Ser Capaces
En 2021, en el VII Congreso Mundial de Psicología Positiva, que se llevó a cabo de forma online por la pandemia de la Covid-19, Martin Seligman pronunció una conferencia plenaria en la que habló del concepto Agency, que se relaciona con la importancia de las creencias de capacidad y su influencia en las acciones dirigidas a objetivos significativos. El planteamiento de Seligman, en esta conferencia, se basa en un estudio sobre diferentes épocas históricas, y cómo la influencia de ciertas corrientes de pensamiento, como el calvinismo, por ejemplo, movilizaban (o no) el progreso social, tecnológico o científico. Tal vez Agency sea un concepto que trasciende las creencias individuales y se relaciona con las creencias compartidas socialmente.
En ciertos momentos de la historia, esa creencia podría haber resultado fundamental para superar los presupuestos y consideraciones que todos en la sociedad daban por supuesto. Si las creencias compartidas giraban en torno a “no se puede”, el resultado sobre los individuos suponía muchas limitaciones en campos científicos de todo tipo. En otros momentos, la creencia compartida de ser capaces de hacer algo, influyó en las oportunidades para investigar cómo cambiar aspectos que se daban por sentado, “forzando” las creencias establecidas sobre lo “imposible” y encontrando soluciones a problemas específicos. Hubo un tiempo en que era imposible que las personas volaran. Hubo un tiempo en que era imposible curar “la enfermedad del costado” (la apendicitis). Hubo un tiempo en que correr 100 metros en menos de 10 segundos era imposible. ¿No pensáis que creer que es posible hacer cualquiera de esas cosas es un paso importante para llegar a lograrlas?
Sentirnos capaces de hacer algo es en realidad un conjunto de pensamientos concretos, un diálogo interno específico, que genera una creencia fundamental de capacidad; ser capaces, por tanto, tiene que ver con creer que somos capaces. ¿Y cómo construimos esa creencia? Que creamos que somos capaces de algo tiene que ver con varios factores:
- Haber tenido la experiencia previa de haber logrado lo mismo o algo similar. Si hemos planteado ese objetivo anteriormente, o bien uno similar, y lo hemos conseguido, es más probable que pensemos que somos capaces de hacer.
- Imaginar el recorrido y la consecución del objetivo de forma exitosa. Esta proyección de nuestra imaginación hacia el futuro nos permite planificar el camino, prever dificultades y anticipar potenciales cambios.
- Tener confianza en nuestras capacidades y competencias, que parte del autoconocimiento de nosotros mismos, nuestras fortalezas personales, nuestros recursos y fuentes de apoyo.
Cuando percibimos que somos capaces de hacer algo, aumenta la probabilidad de que intentemos objetivos considerados “difíciles” o “imposibles”. A esa percepción se la conoce como Autoeficacia y está directamente relacionada con el concepto Autoestima.
¿Qué Fortalezas Personales pueden ayudarnos a desarrollar nuestra Autoeficacia?
- Optimismo, para desarrollar un estilo de afrontamiento de los retos y desafíos que facilite las acciones necesarias para alcanzar las metas propuestas. La base sobre la que creamos una predisposición optimista o pesimista son los Estilos Atributivos, que hacen referencia a la tendencia que cada persona tiene a la hora de explicar lo que ocurre en nuestras vidas. Para desarrollar un Optimismo Inteligente es necesario un estilo atributivo flexible, que nos ayude a afrontar la adversidad del camino hacia las metas, así como una creencia básica de que “la mayor parte del tiempo, para la mayoría de las acciones pertinentes, depende de mí“. El Estilo Atributivo contiene 3 variables:
-
- Personalización: es la tendencia a atribuir lo que ocurre a causas internas (lo que conocemos como Locus de Control Interno) o externas.
- Amplitud: hace referencia al alcance que tendrá la situación, de forma que podemos hacer atribuciones universales o a desarrollar explicaciones específicas.
- Permanencia: es una variable que se relaciona con la creencia de cuánto durará la situación, de forma que hacemos atribuciones permanentes o circunstanciales.
Una combinación concreta de las variables genera un estilo atributivo que puede generar tendencias Optimistas o Pesimistas. Si nos proponemos una meta u objetivo, un estilo atributivo interno (puedo lograrlo porque depende sobretodo de mí), específico (se trata de un objetivo concreto) y permanente (tengo la capacidad de alcanzar los objetivos que me propongo), hará que creamos posible llegar a la meta de forma adecuada.
- Perseverancia, ya que cuando nos planteamos un objetivo a largo plazo pueden existir momentos donde sintamos aburrimiento, cansancio, deseo de abandonar, relacionados con la dificultad del objetivo o con el hecho de que los resultados y el éxito llegarán mucho más adelante. Esta fortaleza nos facilita mantenernos en las acciones necesarias para lograr el objetivo que nos hemos propuesto.
- Perspectiva, que nos puede ayudar a ver dificultades en el camino, aceptar lo que no se puede hacer en el momento actual, de forma que busquemos caminos alternativos.
Es muy importante, además, que estas Fortalezas concretas, u otras que podamos considerar que facilitan la construcción de la creencia de capacidad a la que hacemos referencia, estén en un adecuado equilibrio. Esa combinación equilibrada de Fortalezas es la que ayuda a crear una autoeficacia ajustada: la percepción de que puedo hacer cosas, que tengo opciones para actuar en las situaciones, conociendo y aceptando también los aspectos en los que no puedo influir.
La influencia de lo que otras personas consideran posible o imposible es un factor importante a tener en cuenta. Un entorno facilitador, estimulante, que anima a las personas a explorar las posibilidades, a imaginar realidades diferentes y alternativas, que impulsa el acceso a los intentos, que observa los errores no como fracasos insoportables sino como parte del aprendizaje, posiblemente ayuda al desarrollo de la autoeficacia necesaria (individual y grupal) para iniciar y mantener el camino hacia los objetivos que nos proponemos.
Agency podría ser el término que englobe una nueva cultura de personas con alta autoeficacia, con una percepción compartida de que se pueden mejorar las cosas implementando nuevas ideas, investigando cómo resolver problemas, enfocándose más en la posibilidades para actuar y reconociendo las limitaciones de las situaciones.
Hace unos años conocí a una persona, para la que yo tenía que desarrollar unos materiales didácticos. Existían materiales similares, con objetivos parecidos, pero mi idea era hacer algo lo más original posible, porque pensaba que podía hacerlo. Cuando compartía algunas ideas con esta persona, su discurso era: “no te compliques, ya está todo inventado, mira en internet“. Si hubiera seguido su enfoque, nunca habría apostado por hacer algo diferente y original. Por suerte, a mi lado también había personas que me daban su confianza para desarrollar mis propias ideas y crear materiales originales. Esas personas, que facilitan la creatividad, que dan permiso a explorar nuevas posibilidades, que ofrecen confianza y alientan cuando hay baches, son las que ayudan a crear nuevas realidades, las que construyen culturas que fomentan diferentes formas de enfocar la vida.
Como especie, los seres humanos estamos en un momento de la Historia donde necesitamos enfocarnos en resolver problemas globales, que nos afectan a todos ahora mismo y que lo van a hacer a futuras generaciones. Crear y mantener un discurso personal, social y cultural, basado en la idea de “no se puede hacer nada“, generará conformismo e indefensión aprendida. Sin embargo, si cada uno de nosotros, desde la posición que ocupamos, facilitamos un discurso que genere influencia positiva en torno a la creación de autoeficacia, que potencie el conocimiento de las fortalezas de los individuos, su uso equilibrado, que ayude a crear una cultura basada en la exploración de lo que sí es posible, que acepte que el error es una parte del proceso y que no lo censure… Si creemos que podemos resolver los problemas a los que nos enfrentamos, ¿creéis que podremos llegar a resolverlos a pesar de la dificultad que entrañen?
Para llegar a resolver todas esas situaciones necesitamos desarrollar la creencia de que somos capaces de afrontarlas y resolverlas. ¿Quién puede facilitar que desarrollemos esa creencia? ¿Quién puede ayudarnos a crear autoeficacia? Todos hemos podido conocer a personas en nuestros entornos, a lo largo de nuestras vidas, que hayan sido facilitadores del desarrollo de esa creencia: nuestras familias, nuestros amigos, nuestros profesores… Ahora pensad, ¿cómo podéis influir en el desarrollo de esa cultura de Agency desde la posición que ocupáis? ¿Sobre quién vais a ejercer una influencia positiva al enseñarle qué está en su mano hacer para cambiar el mundo?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MoreLo malo de lo bueno y lo bueno de lo malo
Durante los últimos 8 años, por estas fechas, a principios de año, he tenido el privilegio de participar como docente en un Programa Universitario de Postgrado, donde imparto un módulo sobre Psicología Positiva. Cada año, un grupo de alumnas nuevo me transmite su ilusión por aprender sobre Psicología Positiva; dedicamos unas horas a los modelos teóricos principales y su evolución, el contexto histórico, el estado actual de la investigación y, por supuesto, las aplicaciones prácticas en diferentes contextos, desde la educación hasta la terapia.
Cada año me sorprende comprobar cómo aparecen debates sobre las críticas hacia la Psicología Positiva que se repiten de forma estática: sus orígenes estadounidenses y la relación con el capitalismo, el excesivo individualismo de su enfoque, la relación inexistente con Mr. Wonderful y la positividad tóxica, etc. En el aula supone una oportunidad muy interesante de reflexionar juntos sobre estos asuntos, pero no puedo evitar pensar en la repetición cíclica, cada año, del mismo debate. Me da la impresión de que la ausencia de una estrategia de divulgación adecuada ha causado este efecto un tanto “perverso“: en el imaginario colectivo de la sociedad ha calado la idea de la Psicología Positiva es superficial, que consiste en unas “frasecitas positivas” comercializadas en tazas de café.
Desde que, en 1999, Martin Seligman hablara por primera vez de Psicología Positiva y de la intención de un grupo de psicólogos de estudiar los aspectos agradables de la vida, siempre se ha dejado claro que el objetivo es buscar un equilibrio entre los aspectos desagradables, disfuncionales y negativos de la vida, y los aspectos agradables, funcionales y positivos de la misma. Cuando supe por primera vez de la existencia de la Psicología Positiva, corría el año 2005, cuando estudiaba el primer año de mi Master en Psicología Clínica y de la Salud. Todo lo que empecé a investigar desde entonces, todo lo que leía, remarcaba constantemente la intención de buscar el equilibrio en la experiencia humana. Del mismo modo que estudiamos los problemas psicológicos, ¿por qué no estudiar también lo que hace que la vida merezca la pena? Igual que estudiamos el malestar, ¿por qué no estudiar el bienestar?
“La Psicología Positiva es el estudio científico del funcionamiento humano óptimo“.
Como estudiante, hasta ese momento, siempre me quedaba la sensación de que había todo un desarrollo teórico, unas herramientas prácticas y eficaces de intervención, para reducir el malestar…, pero una vez conseguido, ¿se supone que el bienestar aparecía? ¿La eliminación del malestar suponía la aparición del bienestar? Cuando empecé a trabajar con pacientes me acompañaba una sensación que observaba cuando las personas reducían su malestar: me daba cuenta de que en muchos casos el bienestar no aparecía solo por eliminar el malestar. Es más, algunos pacientes no sabían de qué modo podían cultivar su propio bienestar.
Uno de los descubrimientos más interesantes que han constatado en diferentes universidades del mundo es que el bienestar y el malestar no son una línea dentro del mismo continuo, sino que son dos líneas, dos variables independientes, lo que significa que aunque se reduzca o elimine el malestar, el bienestar no tiene porqué aparecer. Esto supone que, desde el punto de vista de las intervenciones, se pueden proponer estrategias que permitan reducir el malestar combinadas con otras que faciliten el desarrollo del bienestar, de forma complementaria.
En los 24 años que han transcurrido desde la primera propuesta formal de estudiar los aspectos “positivos” de la experiencia humana, la Psicología Positiva como ámbito de la investigación científica nos ha ofrecido muchos resultados interesantes, útiles y sostenibles para desarrollar el bienestar en las personas y los grupos. Cada vez más personas, en todo el mundo, están investigando y aplicando desarrollos cuyo enfoque principal es la Psicología Positiva, ofreciendo resultados interesantes en culturas tan distintas como la estadounidense, la surcoreana, la australiana, la india o la europea. Los contextos sociales y culturales son estudiados cada vez con más detalle, se tienen en cuenta en la implementación de aplicaciones para que sea posible encontrar una serie de intervenciones sistemáticas que ayuden a desarrollar el bienestar en las personas dentro sus contextos. Por ejemplo: ¿qué condiciones son necesarias para que llevar un Diario de Gratitudes genere una respuesta de bienestar sostenible? ¿Es igual para todo el mundo o depende de sus circunstancias?
Un descubrimiento que siempre me ha fascinado es el de la Adaptación Hedónica, que es la tendencia humana a acostumbrarse a los estímulos agradables y positivos, de tal modo que pasado un tiempo pierden intensidad hasta casi no generar ningún efecto en nosotros. Este concepto explica porqué deja de resultarnos estimulante ciertos estímulos placenteros, porqué nos cansamos de las rutinas de bienestar y porqué necesitamos variarlas o introducir novedades en nuestras vidas cada cierto tiempo. Podríamos aquí hablar de lo malo de lo bueno, en relación al hecho de que las cosas que nos gustan pueden llegar a aburrirnos. Desde este punto de vista, hay quien propondría incrementar los estímulos exponencialmente y así mantener los niveles de malestar; sin embargo, lo que los diferentes estudios al respecto muestran es todo lo contrario. Un exceso de estímulos potencialmente positivos puede tener un efecto tan negativo en nosotros como una falta de estímulos positivos. Es necesario, una vez más, encontrar un equilibrio particular para mantener un nivel de bienestar subjetivo adecuado.
Los diferentes estudios sobre el hiperoptimismo, que conlleva una toma de decisiones temeraria con potenciales resultados catastróficos, así como la dificultad para manejar emociones eufóricas y agradables espontáneas tras un periodo de malestar prolongado, señalan la necesidad, una vez más, de un equilibrio en el funcionamiento óptimo en las personas. De eso va la Psicología Positiva, de equilibrio, de ampliar la mirada mas allá de la reducción del malestar, de valorar y apreciar lo bueno de nuestras vidas, sin exigirnos una experiencia de felicidad plena y constante.
En esa búsqueda de equilibrio, en ese camino hacia el funcionamiento óptimo, también hemos de aprender a ver lo bueno de lo malo. Uno de los mayores malentendidos, donde más polémica surgen en casi cualquier ocasión en la que participo de una conversación o debate sobre Psicología Positiva, es sobre la cuestión de las emociones. Cuando cualquier profesional de la psicología habla de emociones positivas o emociones negativas, no está, bajo ningún concepto, insinuando que hay unas emociones “buenas” y unas emociones “malas”. Sin embargo, el debate estéril que surge de ahí tiene que ver con el intento de “colarnos” que la Psicología Positiva pretende únicamente hablar de emociones positivas, potenciar las emociones positivas e ignorar las emociones que no entren en la categoría de “positiva”. No he conocido ningún especialista en este campo que haya hecho este tipo de afirmaciones JAMÁS.
Tal vez podríamos hablar de “Emociones Agradables” y “Emociones Desagradables”, o bien de “Emociones Eufóricas” y “Emociones Disfóricas”. Creo que la terminología es menos relevante que el uso que hagamos de la misma.
Todas las emociones son funcionales y nos ayudan a adaptarnos a los diferentes contextos y situaciones de la vida. Lo bueno de experimentar tristeza, lo bueno de experimentar ansiedad, lo bueno de experimentar ira, es que cada una de esas emociones está diseñada evolutivamente para ayudarnos a adaptarnos. Cada emoción, agradable o desagradable, contiene una información útil acerca de nosotros mismos y de la situación en la que estamos, y parte del trabajo con las emociones es aprender a reconocer y comprender dicha información. Experimentar tristeza o asco es tan importante y adaptativo como experimentar alegría o tranquilidad. Las funciones específicas que tienen estas diferentes emociones sí son distintas, así como sus mecanismos de influencia. Y hay que aprender a gestionarlas, unas y otras. Ya he hecho referencia anteriormente a un mal manejo de las emociones eufóricas si no estoy acostumbrado a experimentarlas: puede tener consecuencias catastróficas.
Este año he querido escribir sobre las sensaciones que tengo al respecto de la falta de evolución en las críticas hacia la Psicología Positiva y la percepción que existe socialmente sobre ella. La vinculación que las personas hacen de Psicología Positiva y Mr. Wonderful, el positivismo tóxico o la autoayuda, no hacen sino profundizar en mi idea de una mayor implicación en la labor de divulgación, desde mi pequeño lugar en el mundo. Creo que quienes nos dedicamos a la Psicología, y quienes trabajamos desde el ámbito de la Psicología Positiva, tenemos que aceptar la responsabilidad de divulgar mejor sobre nuestro trabajo, sobre las investigaciones en las que se basa nuestro trabajo, y hacerlo con más frecuencia y claridad. Tal vez este post sea mi forma de establecer una Declaración de Intenciones respecto a 2023. Espero que estas reflexiones iniciales sean solo el punto de partida, que os genere curiosidad e interés y que abramos un debate constructivo entre quienes tenemos interés en el ámbito de la Psicología Positiva.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MoreExpectativas
Durante las primeras semanas de trabajo en consulta de este 2022, muchas personas han expresado sentirse agotadas tras las festividades de las últimas navidades. Ha sido bastante habitual que muchas de ellas expresaran:
Estamos a primeros de año y ya siento un agotamiento brutal…
En las conversaciones que he tenido durante estos días, procurábamos reflexionar sobre lo que había sucedido durante las fiestas, incluso durante todo el mes de diciembre. Me contaban que habían podido reunirse con sus familias, o que no habían podido reunirse por razones relacionadas con el Covid-19; me contaban que se habían sentido extrañas, como fuera de lugar, durante las reuniones con su familia, o que habían vivido con angustia o con ansiedad los días previos a las “fechas clave”, por temor a estar contagiados y no poder reunirse.
Como he tenido muchas veces esta conversación en la última semana, os presento una versión de la misma, que creo que resulta explicativa:
- Entonces, ¿ha sido como esperabas?
- No, desde luego que no.
- ¿Cómo te habías imaginado que serían estas navidades?
- Pues… no sé, sobretodo pensaba que me sentiría bien al ver a mi familia. Fueron días muy tensos los previos a Nochevieja porque no quería faltar a la cena con la familia, pero en cualquier momento te puedes contagiar de Covid y echar al traste la reunión, con la ilusión que nos hacía desde hacía meses.
- Entonces, los días previos a la Nochevieja, estabas pensando que tal vez no podrías reunirte con tu familia. ¿Qué sentías al pensarlo?
- Bufff, angustia, como un nudo en el estómago; y miedo, y frustración, y ansiedad…
- Un auténtico “cocktail” emocional.
- Sí, y sin saber si, haciendo todo bien, no se contagiará otro familiar y no pueda venir tampoco a la cena.
- Así que también, con todo eso que pensabas y sentías, le podemos sumar la sensación de no controlar el resultado final.
- Totalmente.
- Pero finalmente, sí pudisteis estar todos juntos.
- Asi es. Nos hicimos test de antígenos y fueron todos negativos. Aunque no fuera una garantía total, al menos cenamos juntos.
- ¿Y pudiste disfrutarlo?
- No del todo.
- ¿Y eso?
- Porque era “raro”. No me sentía cómodo abrazando a mi familia, así que apenas los saludé. Los echo de menos, quiero abrazarlos, pero me da miedo que se contagien. Separamos un poco los espacios entre comensales, teníamos las ventanas abiertas, algunas personas de la familia no se quitaban las mascarillas excepto para comer. Se notaba la tensión. Era muy difícil…
- Lo describes como una alegría contenida.
- Sí. Al menos pudimos estar juntos.
- Es verdad.
- ¿Sabes una cosa? Me siento un poco culpable al decirlo así pero me parece que las navidades pasadas fueron más fáciles. Sí, fueron muy tristes y duras, es verdad, pero ya lo teníamos claro desde meses antes: nosotros decidimos que no nos íbamos a reunir.
- Quizá tengas razón y aunque fueron más tristes, el año pasado resultó más fácil. Tiene que ver con las expectativas. El año pasado asumiste que no podrías reunirte y ajustaste tus expectativas para sobrellevarlo. Este año, por lo que dices, tanto tu familia como tú teníais la expectativa de reuniros desde hace bastante tiempo, pero cuando en diciembre se dispararon los contagios de Covid-19 todos dudasteis (dudamos) de que pudiera cumplirse. Y al no poder controlar las variables por completo, ha habido una sensación de incertidumbre extrema en las semanas previas a las navidades, que se ha mantenido durante las semanas que han durado las festividades. ¿Crees que no poder ajustar tus expectativas a lo que deseabais ha dificultado la experiencia?
- Si, es así por completo.
- ¿Y ahora? Una vez pasadas estas fechas, ¿cómo te sientes?
- Totalmente agotado. No tengo fuerzas. Me cuesta todo un mundo. Es pensar en levantarme mañana y me pesa todo el cuerpo…
Obviamente, esta conversación ficticia no representa con fidelidad la diversidad de opciones que cada persona ha experimentado, pero representa bien no solo la vivencia de estas navidades para muchas personas, o el agotamiento con el que afrontan este inicio de año, sino también el efecto que las expectativas han tenidos en todos nosotros en las últimas semanas. Y no ha resultado fácil ajustarlas porque dicho ajuste pasaba por gestionar emociones diferentes: ilusión, miedo, frustración, rabia, tristeza…
Muchas personas creen que ajustar las expectativas es no esperar nada de los demás ni de las situaciones, eliminando así la ilusión y la esperanza de la ecuación. En parte, esa creencia de ajustar las expectativas a cero se basa en la supuesta eliminación de la frustración y en la posibilidad de que si luego la cosa va más o menos bien, “eso que me llevo“. Pero vivir sin esperar nada de la vida, es muy duro. No solo porque sea difícil, sino porque desequilibra nuestras percepciones, generando una sensación de que en la vida la “norma” es que pasen cosas malas y la excepción es que pasen cosas buenas. Esa sesgo cognitivo de sobregeneralización es peligroso, puesto que sienta las bases de una visión pesimista del mundo, demasiado cerrada para apreciar la posibilidad de que lo “bueno” también ocurre.
No se puede vivir sin expectativas. Cuando en 2020 afrontamos la navidad con las expectativas ajustadas sabíamos lo que podíamos esperar, lo que nos generó una sensación de control. Estás navidades, en 2021, no pudimos hacer un adecuado ajuste de expectativas por los rápidos y hasta cierto punto inesperados cambios en el número de contagios, de manera que nos ha expuesto a una incertidumbre extrema. En esta incertidumbre hay que adaptarse con más rapidez a cambios continuados, lo que implica una gestión eficiente de emociones como la sorpresa, el enfado, la frustración, ante lo que aparece novedoso. También hay que seguir viviendo y eso supone, cuando la adaptación a la situación implica aceptar una pérdida, convivir con la tristeza. Pretender no tener ninguna expectativa parte del deseo de no querer sentir nada de esto; y aunque nos empeñemos, negar que sentimos lo que sentimos, ignorar nuestras emociones, minusvalorar que las sentimos porque “no deberíamos sentirnos así” supone un enorme desgaste.
Como parte del afrontamiento de esta situación, el agotamiento se ha manifestado como falta de motivación para afrontar las tareas del día del día, pensamientos de anticipación de sobre la falta de deseo para ir a trabajar o levantarse por las mañanas, estado de ánimo triste, anhedonia en algunos casos, dificultades para conciliar el sueño, sensación de agitación o nerviosismo, dificultades de concentración, etc., todos ellos en una intensidad moderada.
Estas emociones, estas sensaciones y pensamientos, dificultan la experiencia del día a día; la tendencia a “menospreciar” dichos síntomas, a no tenerlos en cuenta porque “hay gente que está mucho peor“, solo empeora la situación. Aunque sean leves, hemos de procurar poner en marcha algunos de nuestros recursos para reducir su impacto, y no tanto para eliminarlos. Estos síntomas son una consecuencia de la situación que estamos viviendo, pero también son una parte del proceso de cambio y adaptación a la misma. Y dicha adaptación no consiste en resignarse, encogernos de hombros y decirnos: “esto es lo que hay“.
El ajuste adecuado de expectativas a la situación de incertidumbre, al agotamiento, a la vuelta a nuestra realidad, debe partir de la aceptación de lo que estamos experimentando, para poder manejarlo; pero después, también hemos de desarrollar recursos de afrontamiento óptimos: no exigirnos estar como no podemos estar, sino que, partiendo de cómo me siento, poner en marcha algunas rutinas posibles que puedan generar emociones agradables, sensaciones positivas y que faciliten la posibilidad de generar pensamientos de ilusión y esperanza.
En algunas de mis siguientes publicaciones quiero compartir mis reflexiones sobre cómo gestionar la incertidumbre, las emociones que emergen como consecuencia de vivir percibiendo esa falta de locus de control interno, así como el diseño de propuestas para lidiar con ello. Porque, quienes me conocen mejor, saben que suelo decir que “la clave del éxito está en aprender a gestionar la incertidumbre“.
Por supuesto, mis publicaciones no sustituyen en ningún caso el proceso de terapia para quien lo pueda necesitar, individualizado, exhaustivo en su evaluación y con un diseño de intervención específico de cada persona. Quiero que este 2022, el blog sea un lugar de reflexión compartida, primero conmigo mismo, pero también para toda persona que tenga ganas de de participar. Os espero.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More¿Por qué es importante la Felicidad en tiempos de Coronavirus?
Tras un año de pandemia, las personas de todo el planeta estamos observando cómo han cambiado nuestras vidas durante todos estos meses. Además de la fatiga, el hartazgo y el miedo que seguimos experimentando como consecuencia de la situación, pero también como consecuencia de la Responsabilidad que asumimos para seguir adelante con nuestras vidas, uno de los factores más “olvidados” y al mismo tiempo más presentes de forma invisible es nuestra Salud Mental.
Nuestro bienestar psicológico depende de ciertos factores que la pandemia y las medidas para evitar el contagio de este virus han modificado profundamente. Nuestra felicidad parece haber sido relegada a un plano en el que se ha vuelto imperceptible, en la que solo su mención parece más superflua que nunca, y en la que aunque estemos preocupados por su ausencia, no nos permitimos ni mencionarla.
Hay varios factores que me gustaría nombrar que influyen poderosamente en nuestro bienestar y en la percepción subjetiva de felicidad, y que tal vez sea más necesario que nunca tener en cuenta para seguir con nuestras vidas de la mejor manera posible:
- La Pérdida de Reforzadores: confinamientos domiciliarios prolongados, restricciones de movilidad, uso de mascarillas, etc., han sido algunas medidas para protegernos del virus y han supuesto que hayamos visto cómo disminuían nuestros reforzadores (aquellas situaciones, aquellos estímulos, aquellas acciones que poníamos en marcha para experimentar emociones positivas, bienestar y felicidad).
Nuestros estilos de vida anteriores a la pandemia se han modificado y eso ha afectado a la disponibilidad de esos reforzadores: ya no salimos tanto, ni de la misma manera, ni nos sentimos igual de seguros al hacer algunas de esas actividades. Donde antes afrontábamos una adversidad, un mal día o una mala racha quedando con unos amigos a cenar, yendo al cine, o saliendo a bailar, ahora vemos que, o no se puede hacer, o nos pensamos mucho hacerlo para evitar riesgos. Donde antes planificábamos nuestras actividades de ocio con antelación, o las improvisábamos, con el objetivo de divertirnos y sentirnos bien, ahora nos planteamos si es responsable llevarlas a cabo.
La pérdida de reforzadores influye en nuestro estado de ánimo de forma poderosa, ya que supone un agotamiento de las experiencias acumuladas sin que exista la posibilidad de volver a experimentarlas de forma inmediata o a medio plazo.
- El Capital Psicológico Acumulable: así es como la Doctora Barbara Fredrickson llamaba al “efecto” que las emociones positivas tienen sobre nosotros. Cuando experimentamos emociones agradables “llenamos” la cuenta de nuestro capital psicológico, sentimos bienestar, estamos llenos de vitalidad, energía y preparados para afrontar nuestras vidas.
Si nos tenemos que enfrentar a una adversidad, nuestro capital psicológico influye en cómo vamos a afrontar esa situación: si nuestro capital psicológico está en “números rojos”, es posible que nuestro afrontamiento sea más difícil, porque percibiremos que la situación es desesperante y que no tenemos margen de error. Imagina que tras gastar tu sueldo en tu hipoteca, la comida, los gastos de la casa, etc., de pronto se avería el coche y no tienes dinero ahorrado para afrontar ese gasto. Si el coche te hace mucha falta para, por ejemplo, ir a trabajar, es posible que esa adversidad sea muy estresante, te lleve a tomar decisiones que tal vez conlleven futuros problemas (pedir un préstamo, por ejemplo), etc.
Sin embargo, si tenemos “ahorros” en nuestra cuenta, aunque no nos guste estar en esa misma situación y sea desagradable, estaremos más tranquilos a la hora de tomar decisiones y afrontar la adversidad. Esta metáfora ilustra la importancia del Capital Psicológico en nuestras vidas; divertirnos, hacer actividades agradables, sentir emociones agradables, tiene la función no solo de incrementar el bienestar, sino de generar un repertorio de recursos de afrontamiento ante la adversidad.
La pérdida de reforzadores y la baja disponibilidad de otros reforzadores, ha supuesto que hayamos ido “vaciando” nuestro capital psicológico acumulable y que como resultado de la combinación de ambas variables (1 y 2) el estado de ánimo haya ido fluyendo progresivamente hacia la tristeza, la desesperanza, la desmotivación y la desilusión.
- Sensación de Control y Dominio: sentir control sobre nuestras vidas, percibir que nuestras decisiones tienen una influencia en los resultados de nuestras vidas (lo que conocemos como Locus de Control Interno), es esencial para nuestro equilibrio emocional, para nuestro bienestar psicológico subjetivo. Si hay una experiencia común en la mayoría de las personas durante la pandemia, de forma puntual o estable, es la Indefensión Aprendida: la sensación de que haga lo que haga, nada depende de mí, así que, ¿para qué intentarlo?
La Indefensión Aprendida tiene una relación directa con la Depresión, tal y como los Doctores Martin Seligman y Steve Mayer demostraron con sus experimentos el siglo pasado. La sensación de Indefensión nos genera la percepción de que no podemos controlar nuestras vidas, y esa pérdida de control afecta también a nuestros estados de ánimo, a nuestra capacidad para actuar en nuestras vidas y tratar de hacer cambios que faciliten nuestro bienestar. A través de esta experiencia creamos la percepción de que dependemos totalmente de las circunstancias, que no podemos hacer nada para sentirnos mejor, para cambiar algo de la ecuación.
- La Pérdida de Esperanza e Ilusión: la Esperanza y el Optimismo son dos caras de la misma moneda, tienen que ver con la disposición a pensar y creer que en el futuro las cosas serán positivas, agradables o constructivas. Si perdemos la Esperanza, posiblemente comencemos a percibir que el futuro traerá únicamente eventos desagradables para nosotros, lo que también repercute de forma muy directa en nuestro estado de ánimo.
Para mí, el Optimismo es como el motor de un coche, puesto que se trata de un complejo entramado cuyo funcionamiento equilibrado es esencial para que el vehículo funcione. Concretamente, el Optimismo se basa en los Estilos Atribucionales, la tendencia a atribuir a causas Internas/Externas, Permanentes/Temporales, Globales/Específicas, aquello que me ocurre en la vida. En función de la situación una combinación de esos tres factores de atribución de responsabilidad me ayudará a sentir por un lado control (depende de mí) y por otro la creencia de que las cosas tenderán a ir “bien”.
Sin embargo, el coche con el motor en perfectas condiciones no puede funcionar sin gasolina. El combustible es la Esperanza. Y la Esperanza se basa en nuestra capacidad para creer en que el futuro será bueno para nosotros (tanto individual como colectivamente). La Esperanza puede ser una creencia basada en hechos contrastables o basada en algo más intangible, menos racional; en cualquier caso, puede ser un elemento tremendamente funcional para adaptarnos a situaciones de adversidad. Creer que no va a durar, que vamos a salir de esta situación, es un factor que puede ayudar a poner en marcha las acciones necesarias para salir de la misma.
Optimismo (el motor) y Esperanza (el combustible) nos ayudan a movilizar nuestros recursos orientados al cambio, a la adaptación a las circunstancias.
Con todo este panorama que he descrito hasta aquí, vuelvo a la pregunta del principio: ¿por qué es importante la felicidad en tiempos de coronavirus? Aunque la felicidad sea un concepto subjetivo, porque para cada uno puede ser una cosa diferente, creo que es importante tenerla en cuenta en este momento porque supone una reflexión sobre aspectos importantes para nosotros mismos y para quienes nos importan. No hablo aquí, por supuesto, de una felicidad hedónica, basada en el propio placer (aunque el propio placer sea también un elemento importante, en equilibrio con la responsabilidad ante la situación compartida entre todos), sino de una Felicidad Eudaimónica, basada en aspectos más trascendentes de nuestra existencia, en conexión con las personas que nos rodean.
Me he encontrado durante estos meses con personas que, como consecuencia de la “caída” de los 4 pilares analizados anteriormente, ha empezado a plantearse preguntas sobre el sentido de su vida: ¿para qué estoy aquí?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿para qué todo esto? Con un desgaste emocional evidente, una pérdida de reforzadores brutal, la falta de esperanza e ilusión en el futuro, más un capital psicológico agotado, esas preguntas son mucho más difíciles de responder de forma constructiva. La sombra de la depresión planea sobre muchas personas precisamente porque se combinan todas estas variables.
Tener en cuenta nuestra felicidad, en ese estado depresivo, es algo que posiblemente no vamos a poder realizar. Es como querer empezar la casa por el tejado. Sin embargo, es esencial entender que desarrollar una serie de medidas para equilibrar las variables antes analizadas, para mejorar en esos aspectos, tendrá un impacto en nuestra felicidad y nuestro bienestar. Poco a poco, desarrollando esos aspectos, nos acercaremos a una reflexión necesaria sobre la importancia de cuidar nuestra felicidad y la de quienes nos rodean.
Pero para acercarnos a esa reflexión, es importante empezar a tomar medidas que nos ayuden a desarrollar nuestro Capital Psicológico Acumulable, a través del incremento de Reforzadores en nuestro día a día, al mismo tiempo que tomamos decisiones que faciliten un incremento de la sensación de Dominio que faciliten el desarrollo de creencias más Optimistas respecto a nuestras posibilidades de futuro, lo que redundará en una mayor Esperanza para nuestras vidas:
- Aumentar los Reforzadores: aunque muchos de los reforzadores que habitualmente han formado parte de nuestro estilo de vida ya no estén disponibles (por confinamientos, por responsabilidad, por miedo), puede ser importante comenzar a tener en cuenta otros reforzadores que sí estén disponibles a nuestro alrededor, otorgándoles un mayor valor en nuestro bienestar:
- Hacer un listado de actividades agradables, tanto disponibles como no, y ver cuáles puedo poner en marcha de forma inmediata, cuáles puedo poner en marcha en el plazo de 3-6 meses, y cuáles tengo que aceptar que por ahora no podré realizar.
- Incrementar la apreciación por los reforzadores “pequeños” o que nunca había puesto en marcha con anterioridad. Asimismo, incrementar la apreciación por aquellas situaciones que sigo llevando a cabo pero que hago de forma diferente (por ejemplo, en lugar de ver personalmente a un amigo, hablamos por videollamada).
- Llevar a cabo un registro de actividades agradables y valorar el grado de satisfacción que me generan ponerlos en marcha.
- Incrementar el Capital Psicológico: relacionado con las medidas que acabas de leer, podríamos ir recuperando capital psicológico progresivamente, aunque la valoración de cada acción o situación no sea muy intensa, con el tiempo podríamos encontrar una suficiente “acumulación” de experiencias agradables que modifiquen el Estado de Ánimo. Y será importante para mantenerlas en el tiempo la introducción de herramientas que contribuyan a cambiar la mirada de estas actividades y eventos, para incrementar la apreciación de las mismas.
Cuando se trata de las experiencias positivas y agradables, muchas personas creen que estas deben ser “extraordinarias” para ser tenidas en cuenta, de manera que las cosas pequeñas y perfectamente disfrutables pasan “desapercibidas” o no son tenidas en cuenta. Por tanto, aumentar cuantitativamente los reforzadores y aumentar la apreciación de los eventos, situaciones o acciones que generan sensaciones agradables, serían dos medidas para incrementar el Capital Psicológico Acumulable.
Desarrollar estas medidas no hace que desaparezca la adversidad, pero contribuye a hacerla más llevadera, más soportable… Y además, con el paso del tiempo tendrán un impacto positivo sobre nuestro Estado de Ánimo, que tendrá un mayor equilibrio, con menos “bajadas y subidas”, ayudando así a incrementar la sensación de control y dominio.
- Modificar la Percepción de Control: para enfrentarnos a la Indefensión Aprendida que hemos mencionado anteriormente, la combinación de propuestas anteriores ayudará significativamente a mejorar la percepción de control y dominio. Aprender a ver las adversidades desde una perspectiva que combine las siguientes variables como internas, específicas y temporales será esencial para generar más sensación de control. Del mismo modo, si vemos los éxitos que tenemos a través de nuestras acciones desde una perspectiva que combine las variables internas, permanentes y globales, entonces sentiremos que somos capaces de influir en lo que sucede en nuestras vidas, de forma equilibrada.
“La clave del éxito está en aprender a manejarse dentro de la incertidumbre”.
Como señala el propio Martin Seligman, lo que se aprende a lo largo de nuestras vidas no es la Indefensión, sino el Control. Aprendemos a tener control en situaciones de incertidumbre y eso genera sensación de control, lo que redunda en un incremento de nuestra Esperanza. De hecho, él mismo lo llama el “Circuito de la Esperanza“.
- Planificar Metas que generen Ilusión y Esperanza: tras todo este año tan complicado, con tantos cambios, nos cuesta muchísimo pensar en el futuro, tanto a medio como a largo plazo. Es completamente comprensible que sea así, dado que no sabemos cuándo las cosas mejorarán o volverán a parecerse a la vida que llevábamos antes.
Sin embargo, para ayudarnos a gestionar toda esta situación, no solo será importante incrementar el Capital Psicológico o generar mayor Sensación de Dominio y Control, sino que también hemos de empezar a planificar algunas metas ilusionantes a medio y largo plazo (teniendo en cuenta que el medio y largo plazo será en este caso entre 2 y 6 meses). Ilusionarnos con una salida al campo para hacer una ruta de senderismo (a medio plazo), o tal vez un viaje a alguna ciudad para pasar unos días de vacaciones (a largo plazo), podrían ser metas factibles que ayuden a incrementar la Esperanza en un futuro mejor.
Las 4 variables que he analizado se basan en la observación que he realizado durante el último año en mi trabajo en la consulta, no pretendo nada más que compartir mi experiencia profesional y algunas recomendaciones que han provocado cambios positivos en las personas con las que he estado trabajando. La lectura de esta reflexión sustituye, en ningún caso, la petición de ayuda profesional si estás pasando por un momento delicado.
Por todo esto me parece que es importante tener en cuenta la Felicidad en estos tiempos, porque está vinculada a aspectos que pueden ayudarnos a llevar esta situación de forma más constructiva, a tener más control en la situación, a gestionar toda esta incertidumbre en la que estamos viviendo. Tener en cuenta la Felicidad y el Bienestar, incluyendo entre otras las variables mencionadas pueden ayudarnos en esta transición hacia nuevos Estilos de Vida que aún están por llegar.
En este 2021, tras el desgaste de 2020, creo que es importante que el discurso de responsabilidad y paciencia, se combine con una serie de medidas que faciliten la aceptación de los cambios que están sucediendo, al tiempo que alimentamos la Esperanza de que la situación mejorará y nuestras vidas serán más plenas y satisfactorias. Y esta Esperanza no solo debe basarse en el deseo de recuperar nuestras vidas pasadas, porque claro que iremos recuperando espacios, vínculos y actividades, sino porque habremos aprendido nuevas formas de observar nuestro bienestar, nuevos caminos para buscar nuestra felicidad.
Esa es mi Esperanza particular, mi deseo para todos nosotros: que seamos capaces de aprender nuevas maneras de vivir, más sencillas, más orientadas a las relaciones constructivas y significativas.
Tony Corredera.
Learn MoreDía Internacional de la Felicidad 2019
Cada 20 de marzo hay una nueva reflexión que deseo compartir, en relación al Día Internacional de la Felicidad. No todos los años decido compartir aqui mis pensamientos al respecto de este día, pero desde 2013, esta es la cuarta vez que lo hago. Y en este caso, el punto de partida será una experiencia personal.
El Día Internacional de la Felicidad va consolidándose en nuestra sociedad, como un día en el que nos paramos a pensar en este concepto, en sus implicaciones personales, sociales, culturales e incluso políticas. ¿Es importante la Felicidad? ¿Hemos de tenerla en cuenta como un objetivo en nuestras vidas? ¿Es la Felicidad una imposición de nuestro tiempo? Cada vez más instituciones, de todo tipo, deciden conmemorar esta fecha para realzar su compromiso con el Bienestar y la Felicidad de las personas. Un buen ejemplo, es el IES Albalat, en Navalmoral de la Mata, que cada año, coincidiendo con el 20 de marzo, celebra su “Semana de las Emociones” en la que realiza talleres, charlas, programas, etc., en relación a la Inteligencia Emocional de las personas que forman parte de su comunidad. El 2018 participé directamente y podéis leer aquí el resultado.
¿Porqué creo que es importante que exista un Día Internacional de la Felicidad? Ayer estuve impartiendo 5 horas de formación con los alumnos del Programa Superior de Coaching Psychology de la Universidad Complutense de Madrid, las correspondientes al Módulo de Psicología Positiva Aplicada al Coaching. En este espacio de trabajo (no solo las 5 horas de ayer, sino las otras 13 que compartimos en semanas previas) el aprendizaje es constante, el debate abierto, la práctica deliberada. Debido a que la planificación del Programa hizo coincidir una de mis clases con el Día Internacional de la Mujer, fecha en la que se convocó una Huelga General y no pudimos impartir esas horas, me he encontrado con 2 regalos: ver el compromiso del alumnado por buscar un espacio de “recuperación” para poder impartir la clase, más allá de los horarios establecidos, siendo un extra para ell@s; y por otro lado, de cara a la organización de esta fecha, participar unos días en su grupo de whatsapp privado. Allí he visto que su interés por la materia, por compartir, por aprender, va más allá de las clases. De hecho, parte de la clase de ayer estuvo mediada por los debates planteados en el grupo en los días previos, lo cual me ha resultado muy interesante, puesto que provocó en mí un incremento de mi interés y pasión por ofrecerles una clase de la mayor calidad posible.
En la tarde de ayer, durante las horas del módulo de formación, experimenté la felicidad de un modo particular: a través del “canal de flujo” o de la “experiencia óptima“. Mihalyi Cskszentmihalyi, considerado uno de los “padres” de la Psicología Positiva, describió en 1975 (mucho antes de la aparición formal de la Psicología Positiva) la Teoría de la Experiencia Óptima. Durante la clase de ayer se dieron las condiciones para experimentar “Flow“: mi percepción del tiempo se alteró (cuando me quise dar cuenta estábamos acabando la tarde), las acciones se sucedían unas detrás de las otras, tenía sensación de control, estaba muy concentrado y había una retroalimentación inmediata con los alumnos. Asimismo, hasta que no llegó la hora del descanso o el final de la sesión, no fui consciente de mis emociones y sentimientos: alegría, serenidad, satisfacción, agradecimiento y mucha felicidad. Ayer por la tarde sentí mucha felicidad, pero no era consciente durante el proceso porque estaba profundamente inmerso en una actividad. ¿Alguna vez habéis experimentado algo similar? Estoy bastante seguro de que sí, aunque posiblemente en momentos y actividades completamente diferentes.
Esta es una cuestión clave desde mi punto de vista para entender la complejidad de la experiencia de Felicidad. Al tratarse de un término subjetivo, no podemos establecer que exista “una felicidad”. Algunas veces he escrito en este Blog que me gusta concebir la felicidad no como una meta, sino como un camino. Pero ni siquiera considero que haya “un camino” hacia la felicidad, sino que posiblemente haya múltiples caminos, diferentes rutas, múltiples formas de caminar a través de las cuales experimentamos felicidad.
Inevitablemente, cuando llegamos a este punto, algunas personas conectan con la idea de la “dictadura de la felicidad“. Quienes trabajamos desde el marco de la Psicología Positiva sabemos que uno de los elementos más importantes es el equilibrio particular de cada uno de nosotros: ni hemos de perseguir todos la felicidad, si no queremos, ni ha de considerarse un objetivo universal necesariamente, ni hay un solo método-camino-recorrido, para alcanzarla. Y por supuesto, si no eres feliz: ¡no es culpa tuya!
Darte cuenta de que no eres feliz, de que no te sientes bien, eso sí, puede ser un punto de partida importante para empezar a hacer algo al respecto, si uno quiere, si uno puede. Porque no se trata de obligarte a sentir lo que no te “sale” (por ejemplo, alegría en un momento de tristeza), o de sonreír a toda costa a pesar de la adversidad. Como decía Chris Peterson, la psicologiá positiva va de “los demás”; tal vez, en esta misma línea, cuando uno está triste, afrontando una situación muy difícil, pedir ayuda, apoyo y consuelo en nuestro contexto social sea la medida más razonable, sin exigencias de felicidad fingida.
Ayer, durante la clase, contaba a mis alumnos una metáfora que explica muy bien, a través de la Fortaleza del Optimismo, lo que supone la Psicología Positiva y su estudio equilibrado de la felicidad y el bienestar. Imaginad una olla redonda puesta al fuego, donde estamos cocinando un estofado. La olla está muy caliente, pero es hora de retirarla, porque si continúa en el fuego, la comida se quemará; la olla no tiene mango, no tenemos guantes ni tampoco trapos de cocina. Un HiperOptimista podría pensar: “lo puedo coger con mis manos y apartarlo rápidamente, estoy convencido de que puedo“; consecuencias: quemaduras graves. Un Pesimista podría pensar: “no hay nada que pueda hacer, ya es demasiado tarde“, con lo que la comida se quemará y posiblemente la olla también. Si practicamos un Optimismo equilibrado, nos pondremos en marcha con soluciones razonables, con el objetivo de apartar del fuego la olla, salvar la comida y no quemar la cocina.
El Optimismo es una herramienta que nos permite construir mangos y agarraderas (soluciones prácticas) para cada sartén y olla hirviendo (problemas o adversidades).
Ayer fui muy feliz impartiendo mi clase, debatiendo con los alumnos, escuchando sus reflexiones y descubrimientos. Hoy mi desafío es encontrar otra “felicidad”, otra ruta de bienestar, que me inspire y me apasione. Esta es una clave importante: la búsqueda de nuevos formatos de felicidad sigue siendo tan necesaria como la repetición de aquello que ya sé que me genera bienestar.
La Felicidad es un concepto subjetivo y volátil, es cierto, y sin embargo sigue siendo un elemento importante para la mayoría de las personas a quienes les pregunto: ¿qué es la felicidad para ti? Teniendo en cuenta los cambios sociales que están teniendo lugar en nuestras sociedades, la creciente tendencia a la soledad disfuncional, en diferentes momentos de la vida, ¿no os parece que tomarnos en serio el bienestar de las personas, nuestra felicidad, es un objetivo importantísimo a desarrollar?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MorePamplona en Positivo 2018: Día 2
“Un amigo es alguien que ve en ti más posibilidades de las que tú mismo ves, alguien que te ayuda a ser la mejor versión de ti mismo“.
Sheryl Sandberg
Tras las intensas emociones experimentadas en la Jornada del día 19, el sábado 20 de octubre prometía ser igual de intenso. Para ese segundo día, Iosu Lazcoz y el equipo de Pamplona en Positivo habíamos ideado un itinerario de talleres que podía experimentarse de diferentes maneras: se podía elegir asistir a todos, o solamente a aquellos que fueran de verdadero interés para uno mismo. Diseñamos una hoja de ruta con 5 talleres, que daba comienzo a las 11 de la mañana y que terminaría sobre las 20:30, organizados de tal manera que daba tiempo a desplazarse por Pamplona para asitir a todos y cada uno de ellos. El reto, para la organización, ha sido enorme y apasionante a partes iguales. Una ciudad entera, a través de algunos de sus lugares más emblemáticos, daba cabida a esta idea de empoderar a las personas con recursos psicológicos basados en la evidencia. ¿Verdad que suena bien?
Mientras desayunábamos, Iosu y yo recibimos la primera gran noticia del día a través de un mensaje de Belén Galindo: el Diario de Navarra nos había dedicado una página entera del periódico del sábado a la Jornada del día anterior, en el Museo de Navarra. Y para mi sorpresa, ¡el artículo entero estaba dedicado a mi ponencia! ¡Qué ilusión y qué manera de empezar el sábado! Si ya estaba motivado por el ser el primero en abrir la jornada de talleres del sábado, esta noticia me subió en una nube de emociones positivas de la que ya no pude bajar en todo el día. Podéis leer el artículo pinchando aquí.
Cuando se organizan talleres como los que habíamos ideado, tras una intensa jornada como la del viernes, siendo el primero del sábado, y se ofrecen de forma gratuita, como era el mío, uno siempre tiene dudas sobre si habrá suficientes personas para realizarlo. En este caso las dudas se disiparon minutos después de llegar al Café Iruña, donde ya nos esperaban tomando café unas 10 personas; habíamos reservado el famoso “Rincón de Hemingway“, con la idea de ponerme tras la barra de ese rincón, a impartir mi taller “Creando Relaciones Positivas“.
Llevo años trabajando en este ámbito, documentándome y desarrollando ideas basadas en mi experiencia como psicólogo; muchas consultas, tanto de tipo de individual, como de pareja o de familia, tienen como objetivo principal mejorar las relaciones. Dado que para este taller disponía de 1 hora únicamente, traté de hacerlo lo más dinámico posible, dando un pequeño encuadre teórico inicialmente, para después ofrecer recursos de creación, mantenimiento y gestión de las relaciones humanas con un objetivo compartido: crecer dentro de las relaciones. Estar detrás de una barra de cafetería impartiendo un taller, sin material audiovisual de apoyo, con los asistentes repartidos en los diferentes rincones de esa sala, algunos sentados, otros de pie, compartiendo risas y aprendizajes, ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. A todas las personas que estuvisteis allí esa mañana: ¡GRACIAS!
El segundo taller del día, “Valores Navarros en Clave Musical“, fue impartido por Edita Olaizola, en colaboración con dos maravillosas violinistas del Conservatorio Pablo Sarasate y celebrado en el Nuevo Casino de la Plaza del Castillo. Tras una encuesta realizada unos meses antes del evento, Edita nos sorprendió a los asistentes con una reflexión sobre los valores que los propios navarros destacan de sí mismos como conjunto; cada reflexión a la que nos invitaba Edita suponía realmente un profundo pensamiento acerca de la importancia de conocer los valores para desarrollar sentido de pertenencia a un grupo. ¿Cómo no sentirse orgulloso de las personas de navarra tras este taller? Por supuesto, la música que acompañó al taller fue sencillamente maravillosa: talento musical, que estremece la piel, al servicio de una fascinante reflexión dirigida por Edita.
Tras esto, parada para comer. Y, nuevamente, igual que en la jornada anterior, ponentes y asistentes, todos juntos, compartiendo unos pinchos, unas risas y muchas emociones positivas.
Lo cierto es que no podíamos relajarnos mucho porque tras la comida teníamos que trasladarnos al Castillo de Gorraiz, donde la fantástica Cristina Rubio nos esperaba para impartir su taller “Menú Optitud“: una pequeña disertación sobre aquellos alimentos que potencian la acción de la serotonina en nuestro cerebro y facilitan las emociones positivas. Además, el taller contaba con la presencia de uno de los Chefs del hotel, que tuvo a bien enseñarnos a preparar una receta en directo.
Fue también un momento muy interesante y agradable (y sabroso, estaba realmente rica la ensalada de salmón), puesto que este Chef era un ejemplo de Resiliencia y capacidad para buscar nuevos horizontes en su vida. Siempre he pensado que una jornada de formación, sea cual sea el formato, el momento más delicado viene después de la comida; a los asistentes suele entrarles algo de sueño y esto dificulta volver a coger el ritmo. Sin embargo, Cristina nos enganchó rápidamente a su propuesta, que fue muy dinámica y entretenida.
Tras este taller, el grupo que estaba compartiendo todos los talleres del día se trasladó a La Catedral de Pamplona donde tendrían lugar los dos últimos talleres; el diseño de la jornada permitía ir a todos los talleres, como dije antes, así que el nivel de intimidad, emoción positiva compartida y complicidad iba creciendo entre quienes estábamos acudiendo a todas las propuestas.
El siguiente taller, “La Optitud: ¿se nace o se hace?” fue planteada como una conversación entre Iosu Lazcoz, creador del concepto Optitud, y la periodista Belén Galindo. Asimismo, servía para presentar en sociedad los dos nuevos libros de ambos: Iosu presentaba “Optitud ante la Adversidad” y Belén “Gente Op“. Fue una conversación deliciosa, alejada de una “venta de libros” al uso. Ambos compartían sus vivencias y experiencias relacionadas con la Optitud, de manera que haciendo gala de su generosidad, nos ofrecieron algunas claves que han descubierto en sus viajes, en sus trabajos, en sus vivencias, para una vida más plena y feliz.
Cuando terminó este taller, mientras preparábamos las cosas para el último del día, caí en la cuenta de que llevábamos sin parar de compartir aprendizajes más de 8 horas, un grupo de al menos 20 personas. En cada taller había personas que no iban a todo, pero se mantenía ese grupo que estábamos compartiendo cada momento. A mi, personalmente, me parece impresionante que las cosas se dieran así.
El último taller fue toda una sorpresa para mí. Quizá porque no sabía qué esperar, aunque Iosu me había hablado de maravilla del mismo. “Positive Wine Sweetology” fue una sorpresa no solamente por el contenido, un planteamiento totalmente distinto al de una cata normal y corriente, sino porque sus ponentes, el propio Iosu Lazcoz y Javier Bañales, supieron utilizar las metáforas adecuadas sobre el cuidado del vino y el cuidado de las personas: tal vez necesitemos cosas similares y al mismo tiempo conviene invertir los valores en la ecuación. Valorar un vino por sus cualidades positivas en lugar de por sus defectos tiene el mismo impacto que valorar a una persona por sus fortalezas en lugar de por sus errores. La reflexión de Javier, desde su experiencia como enólogo, nos orientó hacia una reflexión sobre lo que importa en la relación con las personas: respeto, cuidado, valoración y disfrute compartido. Un lujo de taller, en el que, por supuesto, pudimos disfrutar del “maridaje” de vino y dulces.
Tras los meses que han pasado desde que terminó Pamplona en Positivo, creo que no puedo sino confesar que lo que hemos vivido ha sido un acto de generosidad de Iosu Lazcoz, en el que hemos podido conocerle mejor, a través de la propuesta de una jornada de 2 días y en la que se han podido observar algunas de sus mejores cualidades: generosidad, trabajo en equipo, liderazgo, capacidad de amar, sentido del humor y mucha vitalidad.
Desde aquí quiero darte las GRACIAS, así en mayúscula, por la oportunidad maravillosa de vivir esta experiencia, de sacarle todo el jugo, de conocer a personas maravillosas que ya forman parte de mi corazón. Estamos acostumbrados a concebir 3 grandes objetivos para una vida plena: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. No es que me parezca mal como planteamiento. Sin embargo, Iosu ha alcanzado la excelencia con este regalo que pudimos experimentar el 19 y 20 de Octubre: compartió su alma con nosotros y nos facilitó un escenario donde dar lo mejor de nosotros mismos, donde todos fuimos aprendices y maestros, donde compartimos lo mejor de la vida y lo vivimos con total plenitud: las relaciones humanas.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
Learn MorePamplona en Positivo 2018: Día 1
“Las Emociones Positivas son el Capital Psicológico Acumulable“.
Barbara Fredrickson.
Siempre he pensado que las personas anhelamos conectar con los otros. Deseamos tener auténticos encuentros en los que percibimos una conexión de verdad con otra persona y con la que podamos expresar y compartir cómo realmente somos. Queremos sentir con los demás. Sentir a los demás y que nos sientan.
Hace tiempo que sospechaba que compartir nuestras emociones más bonitas multiplica sus efectos en nosotros y en quienes forman parte de una experiencia positiva compartida. Tras lo que hemos experimentado en el evento Pamplona en Positivo, llego a la conclusión que compartir la alegría, la ilusión, la esperanza, el amor, provocan en nosotros un sentido de conexión profundo y palpable.
Este post es un pequeño homenaje, en forma de crónica, de mis experiencias antes, durante y después del evento. Este post está dedicado a las personas que formaron parte del evento, de un modo u otro, y que, como lo vivieron en primera persona, comprenderán gran parte de mis palabras.
En la noche del 18 de octubre, Iosu Lazcoz organizó una cena en la que coincidíamos al mismo tiempo y por primera vez todas las personas que han hecho posible Pamplona en Positivo: organizadores, ponentes y patrocinadores nos conocíamos en persona compartiendo platos en el Castillo de Gorraiz, que tuvo el maravilloso detalle cómplice de ofrecernos un menú “Gorraiz en Positivo”.
Durante la cena, la sensación de conexión entre las personas que estaban a mi lado fue instantánea: personas de diferente origen, con trabajos distintos, con trayectorias muy particulares, pero que teníamos en común un deseo de compartir, ayudar y mejorar las cosas. A mi lado, Juan Manuel nos contaba a todos su proyecto “Sonrisas de Comida“; escuchando atentamente, frente a mí, Joaquín y Cristina, de Cafés Afortunato, que después nos contarían cómo a través de su empresa ofrecen empleo a personas con enfermedad mental crónica. A mi otro lado, Yolanda, una maravillosa cantante que compartía con nosotros su experiencia; y frente a ella, Ignacio, todo un catedrático y decano de la facultad de Económicas, nos contaba su maravillosa labor más allá del puesto, ayudando a los estudiantes.
El resto de la mesa, a cuyas conversaciones no podía atender, como es lógico, lo completaban personas igualmente admirables: Belén, Edita, Cristina, Paco, Sonia, José Antonio, Danny… El brindis final por parte de Iosu suponía un colofón a una noche que presagiaba un fin de semana inolvidable para nosotros y para las personas que nos acompañaron.
Nunca me había resultado tan difícil describir un suceso como lo que sucedió el pasado 19 de octubre. En un marco impresionante, el Museo de la Universidad de Navarra, Pamplona en Positivo daba la bienvenida a los asistentes con un hilo de fondo: “Oh, happy day!“, tan pegadizo como oportuno por todo lo que estábamos a punto de vivir.
Paco Rivero, el presentador del evento y una persona valiente y admirable, nos ofrecía un toque muy personal, emotivo y diferente cada vez que presentaba a los ponentes. Su mezcla perfecta de seriedad y sentido del humor, su capacidad para jugar y emocionar, sirvieron para guiar a los asistentes en este camino de forma inspiradora. Paco no solo mantuvo el interés de los asistentes durante toda la jornada, sino que consiguió hacer reír, jugar y divertirse a los asistentes en cada una de sus intervenciones.
Mi amigo Iosu Lazcoz fue el primero, y lo cierto es que no podíamos tener un arranque más potente que este: el ideólogo y motor de esta experiencia, nos ofreció algunos caminos a través de los cuales vivir una vida más plena, satisfactoria y feliz, desarrollando y potenciando nuestra Optitud. Su alegría, seguridad y sentido del humor fueron el mejor modo de comenzar este viaje. Cualquier cosa que escriba aquí sobre el papel de Iosu se va a quedar corta, porque su ponencia, que fue genial, no hace justicia al trabajo “invisible” que ha desarrollado, en el que ha hecho gala de sus mejores fortalezas: optimismo contagioso, humor para los momentos malos y los buenos, capacidad de amar a cada persona que ha participado, haciendo que nos sintiéramos importantes y engrasando las relaciones entre nosotros cuando se producía algún desajuste. Has estado simplemente impresionante. ¡Gracias amigo!
Sonia Yanguas fue la siguiente ponente, la primera historia de superación de la jornada. Nos contó su viaje, su transformación, y algunas claves importantes, su particular caja de herramientas, que le sirvieron para superar la adversidad. Sonia le dio continuidad a la intervención de Iosu y, tal y como él había conseguido desatar carcajadas con su humor, Sonia ofreció mensajes que emocionaron a los asistentes.
Sonia demostró que tiene el don de la palabra, y también una maravillosa capacidad para la autogestión de sus emociones: me confesó antes de empezar lo nerviosa que se sentía, pero ¡quién lo diría tras escucharte inspirar a los asistentes con tu historia! Gracias Sonia, por ponerle tanto cariño a este proyecto.
Me tocó a mí continuar con mi ponencia. ¡Qué os puedo decir! Quienes me conocen saben que me encanta la formación, que nunca me ha pesado ponerme frente a desconocidos a compartir lo que sé. Y también debo confesar que nunca había estado delante de 320 personas escuchando en silencio mis palabras. Nuestro objetivo, desde que planteamos esta maravillosa locura, era ofrecer a los asistentes mensajes inspiradores basados en los hallazgos científicos relacionados con la psicología positiva. En junio, Iosu me había pedido que asumiera la responsabilidad de la Dirección Científica del evento, de manera que para mí era muy importante mantener ese equilibrio: ofrecer información útil basada en la evidencia, expresados a través de mensajes inspiradores. Puedo confirmar, por las reacciones de las personas a las dinámicas propuestas y al cariño recibido durante todo ese fin de semana por parte de los asistentes, que conseguí este objetivo. No os miento cuando afirmo que este ha sido uno de los mejores momentos de mi vida profesional y personal. ¡Gracias por todo lo que hemos compartido!
Llegó el descanso y con él la primera oportunidad de interactuar con los asistentes. Más allá de las felicitaciones, que siempre son agradables y que agradecí muchísimo, observé mucha alegría, conversaciones animadas sobre lo que habían escuchado durante las primeras dos horas.
Fue muy bonito y especial ver la facilidad con la que se establecían conexiones; en el breve tiempo de descanso tuve 3 conversaciones emotivas con 3 personas difererentes, que se animaron a compartir conmigo historias personales, sus proyectos, expresando gratitud por lo que estaban viviendo este día. Gracias Marian, Estela y María.
Tras el breve receso, llegaba el turno de Ignacio Ferrero, Decano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra, del que ya hice un breve comentario más arriba. Su intervención fue emocionante, por el modo tan personal con el que comenzó, y por la fascinante propuesta que nos lanzaba: la felicidad en el trabajo orientada al desarrollo de virtudes éticas. De todo el equipo de ponentes que formó parte de Pamplona en Positivo, tanto del día 19 como del día 20, al único que no conocía (bien en persona, bien a través de redes sociales virtuales) era a Ignacio. Y ha sido todo un descubrimiento, no solamente por el interés que me despierta su trabajo, sino sobretodo porque es una buena persona, con todo lo que eso significa. Gracias Ignacio por tu generosidad.
Llegó el turno de Juan Manuel Pedreño, posiblemente el momento más emotivo de la mañana, cuando nos contó su proyecto “Sonrisas de Comida”. Cuando la humildad es una virtud ésta se muestra sin necesidad de aparentar nada. Así es Juanma, una persona que no necesita demostrar nada; sus acciones silenciosas, sin buscar publicidad, y que quiso compartir con los asistentes hablan por sí solas de Juanma y de su proyecto. Cuando la prensa ha comenzado a hacerse eco de su solidaridad y de su proyecto, él ha querido participar activamente con un solo objetivo: llegar a más personas que puedan necesitarlo. Iosu y yo estábamos sentados durante su ponencia en la parte de atrás del anfiteatro, y ambos soltamos alguna lagrimilla de emoción al escuchar esta historia de adversidad, de superación y de generosidad, que representa a muchísimas familias no solo de Pamplona o del resto de España, sino posiblemente de todo el mundo. Muchas gracias, Juanma, por tu activismo incansable.
A continuación vino el descanso para comer. Una vez más, la espontaneidad de las personas que hemos participado en este evento, más allá de los roles, hace de Pamplona en Positivo algo especial; he asistido a infinidad de jornadas y congresos en mi vida. Siempre he pensado que no me gusta cómo los ponentes se “diferencian” de los asistentes y toman distancia, comen aparte, apenas cruzan palabra más allá de las “felicitaciones” pertinentes, etc. Aquí, sin pretenderlo, se rompieron esas “barreras” y fuimos a comer un grupo de personas juntas, algunas éramos ponentes y otras eran asistentes.
Recalco esta parte, como la del descanso y la de la cena pre-congreso, porque me parece esencial para comprender Pamplona en Positivo y la experiencia fantástica que hemos compartido. Personas conectando con personas, escuchándose, ayudándose, comprendiéndose, emocionándose, JUNTAS.
Tras la comida, Edita Olaizola nos dio una clase magistral sobre cómo el uso de las metáforas puede resultar inspirador, utilizando algunas referencias basadas en obras de arte; y no solo eso, también tuvo que demostrar cómo se gestiona la adversidad en directo, puesto que tuvimos algunos problemas técnicos justo en este punto del día.
Conozco a Edita desde hace algunos años y cada interacción con ella, cada vez que la escucho o que leo sus artículos, me invita a una reflexión profunda, desde el uso de elementos sencillos. Esa capacidad la convierte en alguien muy especial, una sabia que te enseña algo importante casi sin que te des cuenta. Gracias Edita, por tu arte, tu saber y tu gran sentido del humor.
El bloque de ponencias del día lo terminó Danny Imízcoz, que también fue uno de los organizadores del evento. Danny quiso participar hablándonos de su historia de superación, en la que nos contó cómo afrontó la pérdida de su madre, al mismo tiempo que otras áreas de su vida se venían abajo. Su mundo, como lamentablemente ocurre algunas veces, se colapsó.
Pero Danny quería compartir esperanza. Ha tenido que reinvertarse, aprender a levantarse de la dura caída, y en su renacer ha tenido la generosidad de querer compartirlo con los asistentes a Pamplona en Positivo. Estoy seguro de que su historia particular refleja algo de todos y cada uno de nosotros, lo que yo llamo los “lugares comunes”. Gracias Danny por tu dedicación y por tu valentía.
En la parte final de la jornada tuvo lugar la entrega de los I Premios Optitud, presentados por la maravillosa Ana Belén Albero. Este evento no podía cerrarse sin el reconocimiento de la superación, de la resiliencia, de la capacidad que tenemos para reinventarnos. Seleccionamos un grupo de personas que destacaban por sus valores en el afrontamiento de la adversidad en la vida, personas que nos inspiran y que nos proporcionan esperanza. El resultado de las votaciones nos dio la oportunidad de premiar, reconocer y valorar públicamente a algunas personas a las que también queríamos transmitir lo importantes que son al ofrecernos inspiración y esperanza: Fátima Frutos, Amaia Izar, Celia Canseco, Juan Manuel Pedreño, Elena Chávarri y Oier Altuna; Oier fue quien recibió más votos y se llevó el Primer Premio, un reconocimiento a su capacidad de superación, aunque en este caso no hubo ganadores ni perdedores. Bueno sí, ganamos todos los que pudimos escuchar sus historias y compartir algunas palabras con ellos. Gracias a todos, por ser esperanza e inspiración.
Y finalmente, el cierre del evento. Uno podría pensar que tras todo el día implicado, atendiendo, emocionándose, a estas alturas sería difícil un cierre “elevado”. Tal vez a estas alturas de post, el cansancio haya hecho mella en ti también. En nuestro caso, las más de 300 personas que estábamos en Pamplona en Positivo fuimos testigos de otro momento mágico, inspirados por la maravillosa cantante Ysi Kalima, que nos “elevó” a cotas inimaginables convirtiendo a todos los asistentes en un improvicado coro musical. ¿Recordáis que el congreso recibía a los asistentes en el auditorio con la melodía de fondo “Oh, happy day!”? Pues Ysi nos llevó a un nuevo nivel de emotividad con su manera de dirigirnos como un coro que interpretaba esta canción. ¡Momentazo! Gracias Yolanda porque eres magia, me hiciste revivir emociones que hacía tiempo que no sentía.
Aunque he hecho un gran esfuerzo por tratar de reflejar lo que vivimos el pasado 19 de Octubre en Pamplona, por desgracia acabo con la sensación de no poder transmitir verdaderamente lo que sentimos. Conexión en el sentido más amplio de la palabra, a través de las emociones que compartimos, que nos elevaron, que nos inspiraron mutuamente. Si has llegado hasta el final de este relato, ¡te felicito! Dejo para otro momento lo que vivimos el sábado 20, en la jornada de talleres. Esa, sin duda, será otra emocionante historia.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More
Promoviendo la Salud Mental
Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental. Hace justo un año escribí otro post en el que comentaba la importancia de visibilizar a estas personas, de no juzgarlas, de tratar de comprenderlas y hacerlo no desde una perspectiva individualista, sino sistémica. Manteniendo el mismo enfoque planteado en el anterior post, este año me gustaría compartir una reflexión sobre los esfuerzos por promover la Salud Mental Positiva.
Cuando hablamos de Salud Mental, en muchas ocasiones centramos el tema en la Enfermedad Mental, en los Problemas Psicológicos, casi utilizando el término como un eufemismo. Promover la Salud Mental en una sociedad como la nuestra, que presiona sistemáticamente en múltiples direcciones opuestas entre sí, resulta un gran desafío. Continuamente recibimos mensajes contradictorios que van desde la importancia de tener éxito profesional (para lo que hay que estar continuamente ocupado con tareas profesionales y/o formativas) hasta la importancia de “estar presentes” en las relaciones personales, reservando tiempo a diario para la pareja, los hijos, los amigos, la familia… Vemos en televisión productos para reducir el colesterol y a continuación un anuncio de hamburguesas con una pinta deliciosa. ¿Estas formas de contradicción promueven el bienestar? ¿Promueven la Salud Mental?
Del mismo modo, existen formas de presión que consisten en mensajes contradictorios, opuestos entre sí, o sencillamente novivos, pero que aparecen disfrazados como “fórmulas de la felicidad, el éxito y el bienestar”. Nuestro deseo de vivir una buena vida, de evitar el sufrimiento propio o de nuestros seres queridos, nos lleva en ocasiones a cometer el error de considerar estos mensajes como verdades absolutas.
Habitualmente suelo decirles a mis pacientes que los psicólogos tenemos muchas más certezas sobre todo aquello que podemos hacer para que las cosas empeoren que sobre lo que hay que hacer para llevar una vida feliz. Eso no quiere decir que no sepamos nada sobre qué se puede hacer para mejorar nuestras vidas, qué estrategias implementar para potenciar nuestro bienestar y el de las personas con quienes nos relacionamos.
Muchísimos estudios científicos en diversos campos de la psicología, como la Psicología de la Salud, la Psicología Social, la Psicología Positiva y la Psicología de las Organizaciones, mencionan de forma consistente hallazgos para mejorar nuestras vidas. Y dichos hallazgos van más allá de la solución de problemas existentes, sino en la mejora de condiciones individuales (gestión de las emociones, de los sesgos cognitivos, de la percepción de capacidad), de las condiciones relacionales y sistémicas.
Sin embargo, ¿cada cuánto tiempo tenemos ocasión de conocer estos hallazgos? Nos bombardean a diario con noticias que generan en nosotros muchas emociones desagradables como miedo, rabia, tristeza… ¿Dónde podemos acudir para nos “bombardeen” con mensajes que generen en nosotros optimismo, esperanza y sensación de que podemos mejorar nuestras vidas? ¿Dónde podemos aprender a potenciar nuestro bienestar? Se deja “lo positivo” a la elección particular de cada uno, de tal manera que se acaba convirtiendo en una gran exigencia discriminar entre tanto mensaje: aquí es donde campan las pseudociencias, que tanto daño están haciendo.
Para cuidar mi Salud Mental y la de quienes me rodean, no basta solo con tratar los problemas cuando éstos aparecen. En todos los años que llevo como profesional de la Psicología he ido observando que las estrategias preventivas pueden ayudarnos muchísimo en el objetivo de promocionar la Salud Mental Positiva.
Desarrollar autoconocimiento y habilidades para pensar en términos científicos, aprender a gestionar nuestras emociones, a comunicarnos de forma efectiva y auténtica, son algunos de los recursos que considero imprescindibles para promocionar nuestra Salud Mental.
Esto es en gran parte lo que he aprendido en mi consulta. Pero también me parece esencial entender la dinámica de relaciones en la familia, en los trabajos, allí donde pasamos tiempo con otros.
Generar un tipo de comunicación que permita a las personas relacionarse sin miedo, donde la empatía y la compasión sean dos pilares básicos a la hora de comunicarnos, resultan factores determinantes para construir sistemas que faciliten situaciones promotoras de Salud Mental. Dicho de otro modo: que uno quiera estar en esos lugares con esas personas, porque siente que suma y que le suman.
Psicólogos de fama mundial, desde diferentes ramas de estudio, llaman a esto trabajar en el Florecimiento Humano (por ejemplo, Martin Seligman o Steven Pinker).
¿Y si la clave para promocionar la Salud Mental hoy también pasa por crear eventos donde el objetivo sea Florecer, donde la meta sea CRECER? Algunas personas hemos decidido dar un paso adelante y compartir nuestros conocimientos, experiencias y voluntades para promocionar no solo la Salud Mental, sino también el Florecimiento, el Bienestar y la Felicidad.
Este mes de Octubre tienen lugar una serie de eventos que tratan de equilibrar esta balanza, compartiendo hallazgos científicos, experiencias profesionales e historias inspiradoras: Pamplona en Positivo, que tendrá lugar los próximos 19 y 20 de Octubre, y La Laguna en Positivo, que tendrá lugar el 27 de Octubre. Y dado que también coincide que la próxima semana se celebra en Madrid un congreso académico sobre Psicología Positiva, considero que estamos ante un #OctubrePositivo.
¿Te sumas a la acción de plantar la semilla del Crecimiento? Yo te espero en Pamplona la semana que viene. ¡Allí nos vemos!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
- Pamplona en Positivo se celebró los días 19 y 20 de Octubre de 2018.
- El IV Congreso Español de Psicología Positiva se celebró en Madrid los días 18, 19 y 20 de Octubre de 2018.
Cómo conseguir tus metas a través del Optimismo
Los próximos días 19 y 20 de Octubre vamos a celebrar en la ciudad de Pamplona el evento #PamplonaenPositivo, en el que participo activamente como parte de la Dirección Científica y ponente en ambos días. Mi socio Iosu Lazcoz, el auténtico motor de este proyecto es quien ha hecho posible que podamos desarrollar un evento de este calibre. Junto con él, mucha otras personas, en mayor o menor medida, están contribuyendo a que este evento sea inolvidable. Te recomiendo que no te lo pierdas, va a ser inspirador y emocionante: ¡vente!
Desde mi blog, comparto el siguiente post que fue originalmente publicado en www.eventosenpositivo.com, donde también puedes comprar tus entradas para asistir a nuestro evento:
El Optimismo ha pasado por una época en la que ha sufrido “mala reputación“. Durante demasiado tiempo se ha dado por válida la afirmación siguiente: “yo no soy pesimista ni optimista, soy realista“. Muchos intelectuales, académicos y referentes culturales y sociales han abrazado el discurso pesimista y dicho discurso ha acabado pareciendo que es el más razonable. “Piensa mal y acertarás“, sería el corolario mediante el cual se expresa mejor esta tendencia tan extendida de un tiempo a esta parte.
Lo curioso del asunto es que cuando diseccionamos el término Optimismo y estudiamos en profundidad sus mecanismos de acción, nos damos cuenta que incluso el más recalcitrante pesimista ha de utilizar determinadas herramientas para alcanzar sus objetivos en la vida. Una de estas herramientas, es la predisposición a considerar el mejor resultado posible y las acciones planificadas que me acercan progresivamente hacia mis metas. Esto es lo que, en esencia, hace una persona optimista cuando ha de encarar un desafío o alcanzar un objetivo.
Sobre Optimismo y otras Fortalezas Personales asociadas os hablaré el próximo día 19 de Octubre en mi ponencia “Cómo conseguir tus metas a través del Optimismo“, dentro del Congreso Pamplona en Positivo, del que me siento enormemente orgulloso y agradecido de pertenecer.
La frase que aparece a la izquierda, mayoritariamente atribuida a Henry Ford en redes sociales (y según otras fuentes, a Confucio), parece uno de esos ejemplos a partir de los cuales el Optimismo parece haberse ganado su mala reputación. En mi trabajo como psicólogo, sin embargo, me encuentro con mucha frecuencia que la primera razón por la que algunas personas no consiguen sus objetivos es porque no lo intentan. ¿Y por qué no lo intentan? Porque se han convencido de que, simplemente, no podrán conseguirlo.
Muchas de estas personas a las que hago referencia están experimentando lo que se conoce en psicología como Indefensión Aprendida, la percepción de que haga lo que haga, el resultado siempre será el mismo: el fracaso. Así que estas personas no lo intentan. ¿Alguien se siente identificado? Estoy seguro de que todas las personas hemos tenido alguna vez esa sensación. Un puesto de trabajo para el que no nos sentíamos preparados; una persona que nos gusta mucho pero con la que nos asusta hablar; una tarea que nos han presentado de forma tan compleja que parece solo al alcance de un genio. ¿Pensar que podré hacerla mágicamente me dejará preparado para afrontarla? NO. El Optimismo no es pensar en positivo, no es creer que lo puedo todo y de pronto ya es posible.
Es importante contar con herramientas específicas para que esta percepción no dure demasiado tiempo y reaccionar de una forma diferente. Pensar que es posible afrontar una situación puede orientarme hacia la búsqueda de soluciones específicas, a la puesta en práctica de dichas soluciones y a no rendirme ante la posibilidad de que no lo resuelva a la primera. Durante la ponencia hablaremos de cómo el Optimismo, la Perseverancia, el Autocontrol o la Perspectiva, como Fortalezas Personales que podemos aprender a potenciar en nosotros, nos orientarán hacia la consecución de nuestras metas y también hacia un mejor afrontamiento de las adversidades.
Tras 12 años trabajando con personas que necesitan ser escuchadas, resolver problemas, alcanzar metas y desarrollar habilidades de afrontamiento, creo que es momento de compartir con quienes estéis en Pamplona en Positivo el próximo día 19, algunas claves prácticas que nos ayudarán en nuestros objetivos vitales y nos generarán una mayor sensación de capacidad, bienestar y resiliencia. ¡Os espero entusiasmado!
Tony Corredera.
Director Científico de Pamplona en Positivo.
Learn More
Día Internacional de la Felicidad 2018
El Día Internacional de la Felicidad es una fecha señalada en la agenda para cualquier especialista en Psicología Positiva. Ayer se produjeron muchísimas iniciativas en diferentes lugares del planeta para conmemorar la importancia de la Felicidad en nuestras vidas. En 2012, Naciones Unidas aprobó una resolución a partir de la cual desde el 20 de Marzo de 2013 se celebraría el Día Internacional de la Felicidad; la influencia de las propuestas del gobierno de Bután, como el FIB (Felicidad Interior Bruta) para medir el progreso de los países, fue determinante.
Hace un par de meses el AMPA del IES Albalat me invitó a su Semana de las Emociones, una iniciativa que tienen en marcha desde hace algún tiempo y que encaja dentro de su filosofía para trabajar con el alumnado la Inteligencia Emocional. Acordamos que mi visita coincidiera con el Día Internacional de la Felicidad y que haríamos intervenciones con alumnos de Bachillerato por la mañana y con las familias por la tarde.
Las intervenciones con el alumnado de 1º y 2º de Bachillerato giraron en torno al contenido “Activa tus Fortalezas“, aunque lo verdaderamente interesante fue la interacción con sus situaciones particulares. Como he podido comprobar en otros centros de secundaria, los alumnos de Bachillerato, especialmente en 2º, viven sujetos a una enorme presión académica, que les llevan a renunciar casi por completo a sus intereses, placeres y pasiones. Podéis leer reflexiones al respecto aquí.
Lo que más me llamó la atención en muchos de estos alumnos es que están profundamente bloqueados, en un estado de Indefensión Aprendida desde hace meses. La necesidad de aprender herramientas que les ayuden a manejar la presión académica, a salir airosos de la adversidad, es muy evidente; tal vez, una de las cosas que hemos de hacer por ellos es ayudarles a transformar sus creencias dicotómicas que les llevan a dejar de lado por completo sus aficiones, sus pasiones, sus relaciones de amistad en muchos casos.
La sugerencia de descubrir, desarrollar y potenciar sus Fortalezas Personales les resultó interesante y motivante a partes iguales. Equilibrar el tiempo de responsabilidad y ocio, equilibrar el uso de sus fortalezas en diferentes ámbitos de sus vidas, utilizar diferentes herramientas para incrementar sus emociones positivas, sus experiencias óptimas, mejorar sus relaciones interpersonales también fueron parte de estos encuentros. Hubo muchísima participación en el grupo de 1º de Bachillerato, mucha curiosidad, mientras que en 2º de Bachillerato la participación fue menor, tal vez por las mismas razones que he argumentado anteriormente: Indefensión y Bloqueo.
Por la tarde, tuvimos un encuentro con las familias y profesores de los alumnos, para charlar sobre “Fortalezas Personales en las Relaciones Familiares“. Aunque la expectativa del Instituto y del AMPA no era inicialmente muy optimista sobre la asistencia, lo cierto es que estuvo cerca de las 30 personas. En mi experiencia colaborando con escuelas, esta es una cifra considerablemente alta.
La participación de los asistentes fue continua, con preguntas, aportaciones, ejemplos, etc. Al inicio nos centramos en cómo podríamos ayudar a nuestros hijos a descubrir sus fortalezas, animarles a desarrollarlas y potenciarlas, con ejemplos de diverso tipo y desde metodologías diferentes: propuestas clásicas como la identificación de Fortalezas de Martin Seligman, otras más modernas como el desarrollo de Fortalezas de Christopher Peterson, así como el modelo de Lea Waters de Fortalezas de Crecimiento.
Después, a través de ejemplos específicos, hablamos de cómo mejorar las relaciones familiares desde la Comunicación Positiva, la gestión de los conflictos mediante herramientas específicas y sencillas de implementar, siempre de forma adaptada a la realidad de las familias presentes.
Para terminar, quería agradecer a los alumnos y familias del centro escolar su participación, su escucha, su interés y curiosidad por la propuesta que les he llevado, ha sido maravillosa la respuesta de toda la comunidad educativa del Instituto. Y cómo no, no puedo dejar de mostrar mi gratitud, de manera más específica, por la oportunidad de impartir estas charlas en el día de ayer a Javier, Presidente del AMPA, y también a Carolina, la Directora del IES Albalat, por su cariño, recibimiento y generosidad en todo momento. ¡Muchísimas gracias!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More