Hoy, 10 de Octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental. Se trata de una fecha que procura concienciar a la sociedad de la importancia de visibilizar la situación de las personas con problemas de salud mental y sus familias, además de reivindicar públicamente los derechos de este colectivo.
El concepto de Salud Mental Positiva, aunque polémico por la falacia que encierra la expresión (en relación a «positiva» o «negativa»), se dirige precisamente al estudio de cuáles son los factores que influyen en el desarrollo y mantenimiento de una adecuada Salud Mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como:
«Un estado de bienestar en el cual el individuo consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y tener la capacidad para hacer contribuciones a la comunidad».
Desde la fundación de la Psicología Positiva, Martin Seligman ha defendido que uno de los marcos más adecuados de intervención para este área es precisamente la prevención. En Crecimiento Positivo hemos trabajado en el campo de la prevención de drogodependencias durante los últimos 10 años, y el modelo de trabajo que hemos utilizado desde nuestros comienzos se basa en el desarrollo de Factores de Protección cuya presencia disminuye (o elimina) los riesgos de consumos problemáticos y, por extensión, otros problemas de salud mental. Este enfoque fue añadiendo progresivamente herramientas propias de la Psicología Positiva, como el uso de las Fortalezas Personales en el ámbito individual, familiar y escolar.
El estudio de la Salud Mental no debe basarse exclusivamente en los factores individuales, sino que ha de extenderse hacia los factores sociales y sistémicos. ¿Existen elementos y variables del entorno, de los sistemas, que generen problemas psicológicos? ¿O solamente es una cuestión individual, de recursos personales? El filósofo Jiddu Krishnamurti afirmó hace mucho tiempo que «no es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma«. Creo que en ese equilibrio de fuerzas, entre los recursos personales y las variables sistémicas, está la clave de un adecuado acercamiento al concepto de Salud Mental.
En esta misma línea, los trabajos desarrollados por psicólogos sociales como Phillip Zimbardo confirman la importancia de los sistemas en la creación y mantenimiento de problemas psicológicos en las personas. En el famoso experimento de la prisión de Stanford, las reacciones patológicas a la situación creada como síntomas de ansiedad o depresión, paranoia y violencia, cesaron por completo a las 2 semanas de poner fin a dicho experimento (y por tanto salir de la situación que generaba patología). ¿Son los problemas psicológicos una forma de expresar que un sistema crea situaciones patológicas? Es una pregunta que considero interesante y sobre la que creo que debemos reflexionar entre todos.
En consulta suelo ver a personas que sufren por muchas razones. He aprendido en estos años que hay situaciones que generan mucho dolor y que son inevitables, todos tenemos que transitar esos caminos; cuando no lo hacemos, las consecuencias son peores, más graves e intensas, ya que ese dolor se convierte en sufrimiento sostenido. Querer evitar el dolor es una reacción natural; pero en ocasiones, evitar el dolor supone crear unas condiciones en las que después vamos a sufrir mucho más. Un buen ejemplo es el duelo ante una pérdida. Si evitamos conectar con ese dolor, puede que las reacciones a medio-largo plazo sean auténticamente patológicas. Y lo que nos tiene que quedar meridianamente claro es que ninguna de estas situaciones las provocamos a propósito, no las buscamos, sino que son consecuencias paradójicas de un impulso «natural»; ocurre igual con el miedo, ante el cual solemos reaccionar evitando lo que nos asusta. Pero si evitamos siempre ese miedo, ¿cuándo aprenderemos a afrontarlo?
Por otro lado, podemos observar cómo algunos sistemas sociales, cómo las dinámicas de relación familiares (o de pareja), cómo las organizaciones a través de relaciones de poder e influencia, crean situaciones donde surge y se mantienen los problemas psicológicos. Este es el paradigma PERSONA-SITUACIÓN-SISTEMA, que tiene en cuenta esas tres variables para elaborar teorías de cómo surgen, se desarrollan y mantienen determinados problemas, incluidos los problemas de Salud Mental. Del mismo modo que afirmaba antes, hemos de considerar que en la mayor parte de los casos, las familias, las parejas, los grupos humanos (incluyendo las organizaciones, los equipos deportivos, etc.) tratan de hacer las cosas lo mejor posible. Sin embargo, como expliqué en su día en este post, a veces «con la mejor intención, conseguimos los peores resultados«. En este sentido, por ejemplo, que unos padres faciliten a sus hijos la evitación de los problemas que se encuentran (las dificultades, los miedos), puede convertirse, a largo plazo, en una auténtica patología porque al evitar dichos problemas, les evitamos aprender también a solucionarlos. Teniendo buena intención, les estaríamos incapacitando.
¿Cuál sería entonces el modo más adecuado de prevenir los problemas psicológicos? Está claro que la «combinación ganadora» sería el resultado de un trabajo en el desarrollo de Factores de Protección, a partir del conocimiento de las Fortalezas Personales y su desarrollo equilibrado, junto con la creación de sistemas sociales (familias, organizaciones, empresas, escuelas) que generen situaciones de desarrollo personal y crecimiento, que faciliten un afrontamiento de la vida óptimo, saludable y flexible. Así es como facilitaríamos la aparición de la Resiliencia como recurso fundamental para afrontar los desafíos de la vida de cada uno.
La segunda condición de mi reflexión en torno al Día de la Salud Mental es la importancia de crear visibilidad a esta realidad. La invisibilidad que muchas personas sufren (y sus familias), las etiquetas que les ponemos entre todos, solo sirven para crear una distancia de seguridad artificial. Negar que existe una realidad no la hace menos real. Así que no miremos para otro lado, no miremos con miedo a las personas que están sufriendo. Necesitan ser escuchadas, validadas, comprendidas y aceptadas. Como cualquier persona. No les neguemos lo que todos necesitamos.
El trabajo de aceptación social sobre la existencia de problemas psicológicos es un primer paso para lograr integrar estos procesos como parte de la vida, identificarlos de forma temprana, evitar la cronificación de dichos problemas y así ayudar a resolverlos en su génesis, cuando no haya sido posible prevenirlos. Un elemento esencial sería, por tanto, la detección precoz y el tratamiento lo más rápidamente posible. En consulta he constatado estos últimos 10 años que, quien acude a buscar ayuda al poco tiempo de ser consciente de sus problemas y dificultades, muestra no solo menos resistencia a los cambios necesarios para resolver su situación, sino que la inversión de tiempo en el proceso terapéutico se acorta.
En el Día Mundial de la Salud Mental lo que quiero expresar es que hace falta transformar la visión que tenemos de los problemas psicológicos, para que esa mayor visibilidad no sea un obstáculo. Reconocer que somos vulnerables y que cada persona puede tener problemas en diferentes momentos de vida, nos puede llevar a comprender la necesidad de desarrollar estrategias preventivas en el ámbito educativo que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar la vida con valentía, alegría y resiliencia.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Podéis leer un estudio de revisión del concepto de Salud Mental Positiva, pinchando aquí.
Y pinchando aquí, podéis leer otro artículo sobre el concepto de Salud Mental Positiva.
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