Sentirte querido
Habíamos llegado a esta cuestión de una forma muy natural, a través del relato de las actividades que había estado realizando en la última semana:
- “¡Qué majos que son mis amigos! Con lo lejos que viven y se acercaron a mi barrio solo para verme…”.
- “Es verdad, decidieron ir a verte, ¿es que habitualmente no lo hacen así?”.
- “No, soy yo la que me muevo siempre; ya sabes, soy un culo inquieto”.
- “Entonces, ¿qué ha cambiado esta vez? ¿Porqué han decidido ir ellos a verte en este caso?”.
- “Bueno… es que… como habíamos hablado la última vez en consulta… se lo pedí“.
- “Ahora entiendo. Entonces tus amigos han ido a verte porque se lo has pedido, a pesar de que, como dices, viven en otros barrios, lejos de ti”.
- “Sí…”.
- “Y, aunque viven lejos, solo por pedírselo: ¿han acudido a tu llamada? ¿Sabes porqué han respondido tan positivamente?”.
- “Es que son muy majos…”.
- “Sí, es verdad que lo has dicho. Pero, más allá de lo majos que son, ¿porqué han ido a acompañarte, a arroparte, a estar contigo en este momento tan delicado?
- (tras unos segundos de silencio) “Pues… porque me quieren“.
- “Qué interesante: entonces han ido a verte porque te quieren. ¿Y porqué crees que te quieren?”.
- “Es que yo los quiero mucho también…”.
- “Eso es cierto. Quieres mucho a tus amigos. Ya me has contado algunas veces los detalles que tienes, cómo les cuidas, cómo les tratas… Sin embargo, en este caso son ellos los que, rompiendo con la pauta, te están arropando a ti, porque se lo has pedido, porque te quieren, porque….”.
- “… ¿Porque me lo merezco?…”.
- “¿Es una pregunta? ¿Me preguntas si te mereces que te quieran?”
- (sonriendo) “… No, lo afirmo: me merezco que me quieran mucho“.
- “Claro, te mereces que te quieran, que te arropen cuando lo necesitas… Y por primera vez estás rompiendo tu pauta, pidiendo que te cuiden, que te acompañen, que te animen. Así es como funciona: si pides lo que necesitas, si muestras tu vulnerabilidad, los demás tienen la oportunidad de demostrarte lo mucho que te quieren. Como acabas de comprobar”.
Este diálogo, que he tenido decenas de veces en estos 10 años de trabajo, representa una de las situaciones que más comúnmente me he encontrado en algunas personas que esperan que los demás se den cuenta de sus necesidades… Paradójicamente son personas que habitualmente tienen la iniciativa de ayudar a los demás, se muestran generosos con su tiempo y su dedicación a las relaciones familiares y de amistad, y ofrecen una imagen de autosuficiencia que podría interpretarse como que “siempre están bien”. Conviene recordar que, aunque casi siempre estemos bien, TODOS necesitamos sentirnos queridos.
A veces, conviene recordarnos que nos merecemos el amor de quienes nos rodean, para que nos resulte un poco menos difícil pedir a esas personas que nos muestren su cariño: un abrazo, un reconocimiento, un oído que escucha… Puede parecer simple, aunque no siempre resulte sencillo de llevar a cabo.
No esperes a que los demás se den cuenta de tus necesidades. Quiérete lo suficiente para pedir aquello que necesitas. Si, como las personas que están representadas en el diálogo del inicio, han cuidado mucho sus relaciones, verán cómo su entorno responde de maneras que no habrían imaginado. Porque recuerda: te mereces que te quieran.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Related Posts
¿Por qué es importante la Felicidad en tiempos de Coronavirus?
Tras un año de pandemia, las personas de todo el planeta estamos observando cómo...
Pseudociencias, gurús y sus peligrosos efectos (I)
Cuando estudiaba mi Master en la Especialización en Psicología Clínica, redacté...
Sentirte querido
Habíamos llegado a esta cuestión de una forma muy natural, a través del relato de...
Recuerdos y Emociones no Elaboradas
La memoria, la capacidad de recordar, es una de las más maravillosas funciones...