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Vuelta al cole
4 septiembre 2013 - 9:35, por , en Crianza y Crecimiento, sin comentarios

Se acerca la vuelta al «cole» y con ella vuelta al ritmo diario de los meses fríos del año. Es momento de instaurar los hábitos adatados al curso escolar. Poner en orden el día a día de los más pequeños requerirá menos esfuerzo si se trata de retomar rutinas ya adquiridas años anteriores. En todo caso, el comienzo de las clases es un buen momento para incorporar reglas y organizar el modo de vida en el hogar.

Es normal que los niños se muestren más nerviosos y alterados después de las vacaciones. Sus ritmos biológicos están modificados y tenemos que ayudarles a ir adaptándolos para el curso escolar en el que necesitarán cumplir unos horarios más establecidos. Sin embargo, es importante recordar que las rutinas diarias les darán tranquilidad y bienestar, por lo que el cambio no debe enfocarse como una obligación difícil de cumplir, sino que debemos hacer partícipe al niño del proceso, explicándole y adelantándole lo que va a suceder.

Para la vuelta al cole, los niños necesitarán un período de adaptación. Si no son rutinas nuevas, sino que ya estaban establecidas, será más fácil, aunque dependiendo del niño, necesitará más o menos días e incluso un par de semanas para alcanzar el objetivo, por lo que conviene empezar a planificarlo con tiempo.

El sueño y la alimentación son las dos áreas más afectadas, incluso a nivel fisiológico tras las vacaciones, por lo que serán nuestra prioridad a la hora de restablecer la normalidad.

Es importante tener en cuenta que no sólo hay que modificar el horario sino que también será necesario implantar el ritual tanto de irse a la cama como de comer. Esto se puede convertir en algo divertido si se lo planteamos al niño como un juego en el que podrá conseguir puntos canjeables a medida que vaya cumpliendo objetivos (técnica psicoterapéutica de Economía de Fichas). Si no, simplemente le iremos adelantando al niño los cambios que van a darse, explicándole el por qué e involucrándole como protagonista del proceso.

Empezaremos por modificar los horarios de acostarse antes. Para ello podemos organizar una tarde de intensa actividad física, de forma que al lelgar la noche el niño esté cansado y pueda conciliar el sueño antes de lo que está acostumbrado. Esto hará que en unos días lleguemos a adelantar la hora de levantarse hasta el horario necesario para ir al colegio. La hora del desayuno, comida, merienda y cena, se irán adaptando fácilmente a medida que el sueño se vaya regulando.

Recordar que no solamente es importante modificar los horarios, sino también el procedimiento. Quizás en verano nos hemos «relajado» más en cuanto al tiempo empleado, el lugar de las comidas, e incluso si el niño debía colaborar en alguna de las tareas. Es importante restablecer todo esto, para que además de faiclitar el día a día, el pequeño pueda ir adquiriendo mayor autonomía y autoestima. Aunque en un principio pueda resultar costoso organizar éstas y otras tareas cotidianas, el esfuerzo tendrá su recompensa.

Las rutinas son algo que los niños necesitan para sentirse seguros, tranquilos y felices, lo cual les facilitará su proceso de desarrollo evolutivo físico, intelectual y emocional.

Pueden surgir inquietudes o miedos de cara a comenzar un nuevo curso. Debemos prestar atención y acompañar al niño en la gestión de sus emociones, ayudándole a buscar caminos para resolver la situación sin caer en la sobreprotección. De cómo se solventen estos momentos, dependerán los estilos de afrontamiento que el niño va a utilizar de forma habitual a lo largo de su vida, por lo que conviene ayudarle a adquirir modos de pensar optimistas y positivos respecto a las situaciones difíciles que vaya encontrando, transmitiéndole seguridad y confianza en sus capacidades, y brindándole nuestro apoyo.

Para resumir, estas pueden ser algunas claves a tener en cuenta en el proceso:

  • Hacer partícipe al niño del proceso, explicándole y adelantándole lo que va a suceder.
  • Planificar y fijar los objetivos con claridad.
  • Ser flexibles respetando el período de adaptación de cada niño.
  • Comenzar modificando la hora de acostarse, seguido de la hora de levantarse y por último el de las comidas.
  • Restablecer los rituales diarios de forma organizada y coherente.
  • Prestar atención a las posibles dificultades de adaptación y acompañar al pequeño en su superación.

Eva Cedenilla Lozano

Psicóloga Experta en Psicología Clínica y de la Salud

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