La tristeza que experimentan algunas mujeres tras dar a luz es bastante habitual y suele aparecer durante la primera semana tras el parto, desapareciendo paulatinamente tras unos días. Ese estado de tristeza y melancolía, conocido como “baby blues” en inglés, es diferente de la depresión postparto como problema clínico.
Para explicar ambas situaciones, hay que tener en cuenta diversos factores que van desde lo biológico hasta lo psicosocial y cultural (organización de la familia, el grupo social, el papel de las expectativas, etc.).
En el tercer día tras el parto, la nueva mamá experimenta una serie de cambios hormonales caracterizados por una brusca caída en los niveles de estrógenos, al tiempo que la prolactina regresa a los niveles anteriores al embarazo. La caída de los niveles de estrógenos se relaciona también con un decremento en los niveles de triptófano en plasma, que correlacionan con los que se producen en el caso de un diagnóstico de depresión. Por otro lado, se ha sugerido que el estrés psicobiológico y los cambios en los esteroides adrenales durante el postparto, podrían tener relación con los síntomas depresivos. Sin embargo, aunque estos cambios estén constatados, no puede afirmarse que sean la causa única de la aparición de la depresión postparto.
Por otro lado, algunos factores psicosociales a tener en cuenta son los siguientes:
El “baby blues” no tiene una gran importancia clínica al margen del ligero desasosiego que produce a algunas madres experimentar cambios emocionales drásticos pasando de la alegría a la tristeza, rompiendo con las expectativas que el nacimiento del bebé habían generado. La creencia de que la llegada de un bebé traerá consigo únicamente felicidad, y la experimentación de ese estado de tristeza y melancolía los primeros días tras su nacimiento, resulta desconcertante.
La depresión postparto supone un problema de naturaleza diferente al “baby blues” o tristeza postparto, en primer lugar por la temporalidad del mismo, puesto que en lugar de resolverse en unos días, puede llegar a durar entre 2 semanas y varios meses. Además, hay que añadir que los síntomas de depresión postparto pueden no aparecer necesariamente en las primeras semanas, sino más adelante.
Generalmente los síntomas que aparecen en las primeras semanas acaban desapareciendo con apoyo afectivo tras 3 meses, aproximadamente, pero si hay antecedentes de algún episodio o trastorno depresivo en la mujer con anterioridad, los síntomas pueden prolongarse más tiempo y requerir un apoyo psicoterapéutico y/o farmacológico.
Además, en la depresión postparto las emociones de melancolía y tristeza aparecen junto con una sensación de angustia, ansiedad, fatiga y pensamientos de autodesvalorización mucho más intensos que en el caso del “baby blues”.
Los síntomas que pueden experimentar las mamás durante la depresión postparto son diversos, entre los cuales están:
Debemos solicitar ayuda profesional cuando los síntomas descritos anteriormente son muy intensos y se prolongan más allá de las 2-4 semanas tras el parto. De cualquier modo, hemos de intentar cambiar algunas ideas preconcebidas sobre la petición de ayuda profesional y animar a las personas a resolver sus posibles dudas consultando a los profesionales cuando se necesite. No pasa nada por no saber qué hacer, por sentirnos desconcertad@s ante una situación novedosa, estresante y que provoca tantos cambios como el nacimiento de un bebé.
Cuando se ha recibido un diagnóstico de Trastorno Depresivo con inicio en el Postparto, suele ser recomendable solicitar ayuda psicoterapéutica. Un tratamiento que ha resultado ser muy efectivo es el basado en la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), en la que se trabajan aspectos relacionados con los pensamientos negativos que se experimentan, así como se fomentan una serie de cambios comportamentales necesarios para mejorar el estado de ánimo, aumentando el repertorio de actividades agradables y evitando el aislamiento social.
Algunas pautas y acciones basadas en la propuesta de la Psicología Positiva podrían resultar muy beneficiosas, como por ejemplo llevar a cabo un “Diario de Acontecimientos Positivos”, donde anotar, al menos 2 días a la semana, los 3 sucesos agradables más importantes experimentados ese día y sus causas.
Otra línea de intervención, que puede ser utilizada junto a la primera, es la farmacoterapia. Para ello, hay que solicitar la ayuda de un profesional cualificado, como los especialistas en Psiquiatría, de tal modo que no pongamos en riesgo la salud de la mamá.
Los síntomas depresivos pueden volver a experimentarse en el futuro, como le podría ocurrir a cualquier otra persona; anteriormente se ha comentado que la probabilidad de tener depresión postparto aumenta si con anterioridad al embarazo se había sufrido algún trastorno depresivo. Se ha descrito, además, que el riesgo de volver a sufrir un episodio depresivo en el futuro está en torno al 20-30%.
Cuando tenemos constancia de que estamos sufriendo una depresión postparto, lo mejor es solicitar la ayuda profesional adecuada. Eso sí, es recomendable seguir una serie de pautas de auto-cuidado que pueden ayudarnos a sobrellevar esa tristeza postparto descrita anteriormente:
Estas breves recomendaciones se pueden utilizar también si se ha desarrollado una depresión postparto, aunque por supuesto hay que combinarlas con la ayuda profesional y las pautas que tu psicólogo te haya recomendado seguir.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
1 comentario sobre "¿Depresión Post-parto o «baby blues»?"