas personas adquieren un ritmo de vida mucho más relajado, se toman unas semanas de vacaciones, descansan, viajan, desconectan, cambian sus rutinas, con el objetivo de recuperarse emocionalmente de los meses previos en los que sus prioridades pasaban por entornos y decisiones muy diferentes. Sin embargo, algunas personas, a pesar de buscar activamente esta recuperación, no consiguen desconectar y siguen profundizando en el desgaste emocional, aunque ya no estén en los entornos que habitualmente provocan este efecto.
Las personas pasamos gran parte de nuestro tiempo pensando en el pasado y planificando nuestro futuro, y con frecuencia mostramos cierta incapacidad para estar en el presente, para conectar con el aquí y ahora. Afrontar esta dificultad y cultivar nuestra capacidad de conectar con el presente, puede ayudarnos a comenzar ese necesario proceso de recuperación emocional que deseamos.
La Psicología Positiva, a través de la propuesta de cultivar las Fortalezas Personales, fundamenta parte de sus objetivos de desarrollo del bienestar personal poniendo en marcha en el presente acciones y actividades que nos facilitan entrar en contacto con estas fortalezas. Cuando utilizamos nuestras fortalezas, a menudo nos involucramos en acciones que son buenas para nosotros, sentimos un incremento de vitalidad, autoestima y autoeficacia, lo que multiplica directamente nuestro bienestar y nuestra felicidad percibidas.
Una de las actividades y acciones que podemos poner en marcha tiene que ver con la práctica del Mindfulness o Atención Plena, que consiste en prestar atención de forma consciente y sin juzgar a los elementos que están presentes aquí y ahora. ¿Qué significa “sin juzgar”? Significa no pensar ni evaluar demasiado si lo que está pasando se parece a algo que conozco, si dura mucho o poco esa sensación, si puedo o no puedo repetirla, etc., porque cuando entro a evaluar la situación, dejo de prestar atención plena a lo que está pasando y empiezo a prestar atención a mis pensamientos. De ahí a volver a pensar en las preocupaciones, solo hay un paso. Al principio, este ejercicio puede resultar difícil, pero es una cuestión de entrenamiento y práctica.
Vamos a utilizar un ejemplo de cómo podemos poner en marcha la técnica de la Atención Plena para ponernos en contacto con la Fortaleza Personal de la Apreciación de la Belleza y la Excelencia. Esta fortaleza nos permite sacarle todo el jugo a las experiencias cotidianas y por tanto vivirlas más satisfactoriamente:
Imagina que estás en la playa, tumbad@ sobre la arena. A tu alrededor hay bastantes personas, algunas toman el sol, otras juegan, hablan en alto, ríen… Tu atención puede dirigirse hacia elementos concretos, visuales, auditivos, gustativos, olfativos o táctiles, así que digamos que tu atención se dirige primero hacia la risa de unos niños que juegan a hacer castillos, esa pareja de ancianos paseando que observas a tu derecha, al mismo tiempo que detectas el aroma de un espeto de sardinas en un “chiringuito” cercano… Todos y cada uno de estos elementos son susceptibles de apreciación de belleza, y también puedes focalizarte en ellos, pero es mejor comenzar con uno solamente. Imagina que lo que quieres, en medio de todas estas demandas para tu atención, es escuchar el sonido de las olas. Tu objetivo por tanto, es prestar atención consciente y sin juzgar al sonido del mar.
Para ello, un buen comienzo es tumbarte boca arriba, con los ojos abiertos y empezar a prestar atención solamente a tu respiración, que ha de ser paulatinamente más suave y acompasada. Todos los estímulos de tu alrededor van a seguir llegando a ti, pero no les prestes atención, solo a tu respiración, a cómo el aire entra en tu cuerpo y después sale. A cómo el aire entra por la nariz y cómo sale suavemente por la boca. Ahora empieza a prestar atención a otros sonidos que tengan un ritmo acompasado, similar a tu respiración, y focaliza tu atención solamente en ellos, mientras sigues respirando suave y acompasadamente. Ya has localizado el sonido de las olas del mar, y ahora focaliza tu atención en este sonido, nuevamente sin juzgar, siendo totalmente consciente de él, dejando que los otros estímulos entren y salgan de tu foco atencional, y solo prestando atención a este sonido concreto…
Las fórmulas en esta misma situación son múltiples. Imaginad ahora que hacéis lo mismo pero focalizando la atención al calor que el sol genera en vuestra piel, o al tacto de la arena sobre los dedos de la mano… O imaginad otros escenarios, prestando atención de forma consciente a una conversación con vuestra pareja, o a cómo vuestros hijos juegan, o ese atardecer que cae a tu izquierda cuando vuelves paseando hacia casa cada tarde… La atención es como un músculo, y cuanto más la entrenas, más fácilmente la puedes dirigir hacia lo que tú deseas.
Nuestra capacidad para conectar con el aquí y el ahora, a través de ejercicios como el descrito anteriormente, cultivando la fortaleza de la Apreciación de la Belleza y la Excelencia, puede ser el inicio de ese necesario proceso de recuperación emocional que muchas personas desean durante sus vacaciones. Sin embargo, los beneficios de cultivar esta fortaleza y/o de practicar atención plena van mucho más allá, puesto que nos pueden conectar en diversos momentos de nuestro día a día con elementos de placer, disfrute, bienestar y felicidad, independientemente de las preocupaciones, de nuestros pensamientos sobre lo ocurrido ayer o sobre nuestros planes para la semana que viene. La clave es estar en el presente, sin juzgar.
Si nos esforzamos dirigiendo nuestra atención hacia los elementos de apreciación de la belleza que hay a nuestro alrededor, y lo hacemos sin juzgar, nos facilitará la conexión con una sensación de calma y tranquilidad, permitiendo la aparición del disfrute de ese momento, de ese instante. ¿Te animas a comenzar?
¡Disfrutad del verano, prestando atención plena y sin juzgar! ¡Nos vemos en Septiembre!
Antonio Corredera
Director de Crecimiento Positivo
Learn MoreIV Conferencia Internacional de la Felicidad en el Trabajo
¿Se puede ser feliz en el trabajo? La verdad es a muchas personas incluir en la misma frase “felicidad” y “trabajo” les resulta, cuanto menos, extraño. Y sin embargo a muchos nos ocupa (no únicamente nos preocupa, sino que nos ocupamos de ello) fomentar, facilitar y potenciar la felicidad en el trabajo. Dado que es un ámbito al que le dedicamos muchas horas de la semana, durante muchos años de nuestra vida, ¿acaso no será entonces imprescindible crear escenarios donde la felicidad en el trabajo sea posible? Sobre estas cuestiones hemos estado debatiendo los asistentes, organizadores y ponentes de la IV Conferencia Internacional de la Felicidad en el Trabajo celebrada el pasado 21 de Junio de 2013 en A Coruña (España).
Esta reunión ha servido también como reencuentro de algunas personas que participamos en el grupo de Linkedin llamado Psicología Positiva Aplicada a las Organizaciones, así como de diversos amigos y colegas que compartimos la pasión por nuestras profesiones y por la Psicología Positiva.
Del encuentro, tanto el personal como el profesional, destaco ante todo la calidad humana tanto de los ponentes como de las personas que he conocido brevemente durante mi estancia en A Coruña. Hay historias diversas, de todo tipo; historias de resiliencia, como la de Esther, en las que las personas muestran una dignidad y una capacidad para reinventarse admirable y asombrosa; historias de optimismo, en las que conoces organizaciones que están creando con éxito sistemas que persiguen la felicidad de los que participan en ella, como Movibery (cuyo Departamento de la Felicidad es toda una innovación: lee aquí más sobre ello), Delivering Happineess o Gestión Apreciativa.
No es sencillo que una reunión de este tipo tenga tanta carga emocional positiva, no solo derivado de los reencuentros con conocidos (o con los descubrimientos inesperados de nuevas personas que son auténticas joyas), sino también derivado de las conferencias. Resulta difícil encontrar a personas que son capaces de explicar conceptos complejos, como por ejemplo cómo funciona un antidepresivo en el cerebro humano, de manera divertida y sencilla, involucrando a toda una sala en diversos ejercicios físicos y movimiento emocional. Marta Ligioiz es una de esas maravillosas personas.
Contar con ponentes de la talla de Pablo Herreros, que nos puso en contacto con la importancia de las redes sociales para el éxito en la vida, por lo que hay que cuidar mucho el contexto social, los valores y la moralidad, o de Santiago Vázquez, cuyo modelo de Felicidad en el Trabajo es ya toda una referencia en diversas empresas. Y cómo no mencionar a Reuven Bar-On, que acuñó hace años el término EQ (Coeficiente Emocional) y que defendió la importancia de la Inteligencia Emocional en el trabajo.
Viendo el cuidado y la calidad de las intervenciones, investigaciones y experiencias que esta Conferencia Internacional nos ha ofrecido, queda claro que hay ciertos factores que hemos de desarrollar y potenciar en el ámbito laboral para que sea posible la Felicidad en el Trabajo:
- Crear contextos y sistemas entre cuyos valores exista la felicidad y el bienestar.
- Orientarse hacia las personas para lograr resultados: no hay mejor inversión que la felicidad de los que trabajan en un proyecto, para asegurarse los mejores resultados. Cuidar a las personas es la mejor inversión.
- Desarrollar una cultura organizacional donde valores y comportamientos vayan en la misma línea de forma coherente.
- Fomentar y practicar un liderazgo positivo, constructivo y colaborativo, así como implementar la práctica de la inteligencia emocional en la empresa.
- Convertir el trabajo en el propósito, llenando de sentido vital el trabajo que realizas.
No quiero terminar sin dejar de mencionar la importancia dentro del evento de Belén Varela, que ha sido en todo momento el “alma” del evento. Presidenta de AEDIPE Galicia, ha sido responsable directa de que este encuentro fuera posible y lo ha hecho siempre con una sonrisa y con un gran espíritu de participación. ¡Enhorabuena Belén y a todo el equipo de organización!
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
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Paradojas de la Prevención
La prevención es una estrategia que para la mayoría de familias, educadores y agentes sociales consideramos imprescindible a la hora de afrontar el problema social de la drogodepedencia. Sin embargo, el enfoque de la prevención, el cómo realizarla genera cierta controversia entre los participantes de esta situación. Algunas personas consideramos la inclusión de estrategias de prevención universal (dirigidas tanto a niños, adolescentes y familias, de todo tipo, aunque especialmente a quienes aún no han comenzado a consumir drogas), mientras que otras personas consideran que son necesarias algunas estrategias más “duras”, que generan una huella imborrable, un gran miedo a iniciar el consumo.
Frecuentemente, algunos padres y madres, y también algunos profesores, sugieren que una estrategia válida que podría generar miedo al consumo en sus hijos y alumnos, y, según ellos, evitar que consuman drogas sería “llevar al centro escolar a un ex-drogodependiente que cuente su drama particular con las drogas, lo mal que lo pasó, todo lo que perdió, y lo mucho que tuvo que sufrir para rehabilitarse”. La idea es que al observar el “infierno de las drogas”, los chicos y las chicas desarrollen miedo a probarlo y así no iniciar nunca el consumo. Para los que llevamos muchos años desarrollando nuestro trabajo en este área, sabemos que esta no es la mejor estrategia a seguir, así que cuando algún padre, madre o profesor me proponen esta idea, les hablo de la paradoja de la prevención que aprendimos hace décadas desde una experiencia real.
En los años 80 y principios de los 90, tras el éxito de algunos programas de intervención sobre las drogodependencias, se comenzó a pensar que había que prevenir lo máximo posible el desarrollo de una toxicodependencia, de manera que empezaron a poner en marcha algunas ideas. Una de las primeras fue llevar a los centros escolares a exdrogodependientes que habían sido exitosos en su rehabilitación, a contar su historia, bajo la creencia de que “si ven los peligros, las consecuencias del consumo, no lo probarán“. Desde la la forma de pensar de un adulto, esto sigue una lógica lineal aplastante; sin embargo, se observó un efecto curioso, puesto que los datos de los meses (y años) siguientes a este tipo de propuesta mostraron que no solo no había decrecido el inicio de los consumos (tal y como se pretendía), sino que se habían incrementado. ¿Cómo era posible?
Y aquí está precisamente el efecto paradójico de la propuesta: los adolescentes no sentían miedo ante ese discurso, porque su pensamiento no iba únicamente en la línea del que deseaban los adultos (“ten miedo de las consecuencias adversas del consumo de drogas), sino que pensaron algo parecido a lo siguiente: “si esta persona, que se ha drogado tanto, que lo ha pasado tan mal, está ahora así de bien, porque yo lo pruebe un poco, no me pasará nada“.
Por eso, desde Crecimiento Positivo consideramos que las campañas basadas en el miedo a las consecuencias no son efectivas, porque se puede producir el efecto paradójico de que traer a un exdrogodependiente para que se asusten, les anime a consumir. En esta misma línea, propuestas similares como “llevar a una clase entera de excursión a un centro de drogodependientes” (como he llegado a escuchar en alguna ocasión), tiene el mismo efecto: paradógico.
El problema de plantear una prevención basada en el miedo a las consecuencias es que aunque la intención de los profesores y padres, del mundo adulto, de las mentes adultas, sea esta, las creencias adolescentes e infantiles no van en la misma dirección. Aunque algunos o muchos alumnos sientan un impacto y miedo a sufrir como el ponente al que se ha invitado, aunque empaticemos con él, ¿cuánto dura el efecto de ese impacto, cuando sucede? ¿Ese impacto les va a ayudar a decir no a probar el alcohol u otras drogas cuando llegue el momento?
Lo que hemos comprobado con los años es que se queda corta esta estrategia, y es peligrosa desde el punto de vista de las creencias adolescentes, que, llevados por la sensación de invulnerabilidad, pueden probar determinadas drogas porque sus iguales lo hacen y “no pasa nada” (y si suceden los abusos, si se desarrolla una adicción, los propios adolescentes lo explican aduciendo que es porque ese adolescente concreto está “pasado“, justificando así su propia conducta de riesgo). Y una vez que las prueben, y vean que eso que tenían tanto que temer (porque no conducen, porque no tienen cirrosis, o porque no se han peleado, o porque no han muerto…) no sucede, ¿cómo pretendemos que nos crean después?
Ponernos en la piel y comprender las creencias de los adolescentes, no únicamente para destruir mitos (que también) sino sobretodo para comprender cómo piensan, sienten y actúan, facilita la puesta en marcha de programas de prevención ajustados, adecuados y efectivos. Para ello será fundamental escucharles, validarles y tenerles en cuenta para la creación de programas ajustados a la realidad. No llegaremos a todos los adolescentes por igual, eso está claro, pero si mantenemos los programas de prevención durante distintos ciclos educativos (desde los 10 años hasta los 16, por ejemplo), ¿no os parece que el impacto de los mensajes preventivos será más potente que una charla puntual?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
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