Ser Capaces
En 2021, en el VII Congreso Mundial de Psicología Positiva, que se llevó a cabo de forma online por la pandemia de la Covid-19, Martin Seligman pronunció una conferencia plenaria en la que habló del concepto Agency, que se relaciona con la importancia de las creencias de capacidad y su influencia en las acciones dirigidas a objetivos significativos. El planteamiento de Seligman, en esta conferencia, se basa en un estudio sobre diferentes épocas históricas, y cómo la influencia de ciertas corrientes de pensamiento, como el calvinismo, por ejemplo, movilizaban (o no) el progreso social, tecnológico o científico. Tal vez Agency sea un concepto que trasciende las creencias individuales y se relaciona con las creencias compartidas socialmente.
En ciertos momentos de la historia, esa creencia podría haber resultado fundamental para superar los presupuestos y consideraciones que todos en la sociedad daban por supuesto. Si las creencias compartidas giraban en torno a “no se puede”, el resultado sobre los individuos suponía muchas limitaciones en campos científicos de todo tipo. En otros momentos, la creencia compartida de ser capaces de hacer algo, influyó en las oportunidades para investigar cómo cambiar aspectos que se daban por sentado, “forzando” las creencias establecidas sobre lo “imposible” y encontrando soluciones a problemas específicos. Hubo un tiempo en que era imposible que las personas volaran. Hubo un tiempo en que era imposible curar “la enfermedad del costado” (la apendicitis). Hubo un tiempo en que correr 100 metros en menos de 10 segundos era imposible. ¿No pensáis que creer que es posible hacer cualquiera de esas cosas es un paso importante para llegar a lograrlas?
Sentirnos capaces de hacer algo es en realidad un conjunto de pensamientos concretos, un diálogo interno específico, que genera una creencia fundamental de capacidad; ser capaces, por tanto, tiene que ver con creer que somos capaces. ¿Y cómo construimos esa creencia? Que creamos que somos capaces de algo tiene que ver con varios factores:
- Haber tenido la experiencia previa de haber logrado lo mismo o algo similar. Si hemos planteado ese objetivo anteriormente, o bien uno similar, y lo hemos conseguido, es más probable que pensemos que somos capaces de hacer.
- Imaginar el recorrido y la consecución del objetivo de forma exitosa. Esta proyección de nuestra imaginación hacia el futuro nos permite planificar el camino, prever dificultades y anticipar potenciales cambios.
- Tener confianza en nuestras capacidades y competencias, que parte del autoconocimiento de nosotros mismos, nuestras fortalezas personales, nuestros recursos y fuentes de apoyo.
Cuando percibimos que somos capaces de hacer algo, aumenta la probabilidad de que intentemos objetivos considerados “difíciles” o “imposibles”. A esa percepción se la conoce como Autoeficacia y está directamente relacionada con el concepto Autoestima.
¿Qué Fortalezas Personales pueden ayudarnos a desarrollar nuestra Autoeficacia?
- Optimismo, para desarrollar un estilo de afrontamiento de los retos y desafíos que facilite las acciones necesarias para alcanzar las metas propuestas. La base sobre la que creamos una predisposición optimista o pesimista son los Estilos Atributivos, que hacen referencia a la tendencia que cada persona tiene a la hora de explicar lo que ocurre en nuestras vidas. Para desarrollar un Optimismo Inteligente es necesario un estilo atributivo flexible, que nos ayude a afrontar la adversidad del camino hacia las metas, así como una creencia básica de que “la mayor parte del tiempo, para la mayoría de las acciones pertinentes, depende de mí“. El Estilo Atributivo contiene 3 variables:
Personalización: es la tendencia a atribuir lo que ocurre a causas internas (lo que conocemos como Locus de Control Interno) o externas.
Amplitud: hace referencia al alcance que tendrá la situación, de forma que podemos hacer atribuciones universales o a desarrollar explicaciones específicas.
Permanencia: es una variable que se relaciona con la creencia de cuánto durará la situación, de forma que hacemos atribuciones permanentes o circunstanciales.
Una combinación concreta de las variables genera un estilo atributivo que puede generar tendencias Optimistas o Pesimistas. Si nos proponemos una meta u objetivo, un estilo atributivo interno (puedo lograrlo porque depende sobretodo de mí), específico (se trata de un objetivo concreto) y permanente (tengo la capacidad de alcanzar los objetivos que me propongo), hará que creamos posible llegar a la meta de forma adecuada.
- Perseverancia, ya que cuando nos planteamos un objetivo a largo plazo pueden existir momentos donde sintamos aburrimiento, cansancio, deseo de abandonar, relacionados con la dificultad del objetivo o con el hecho de que los resultados y el éxito llegarán mucho más adelante. Esta fortaleza nos facilita mantenernos en las acciones necesarias para lograr el objetivo que nos hemos propuesto.
- Perspectiva, que nos puede ayudar a ver dificultades en el camino, aceptar lo que no se puede hacer en el momento actual, de forma que busquemos caminos alternativos.
Es muy importante, además, que estas Fortalezas concretas, u otras que podamos considerar que facilitan la construcción de la creencia de capacidad a la que hacemos referencia, estén en un adecuado equilibrio. Esa combinación equilibrada de Fortalezas es la que ayuda a crear una autoeficacia ajustada: la percepción de que puedo hacer cosas, que tengo opciones para actuar en las situaciones, conociendo y aceptando también los aspectos en los que no puedo influir.
La influencia de lo que otras personas consideran posible o imposible es un factor importante a tener en cuenta. Un entorno facilitador, estimulante, que anima a las personas a explorar las posibilidades, a imaginar realidades diferentes y alternativas, que impulsa el acceso a los intentos, que observa los errores no como fracasos insoportables sino como parte del aprendizaje, posiblemente ayuda al desarrollo de la autoeficacia necesaria (individual y grupal) para iniciar y mantener el camino hacia los objetivos que nos proponemos.
Agency podría ser el término que englobe una nueva cultura de personas con alta autoeficacia, con una percepción compartida de que se pueden mejorar las cosas implementando nuevas ideas, investigando cómo resolver problemas, enfocándose más en la posibilidades para actuar y reconociendo las limitaciones de las situaciones.
Hace unos años conocí a una persona, para la que yo tenía que desarrollar unos materiales didácticos. Existían materiales similares, con objetivos parecidos, pero mi idea era hacer algo lo más original posible, porque pensaba que podía hacerlo. Cuando compartía algunas ideas con esta persona, su discurso era: “no te compliques, ya está todo inventado, mira en internet“. Si hubiera seguido su enfoque, nunca habría apostado por hacer algo diferente y original. Por suerte, a mi lado también había personas que me daban su confianza para desarrollar mis propias ideas y crear materiales originales. Esas personas, que facilitan la creatividad, que dan permiso a explorar nuevas posibilidades, que ofrecen confianza y alientan cuando hay baches, son las que ayudan a crear nuevas realidades, las que construyen culturas que fomentan diferentes formas de enfocar la vida.
Como especie, los seres humanos estamos en un momento de la Historia donde necesitamos enfocarnos en resolver problemas globales, que nos afectan a todos ahora mismo y que lo van a hacer a futuras generaciones. Crear y mantener un discurso personal, social y cultural, basado en la idea de “no se puede hacer nada“, generará conformismo e indefensión aprendida. Sin embargo, si cada uno de nosotros, desde la posición que ocupamos, facilitamos un discurso que genere influencia positiva en torno a la creación de autoeficacia, que potencie el conocimiento de las fortalezas de los individuos, su uso equilibrado, que ayude a crear una cultura basada en la exploración de lo que sí es posible, que acepte que el error es una parte del proceso y que no lo censure… Si creemos que podemos resolver los problemas a los que nos enfrentamos, ¿creéis que podremos llegar a resolverlos a pesar de la dificultad que entrañen?
Para llegar a resolver todas esas situaciones necesitamos desarrollar la creencia de que somos capaces de afrontarlas y resolverlas. ¿Quién puede facilitar que desarrollemos esa creencia? ¿Quién puede ayudarnos a crear autoeficacia? Todos hemos podido conocer a personas en nuestros entornos, a lo largo de nuestras vidas, que hayan sido facilitadores del desarrollo de esa creencia: nuestras familias, nuestros amigos, nuestros profesores… Ahora pensad, ¿cómo podéis influir en el desarrollo de esa cultura de Agency desde la posición que ocupáis? ¿Sobre quién vais a ejercer una influencia positiva al enseñarle qué está en su mano hacer para cambiar el mundo?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More¿Por qué es importante la Felicidad en tiempos de Coronavirus?
Tras un año de pandemia, las personas de todo el planeta estamos observando cómo han cambiado nuestras vidas durante todos estos meses. Además de la fatiga, el hartazgo y el miedo que seguimos experimentando como consecuencia de la situación, pero también como consecuencia de la Responsabilidad que asumimos para seguir adelante con nuestras vidas, uno de los factores más “olvidados” y al mismo tiempo más presentes de forma invisible es nuestra Salud Mental.
Nuestro bienestar psicológico depende de ciertos factores que la pandemia y las medidas para evitar el contagio de este virus han modificado profundamente. Nuestra felicidad parece haber sido relegada a un plano en el que se ha vuelto imperceptible, en la que solo su mención parece más superflua que nunca, y en la que aunque estemos preocupados por su ausencia, no nos permitimos ni mencionarla.
Hay varios factores que me gustaría nombrar que influyen poderosamente en nuestro bienestar y en la percepción subjetiva de felicidad, y que tal vez sea más necesario que nunca tener en cuenta para seguir con nuestras vidas de la mejor manera posible:
- La Pérdida de Reforzadores: confinamientos domiciliarios prolongados, restricciones de movilidad, uso de mascarillas, etc., han sido algunas medidas para protegernos del virus y han supuesto que hayamos visto cómo disminuían nuestros reforzadores (aquellas situaciones, aquellos estímulos, aquellas acciones que poníamos en marcha para experimentar emociones positivas, bienestar y felicidad).
Nuestros estilos de vida anteriores a la pandemia se han modificado y eso ha afectado a la disponibilidad de esos reforzadores: ya no salimos tanto, ni de la misma manera, ni nos sentimos igual de seguros al hacer algunas de esas actividades. Donde antes afrontábamos una adversidad, un mal día o una mala racha quedando con unos amigos a cenar, yendo al cine, o saliendo a bailar, ahora vemos que, o no se puede hacer, o nos pensamos mucho hacerlo para evitar riesgos. Donde antes planificábamos nuestras actividades de ocio con antelación, o las improvisábamos, con el objetivo de divertirnos y sentirnos bien, ahora nos planteamos si es responsable llevarlas a cabo.
La pérdida de reforzadores influye en nuestro estado de ánimo de forma poderosa, ya que supone un agotamiento de las experiencias acumuladas sin que exista la posibilidad de volver a experimentarlas de forma inmediata o a medio plazo.
- El Capital Psicológico Acumulable: así es como la Doctora Barbara Fredrickson llamaba al “efecto” que las emociones positivas tienen sobre nosotros. Cuando experimentamos emociones agradables “llenamos” la cuenta de nuestro capital psicológico, sentimos bienestar, estamos llenos de vitalidad, energía y preparados para afrontar nuestras vidas.
Si nos tenemos que enfrentar a una adversidad, nuestro capital psicológico influye en cómo vamos a afrontar esa situación: si nuestro capital psicológico está en “números rojos”, es posible que nuestro afrontamiento sea más difícil, porque percibiremos que la situación es desesperante y que no tenemos margen de error. Imagina que tras gastar tu sueldo en tu hipoteca, la comida, los gastos de la casa, etc., de pronto se avería el coche y no tienes dinero ahorrado para afrontar ese gasto. Si el coche te hace mucha falta para, por ejemplo, ir a trabajar, es posible que esa adversidad sea muy estresante, te lleve a tomar decisiones que tal vez conlleven futuros problemas (pedir un préstamo, por ejemplo), etc.
Sin embargo, si tenemos “ahorros” en nuestra cuenta, aunque no nos guste estar en esa misma situación y sea desagradable, estaremos más tranquilos a la hora de tomar decisiones y afrontar la adversidad. Esta metáfora ilustra la importancia del Capital Psicológico en nuestras vidas; divertirnos, hacer actividades agradables, sentir emociones agradables, tiene la función no solo de incrementar el bienestar, sino de generar un repertorio de recursos de afrontamiento ante la adversidad.
La pérdida de reforzadores y la baja disponibilidad de otros reforzadores, ha supuesto que hayamos ido “vaciando” nuestro capital psicológico acumulable y que como resultado de la combinación de ambas variables (1 y 2) el estado de ánimo haya ido fluyendo progresivamente hacia la tristeza, la desesperanza, la desmotivación y la desilusión.
- Sensación de Control y Dominio: sentir control sobre nuestras vidas, percibir que nuestras decisiones tienen una influencia en los resultados de nuestras vidas (lo que conocemos como Locus de Control Interno), es esencial para nuestro equilibrio emocional, para nuestro bienestar psicológico subjetivo. Si hay una experiencia común en la mayoría de las personas durante la pandemia, de forma puntual o estable, es la Indefensión Aprendida: la sensación de que haga lo que haga, nada depende de mí, así que, ¿para qué intentarlo?
La Indefensión Aprendida tiene una relación directa con la Depresión, tal y como los Doctores Martin Seligman y Steve Mayer demostraron con sus experimentos el siglo pasado. La sensación de Indefensión nos genera la percepción de que no podemos controlar nuestras vidas, y esa pérdida de control afecta también a nuestros estados de ánimo, a nuestra capacidad para actuar en nuestras vidas y tratar de hacer cambios que faciliten nuestro bienestar. A través de esta experiencia creamos la percepción de que dependemos totalmente de las circunstancias, que no podemos hacer nada para sentirnos mejor, para cambiar algo de la ecuación.
- La Pérdida de Esperanza e Ilusión: la Esperanza y el Optimismo son dos caras de la misma moneda, tienen que ver con la disposición a pensar y creer que en el futuro las cosas serán positivas, agradables o constructivas. Si perdemos la Esperanza, posiblemente comencemos a percibir que el futuro traerá únicamente eventos desagradables para nosotros, lo que también repercute de forma muy directa en nuestro estado de ánimo.
Para mí, el Optimismo es como el motor de un coche, puesto que se trata de un complejo entramado cuyo funcionamiento equilibrado es esencial para que el vehículo funcione. Concretamente, el Optimismo se basa en los Estilos Atribucionales, la tendencia a atribuir a causas Internas/Externas, Permanentes/Temporales, Globales/Específicas, aquello que me ocurre en la vida. En función de la situación una combinación de esos tres factores de atribución de responsabilidad me ayudará a sentir por un lado control (depende de mí) y por otro la creencia de que las cosas tenderán a ir “bien”.
Sin embargo, el coche con el motor en perfectas condiciones no puede funcionar sin gasolina. El combustible es la Esperanza. Y la Esperanza se basa en nuestra capacidad para creer en que el futuro será bueno para nosotros (tanto individual como colectivamente). La Esperanza puede ser una creencia basada en hechos contrastables o basada en algo más intangible, menos racional; en cualquier caso, puede ser un elemento tremendamente funcional para adaptarnos a situaciones de adversidad. Creer que no va a durar, que vamos a salir de esta situación, es un factor que puede ayudar a poner en marcha las acciones necesarias para salir de la misma.
Optimismo (el motor) y Esperanza (el combustible) nos ayudan a movilizar nuestros recursos orientados al cambio, a la adaptación a las circunstancias.
Con todo este panorama que he descrito hasta aquí, vuelvo a la pregunta del principio: ¿por qué es importante la felicidad en tiempos de coronavirus? Aunque la felicidad sea un concepto subjetivo, porque para cada uno puede ser una cosa diferente, creo que es importante tenerla en cuenta en este momento porque supone una reflexión sobre aspectos importantes para nosotros mismos y para quienes nos importan. No hablo aquí, por supuesto, de una felicidad hedónica, basada en el propio placer (aunque el propio placer sea también un elemento importante, en equilibrio con la responsabilidad ante la situación compartida entre todos), sino de una Felicidad Eudaimónica, basada en aspectos más trascendentes de nuestra existencia, en conexión con las personas que nos rodean.
Me he encontrado durante estos meses con personas que, como consecuencia de la “caída” de los 4 pilares analizados anteriormente, ha empezado a plantearse preguntas sobre el sentido de su vida: ¿para qué estoy aquí?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿para qué todo esto? Con un desgaste emocional evidente, una pérdida de reforzadores brutal, la falta de esperanza e ilusión en el futuro, más un capital psicológico agotado, esas preguntas son mucho más difíciles de responder de forma constructiva. La sombra de la depresión planea sobre muchas personas precisamente porque se combinan todas estas variables.
Tener en cuenta nuestra felicidad, en ese estado depresivo, es algo que posiblemente no vamos a poder realizar. Es como querer empezar la casa por el tejado. Sin embargo, es esencial entender que desarrollar una serie de medidas para equilibrar las variables antes analizadas, para mejorar en esos aspectos, tendrá un impacto en nuestra felicidad y nuestro bienestar. Poco a poco, desarrollando esos aspectos, nos acercaremos a una reflexión necesaria sobre la importancia de cuidar nuestra felicidad y la de quienes nos rodean.
Pero para acercarnos a esa reflexión, es importante empezar a tomar medidas que nos ayuden a desarrollar nuestro Capital Psicológico Acumulable, a través del incremento de Reforzadores en nuestro día a día, al mismo tiempo que tomamos decisiones que faciliten un incremento de la sensación de Dominio que faciliten el desarrollo de creencias más Optimistas respecto a nuestras posibilidades de futuro, lo que redundará en una mayor Esperanza para nuestras vidas:
- Aumentar los Reforzadores: aunque muchos de los reforzadores que habitualmente han formado parte de nuestro estilo de vida ya no estén disponibles (por confinamientos, por responsabilidad, por miedo), puede ser importante comenzar a tener en cuenta otros reforzadores que sí estén disponibles a nuestro alrededor, otorgándoles un mayor valor en nuestro bienestar:
- Hacer un listado de actividades agradables, tanto disponibles como no, y ver cuáles puedo poner en marcha de forma inmediata, cuáles puedo poner en marcha en el plazo de 3-6 meses, y cuáles tengo que aceptar que por ahora no podré realizar.
- Incrementar la apreciación por los reforzadores “pequeños” o que nunca había puesto en marcha con anterioridad. Asimismo, incrementar la apreciación por aquellas situaciones que sigo llevando a cabo pero que hago de forma diferente (por ejemplo, en lugar de ver personalmente a un amigo, hablamos por videollamada).
- Llevar a cabo un registro de actividades agradables y valorar el grado de satisfacción que me generan ponerlos en marcha.
- Incrementar el Capital Psicológico: relacionado con las medidas que acabas de leer, podríamos ir recuperando capital psicológico progresivamente, aunque la valoración de cada acción o situación no sea muy intensa, con el tiempo podríamos encontrar una suficiente “acumulación” de experiencias agradables que modifiquen el Estado de Ánimo. Y será importante para mantenerlas en el tiempo la introducción de herramientas que contribuyan a cambiar la mirada de estas actividades y eventos, para incrementar la apreciación de las mismas.
Cuando se trata de las experiencias positivas y agradables, muchas personas creen que estas deben ser “extraordinarias” para ser tenidas en cuenta, de manera que las cosas pequeñas y perfectamente disfrutables pasan “desapercibidas” o no son tenidas en cuenta. Por tanto, aumentar cuantitativamente los reforzadores y aumentar la apreciación de los eventos, situaciones o acciones que generan sensaciones agradables, serían dos medidas para incrementar el Capital Psicológico Acumulable.
Desarrollar estas medidas no hace que desaparezca la adversidad, pero contribuye a hacerla más llevadera, más soportable… Y además, con el paso del tiempo tendrán un impacto positivo sobre nuestro Estado de Ánimo, que tendrá un mayor equilibrio, con menos “bajadas y subidas”, ayudando así a incrementar la sensación de control y dominio.
- Modificar la Percepción de Control: para enfrentarnos a la Indefensión Aprendida que hemos mencionado anteriormente, la combinación de propuestas anteriores ayudará significativamente a mejorar la percepción de control y dominio. Aprender a ver las adversidades desde una perspectiva que combine las siguientes variables como internas, específicas y temporales será esencial para generar más sensación de control. Del mismo modo, si vemos los éxitos que tenemos a través de nuestras acciones desde una perspectiva que combine las variables internas, permanentes y globales, entonces sentiremos que somos capaces de influir en lo que sucede en nuestras vidas, de forma equilibrada.
“La clave del éxito está en aprender a manejarse dentro de la incertidumbre”.
Como señala el propio Martin Seligman, lo que se aprende a lo largo de nuestras vidas no es la Indefensión, sino el Control. Aprendemos a tener control en situaciones de incertidumbre y eso genera sensación de control, lo que redunda en un incremento de nuestra Esperanza. De hecho, él mismo lo llama el “Circuito de la Esperanza“.
- Planificar Metas que generen Ilusión y Esperanza: tras todo este año tan complicado, con tantos cambios, nos cuesta muchísimo pensar en el futuro, tanto a medio como a largo plazo. Es completamente comprensible que sea así, dado que no sabemos cuándo las cosas mejorarán o volverán a parecerse a la vida que llevábamos antes.
Sin embargo, para ayudarnos a gestionar toda esta situación, no solo será importante incrementar el Capital Psicológico o generar mayor Sensación de Dominio y Control, sino que también hemos de empezar a planificar algunas metas ilusionantes a medio y largo plazo (teniendo en cuenta que el medio y largo plazo será en este caso entre 2 y 6 meses). Ilusionarnos con una salida al campo para hacer una ruta de senderismo (a medio plazo), o tal vez un viaje a alguna ciudad para pasar unos días de vacaciones (a largo plazo), podrían ser metas factibles que ayuden a incrementar la Esperanza en un futuro mejor.
Las 4 variables que he analizado se basan en la observación que he realizado durante el último año en mi trabajo en la consulta, no pretendo nada más que compartir mi experiencia profesional y algunas recomendaciones que han provocado cambios positivos en las personas con las que he estado trabajando. La lectura de esta reflexión sustituye, en ningún caso, la petición de ayuda profesional si estás pasando por un momento delicado.
Por todo esto me parece que es importante tener en cuenta la Felicidad en estos tiempos, porque está vinculada a aspectos que pueden ayudarnos a llevar esta situación de forma más constructiva, a tener más control en la situación, a gestionar toda esta incertidumbre en la que estamos viviendo. Tener en cuenta la Felicidad y el Bienestar, incluyendo entre otras las variables mencionadas pueden ayudarnos en esta transición hacia nuevos Estilos de Vida que aún están por llegar.
En este 2021, tras el desgaste de 2020, creo que es importante que el discurso de responsabilidad y paciencia, se combine con una serie de medidas que faciliten la aceptación de los cambios que están sucediendo, al tiempo que alimentamos la Esperanza de que la situación mejorará y nuestras vidas serán más plenas y satisfactorias. Y esta Esperanza no solo debe basarse en el deseo de recuperar nuestras vidas pasadas, porque claro que iremos recuperando espacios, vínculos y actividades, sino porque habremos aprendido nuevas formas de observar nuestro bienestar, nuevos caminos para buscar nuestra felicidad.
Esa es mi Esperanza particular, mi deseo para todos nosotros: que seamos capaces de aprender nuevas maneras de vivir, más sencillas, más orientadas a las relaciones constructivas y significativas.
Tony Corredera.
Learn MoreDía Internacional de la Felicidad 2019
Cada 20 de marzo hay una nueva reflexión que deseo compartir, en relación al Día Internacional de la Felicidad. No todos los años decido compartir aqui mis pensamientos al respecto de este día, pero desde 2013, esta es la cuarta vez que lo hago. Y en este caso, el punto de partida será una experiencia personal.
El Día Internacional de la Felicidad va consolidándose en nuestra sociedad, como un día en el que nos paramos a pensar en este concepto, en sus implicaciones personales, sociales, culturales e incluso políticas. ¿Es importante la Felicidad? ¿Hemos de tenerla en cuenta como un objetivo en nuestras vidas? ¿Es la Felicidad una imposición de nuestro tiempo? Cada vez más instituciones, de todo tipo, deciden conmemorar esta fecha para realzar su compromiso con el Bienestar y la Felicidad de las personas. Un buen ejemplo, es el IES Albalat, en Navalmoral de la Mata, que cada año, coincidiendo con el 20 de marzo, celebra su “Semana de las Emociones” en la que realiza talleres, charlas, programas, etc., en relación a la Inteligencia Emocional de las personas que forman parte de su comunidad. El 2018 participé directamente y podéis leer aquí el resultado.
¿Porqué creo que es importante que exista un Día Internacional de la Felicidad? Ayer estuve impartiendo 5 horas de formación con los alumnos del Programa Superior de Coaching Psychology de la Universidad Complutense de Madrid, las correspondientes al Módulo de Psicología Positiva Aplicada al Coaching. En este espacio de trabajo (no solo las 5 horas de ayer, sino las otras 13 que compartimos en semanas previas) el aprendizaje es constante, el debate abierto, la práctica deliberada. Debido a que la planificación del Programa hizo coincidir una de mis clases con el Día Internacional de la Mujer, fecha en la que se convocó una Huelga General y no pudimos impartir esas horas, me he encontrado con 2 regalos: ver el compromiso del alumnado por buscar un espacio de “recuperación” para poder impartir la clase, más allá de los horarios establecidos, siendo un extra para ell@s; y por otro lado, de cara a la organización de esta fecha, participar unos días en su grupo de whatsapp privado. Allí he visto que su interés por la materia, por compartir, por aprender, va más allá de las clases. De hecho, parte de la clase de ayer estuvo mediada por los debates planteados en el grupo en los días previos, lo cual me ha resultado muy interesante, puesto que provocó en mí un incremento de mi interés y pasión por ofrecerles una clase de la mayor calidad posible.
En la tarde de ayer, durante las horas del módulo de formación, experimenté la felicidad de un modo particular: a través del “canal de flujo” o de la “experiencia óptima“. Mihalyi Cskszentmihalyi, considerado uno de los “padres” de la Psicología Positiva, describió en 1975 (mucho antes de la aparición formal de la Psicología Positiva) la Teoría de la Experiencia Óptima. Durante la clase de ayer se dieron las condiciones para experimentar “Flow“: mi percepción del tiempo se alteró (cuando me quise dar cuenta estábamos acabando la tarde), las acciones se sucedían unas detrás de las otras, tenía sensación de control, estaba muy concentrado y había una retroalimentación inmediata con los alumnos. Asimismo, hasta que no llegó la hora del descanso o el final de la sesión, no fui consciente de mis emociones y sentimientos: alegría, serenidad, satisfacción, agradecimiento y mucha felicidad. Ayer por la tarde sentí mucha felicidad, pero no era consciente durante el proceso porque estaba profundamente inmerso en una actividad. ¿Alguna vez habéis experimentado algo similar? Estoy bastante seguro de que sí, aunque posiblemente en momentos y actividades completamente diferentes.
Esta es una cuestión clave desde mi punto de vista para entender la complejidad de la experiencia de Felicidad. Al tratarse de un término subjetivo, no podemos establecer que exista “una felicidad”. Algunas veces he escrito en este Blog que me gusta concebir la felicidad no como una meta, sino como un camino. Pero ni siquiera considero que haya “un camino” hacia la felicidad, sino que posiblemente haya múltiples caminos, diferentes rutas, múltiples formas de caminar a través de las cuales experimentamos felicidad.
Inevitablemente, cuando llegamos a este punto, algunas personas conectan con la idea de la “dictadura de la felicidad“. Quienes trabajamos desde el marco de la Psicología Positiva sabemos que uno de los elementos más importantes es el equilibrio particular de cada uno de nosotros: ni hemos de perseguir todos la felicidad, si no queremos, ni ha de considerarse un objetivo universal necesariamente, ni hay un solo método-camino-recorrido, para alcanzarla. Y por supuesto, si no eres feliz: ¡no es culpa tuya!
Darte cuenta de que no eres feliz, de que no te sientes bien, eso sí, puede ser un punto de partida importante para empezar a hacer algo al respecto, si uno quiere, si uno puede. Porque no se trata de obligarte a sentir lo que no te “sale” (por ejemplo, alegría en un momento de tristeza), o de sonreír a toda costa a pesar de la adversidad. Como decía Chris Peterson, la psicologiá positiva va de “los demás”; tal vez, en esta misma línea, cuando uno está triste, afrontando una situación muy difícil, pedir ayuda, apoyo y consuelo en nuestro contexto social sea la medida más razonable, sin exigencias de felicidad fingida.
Ayer, durante la clase, contaba a mis alumnos una metáfora que explica muy bien, a través de la Fortaleza del Optimismo, lo que supone la Psicología Positiva y su estudio equilibrado de la felicidad y el bienestar. Imaginad una olla redonda puesta al fuego, donde estamos cocinando un estofado. La olla está muy caliente, pero es hora de retirarla, porque si continúa en el fuego, la comida se quemará; la olla no tiene mango, no tenemos guantes ni tampoco trapos de cocina. Un HiperOptimista podría pensar: “lo puedo coger con mis manos y apartarlo rápidamente, estoy convencido de que puedo“; consecuencias: quemaduras graves. Un Pesimista podría pensar: “no hay nada que pueda hacer, ya es demasiado tarde“, con lo que la comida se quemará y posiblemente la olla también. Si practicamos un Optimismo equilibrado, nos pondremos en marcha con soluciones razonables, con el objetivo de apartar del fuego la olla, salvar la comida y no quemar la cocina.
El Optimismo es una herramienta que nos permite construir mangos y agarraderas (soluciones prácticas) para cada sartén y olla hirviendo (problemas o adversidades).
Ayer fui muy feliz impartiendo mi clase, debatiendo con los alumnos, escuchando sus reflexiones y descubrimientos. Hoy mi desafío es encontrar otra “felicidad”, otra ruta de bienestar, que me inspire y me apasione. Esta es una clave importante: la búsqueda de nuevos formatos de felicidad sigue siendo tan necesaria como la repetición de aquello que ya sé que me genera bienestar.
La Felicidad es un concepto subjetivo y volátil, es cierto, y sin embargo sigue siendo un elemento importante para la mayoría de las personas a quienes les pregunto: ¿qué es la felicidad para ti? Teniendo en cuenta los cambios sociales que están teniendo lugar en nuestras sociedades, la creciente tendencia a la soledad disfuncional, en diferentes momentos de la vida, ¿no os parece que tomarnos en serio el bienestar de las personas, nuestra felicidad, es un objetivo importantísimo a desarrollar?
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MorePamplona en Positivo 2018: Día 2
“Un amigo es alguien que ve en ti más posibilidades de las que tú mismo ves, alguien que te ayuda a ser la mejor versión de ti mismo“.
Sheryl Sandberg
Tras las intensas emociones experimentadas en la Jornada del día 19, el sábado 20 de octubre prometía ser igual de intenso. Para ese segundo día, Iosu Lazcoz y el equipo de Pamplona en Positivo habíamos ideado un itinerario de talleres que podía experimentarse de diferentes maneras: se podía elegir asistir a todos, o solamente a aquellos que fueran de verdadero interés para uno mismo. Diseñamos una hoja de ruta con 5 talleres, que daba comienzo a las 11 de la mañana y que terminaría sobre las 20:30, organizados de tal manera que daba tiempo a desplazarse por Pamplona para asitir a todos y cada uno de ellos. El reto, para la organización, ha sido enorme y apasionante a partes iguales. Una ciudad entera, a través de algunos de sus lugares más emblemáticos, daba cabida a esta idea de empoderar a las personas con recursos psicológicos basados en la evidencia. ¿Verdad que suena bien?
Mientras desayunábamos, Iosu y yo recibimos la primera gran noticia del día a través de un mensaje de Belén Galindo: el Diario de Navarra nos había dedicado una página entera del periódico del sábado a la Jornada del día anterior, en el Museo de Navarra. Y para mi sorpresa, ¡el artículo entero estaba dedicado a mi ponencia! ¡Qué ilusión y qué manera de empezar el sábado! Si ya estaba motivado por el ser el primero en abrir la jornada de talleres del sábado, esta noticia me subió en una nube de emociones positivas de la que ya no pude bajar en todo el día. Podéis leer el artículo pinchando aquí.
Cuando se organizan talleres como los que habíamos ideado, tras una intensa jornada como la del viernes, siendo el primero del sábado, y se ofrecen de forma gratuita, como era el mío, uno siempre tiene dudas sobre si habrá suficientes personas para realizarlo. En este caso las dudas se disiparon minutos después de llegar al Café Iruña, donde ya nos esperaban tomando café unas 10 personas; habíamos reservado el famoso “Rincón de Hemingway“, con la idea de ponerme tras la barra de ese rincón, a impartir mi taller “Creando Relaciones Positivas“.
Llevo años trabajando en este ámbito, documentándome y desarrollando ideas basadas en mi experiencia como psicólogo; muchas consultas, tanto de tipo de individual, como de pareja o de familia, tienen como objetivo principal mejorar las relaciones. Dado que para este taller disponía de 1 hora únicamente, traté de hacerlo lo más dinámico posible, dando un pequeño encuadre teórico inicialmente, para después ofrecer recursos de creación, mantenimiento y gestión de las relaciones humanas con un objetivo compartido: crecer dentro de las relaciones. Estar detrás de una barra de cafetería impartiendo un taller, sin material audiovisual de apoyo, con los asistentes repartidos en los diferentes rincones de esa sala, algunos sentados, otros de pie, compartiendo risas y aprendizajes, ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. A todas las personas que estuvisteis allí esa mañana: ¡GRACIAS!
El segundo taller del día, “Valores Navarros en Clave Musical“, fue impartido por Edita Olaizola, en colaboración con dos maravillosas violinistas del Conservatorio Pablo Sarasate y celebrado en el Nuevo Casino de la Plaza del Castillo. Tras una encuesta realizada unos meses antes del evento, Edita nos sorprendió a los asistentes con una reflexión sobre los valores que los propios navarros destacan de sí mismos como conjunto; cada reflexión a la que nos invitaba Edita suponía realmente un profundo pensamiento acerca de la importancia de conocer los valores para desarrollar sentido de pertenencia a un grupo. ¿Cómo no sentirse orgulloso de las personas de navarra tras este taller? Por supuesto, la música que acompañó al taller fue sencillamente maravillosa: talento musical, que estremece la piel, al servicio de una fascinante reflexión dirigida por Edita.
Tras esto, parada para comer. Y, nuevamente, igual que en la jornada anterior, ponentes y asistentes, todos juntos, compartiendo unos pinchos, unas risas y muchas emociones positivas.
Lo cierto es que no podíamos relajarnos mucho porque tras la comida teníamos que trasladarnos al Castillo de Gorraiz, donde la fantástica Cristina Rubio nos esperaba para impartir su taller “Menú Optitud“: una pequeña disertación sobre aquellos alimentos que potencian la acción de la serotonina en nuestro cerebro y facilitan las emociones positivas. Además, el taller contaba con la presencia de uno de los Chefs del hotel, que tuvo a bien enseñarnos a preparar una receta en directo.
Fue también un momento muy interesante y agradable (y sabroso, estaba realmente rica la ensalada de salmón), puesto que este Chef era un ejemplo de Resiliencia y capacidad para buscar nuevos horizontes en su vida. Siempre he pensado que una jornada de formación, sea cual sea el formato, el momento más delicado viene después de la comida; a los asistentes suele entrarles algo de sueño y esto dificulta volver a coger el ritmo. Sin embargo, Cristina nos enganchó rápidamente a su propuesta, que fue muy dinámica y entretenida.
Tras este taller, el grupo que estaba compartiendo todos los talleres del día se trasladó a La Catedral de Pamplona donde tendrían lugar los dos últimos talleres; el diseño de la jornada permitía ir a todos los talleres, como dije antes, así que el nivel de intimidad, emoción positiva compartida y complicidad iba creciendo entre quienes estábamos acudiendo a todas las propuestas.
El siguiente taller, “La Optitud: ¿se nace o se hace?” fue planteada como una conversación entre Iosu Lazcoz, creador del concepto Optitud, y la periodista Belén Galindo. Asimismo, servía para presentar en sociedad los dos nuevos libros de ambos: Iosu presentaba “Optitud ante la Adversidad” y Belén “Gente Op“. Fue una conversación deliciosa, alejada de una “venta de libros” al uso. Ambos compartían sus vivencias y experiencias relacionadas con la Optitud, de manera que haciendo gala de su generosidad, nos ofrecieron algunas claves que han descubierto en sus viajes, en sus trabajos, en sus vivencias, para una vida más plena y feliz.
Cuando terminó este taller, mientras preparábamos las cosas para el último del día, caí en la cuenta de que llevábamos sin parar de compartir aprendizajes más de 8 horas, un grupo de al menos 20 personas. En cada taller había personas que no iban a todo, pero se mantenía ese grupo que estábamos compartiendo cada momento. A mi, personalmente, me parece impresionante que las cosas se dieran así.
El último taller fue toda una sorpresa para mí. Quizá porque no sabía qué esperar, aunque Iosu me había hablado de maravilla del mismo. “Positive Wine Sweetology” fue una sorpresa no solamente por el contenido, un planteamiento totalmente distinto al de una cata normal y corriente, sino porque sus ponentes, el propio Iosu Lazcoz y Javier Bañales, supieron utilizar las metáforas adecuadas sobre el cuidado del vino y el cuidado de las personas: tal vez necesitemos cosas similares y al mismo tiempo conviene invertir los valores en la ecuación. Valorar un vino por sus cualidades positivas en lugar de por sus defectos tiene el mismo impacto que valorar a una persona por sus fortalezas en lugar de por sus errores. La reflexión de Javier, desde su experiencia como enólogo, nos orientó hacia una reflexión sobre lo que importa en la relación con las personas: respeto, cuidado, valoración y disfrute compartido. Un lujo de taller, en el que, por supuesto, pudimos disfrutar del “maridaje” de vino y dulces.
Tras los meses que han pasado desde que terminó Pamplona en Positivo, creo que no puedo sino confesar que lo que hemos vivido ha sido un acto de generosidad de Iosu Lazcoz, en el que hemos podido conocerle mejor, a través de la propuesta de una jornada de 2 días y en la que se han podido observar algunas de sus mejores cualidades: generosidad, trabajo en equipo, liderazgo, capacidad de amar, sentido del humor y mucha vitalidad.
Desde aquí quiero darte las GRACIAS, así en mayúscula, por la oportunidad maravillosa de vivir esta experiencia, de sacarle todo el jugo, de conocer a personas maravillosas que ya forman parte de mi corazón. Estamos acostumbrados a concebir 3 grandes objetivos para una vida plena: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. No es que me parezca mal como planteamiento. Sin embargo, Iosu ha alcanzado la excelencia con este regalo que pudimos experimentar el 19 y 20 de Octubre: compartió su alma con nosotros y nos facilitó un escenario donde dar lo mejor de nosotros mismos, donde todos fuimos aprendices y maestros, donde compartimos lo mejor de la vida y lo vivimos con total plenitud: las relaciones humanas.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
Learn MorePamplona en Positivo 2018: Día 1
“Las Emociones Positivas son el Capital Psicológico Acumulable“.
Barbara Fredrickson.
Siempre he pensado que las personas anhelamos conectar con los otros. Deseamos tener auténticos encuentros en los que percibimos una conexión de verdad con otra persona y con la que podamos expresar y compartir cómo realmente somos. Queremos sentir con los demás. Sentir a los demás y que nos sientan.
Hace tiempo que sospechaba que compartir nuestras emociones más bonitas multiplica sus efectos en nosotros y en quienes forman parte de una experiencia positiva compartida. Tras lo que hemos experimentado en el evento Pamplona en Positivo, llego a la conclusión que compartir la alegría, la ilusión, la esperanza, el amor, provocan en nosotros un sentido de conexión profundo y palpable.
Este post es un pequeño homenaje, en forma de crónica, de mis experiencias antes, durante y después del evento. Este post está dedicado a las personas que formaron parte del evento, de un modo u otro, y que, como lo vivieron en primera persona, comprenderán gran parte de mis palabras.
En la noche del 18 de octubre, Iosu Lazcoz organizó una cena en la que coincidíamos al mismo tiempo y por primera vez todas las personas que han hecho posible Pamplona en Positivo: organizadores, ponentes y patrocinadores nos conocíamos en persona compartiendo platos en el Castillo de Gorraiz, que tuvo el maravilloso detalle cómplice de ofrecernos un menú “Gorraiz en Positivo”.
Durante la cena, la sensación de conexión entre las personas que estaban a mi lado fue instantánea: personas de diferente origen, con trabajos distintos, con trayectorias muy particulares, pero que teníamos en común un deseo de compartir, ayudar y mejorar las cosas. A mi lado, Juan Manuel nos contaba a todos su proyecto “Sonrisas de Comida“; escuchando atentamente, frente a mí, Joaquín y Cristina, de Cafés Afortunato, que después nos contarían cómo a través de su empresa ofrecen empleo a personas con enfermedad mental crónica. A mi otro lado, Yolanda, una maravillosa cantante que compartía con nosotros su experiencia; y frente a ella, Ignacio, todo un catedrático y decano de la facultad de Económicas, nos contaba su maravillosa labor más allá del puesto, ayudando a los estudiantes.
El resto de la mesa, a cuyas conversaciones no podía atender, como es lógico, lo completaban personas igualmente admirables: Belén, Edita, Cristina, Paco, Sonia, José Antonio, Danny… El brindis final por parte de Iosu suponía un colofón a una noche que presagiaba un fin de semana inolvidable para nosotros y para las personas que nos acompañaron.
Nunca me había resultado tan difícil describir un suceso como lo que sucedió el pasado 19 de octubre. En un marco impresionante, el Museo de la Universidad de Navarra, Pamplona en Positivo daba la bienvenida a los asistentes con un hilo de fondo: “Oh, happy day!“, tan pegadizo como oportuno por todo lo que estábamos a punto de vivir.
Paco Rivero, el presentador del evento y una persona valiente y admirable, nos ofrecía un toque muy personal, emotivo y diferente cada vez que presentaba a los ponentes. Su mezcla perfecta de seriedad y sentido del humor, su capacidad para jugar y emocionar, sirvieron para guiar a los asistentes en este camino de forma inspiradora. Paco no solo mantuvo el interés de los asistentes durante toda la jornada, sino que consiguió hacer reír, jugar y divertirse a los asistentes en cada una de sus intervenciones.
Mi amigo Iosu Lazcoz fue el primero, y lo cierto es que no podíamos tener un arranque más potente que este: el ideólogo y motor de esta experiencia, nos ofreció algunos caminos a través de los cuales vivir una vida más plena, satisfactoria y feliz, desarrollando y potenciando nuestra Optitud. Su alegría, seguridad y sentido del humor fueron el mejor modo de comenzar este viaje. Cualquier cosa que escriba aquí sobre el papel de Iosu se va a quedar corta, porque su ponencia, que fue genial, no hace justicia al trabajo “invisible” que ha desarrollado, en el que ha hecho gala de sus mejores fortalezas: optimismo contagioso, humor para los momentos malos y los buenos, capacidad de amar a cada persona que ha participado, haciendo que nos sintiéramos importantes y engrasando las relaciones entre nosotros cuando se producía algún desajuste. Has estado simplemente impresionante. ¡Gracias amigo!
Sonia Yanguas fue la siguiente ponente, la primera historia de superación de la jornada. Nos contó su viaje, su transformación, y algunas claves importantes, su particular caja de herramientas, que le sirvieron para superar la adversidad. Sonia le dio continuidad a la intervención de Iosu y, tal y como él había conseguido desatar carcajadas con su humor, Sonia ofreció mensajes que emocionaron a los asistentes.
Sonia demostró que tiene el don de la palabra, y también una maravillosa capacidad para la autogestión de sus emociones: me confesó antes de empezar lo nerviosa que se sentía, pero ¡quién lo diría tras escucharte inspirar a los asistentes con tu historia! Gracias Sonia, por ponerle tanto cariño a este proyecto.
Me tocó a mí continuar con mi ponencia. ¡Qué os puedo decir! Quienes me conocen saben que me encanta la formación, que nunca me ha pesado ponerme frente a desconocidos a compartir lo que sé. Y también debo confesar que nunca había estado delante de 320 personas escuchando en silencio mis palabras. Nuestro objetivo, desde que planteamos esta maravillosa locura, era ofrecer a los asistentes mensajes inspiradores basados en los hallazgos científicos relacionados con la psicología positiva. En junio, Iosu me había pedido que asumiera la responsabilidad de la Dirección Científica del evento, de manera que para mí era muy importante mantener ese equilibrio: ofrecer información útil basada en la evidencia, expresados a través de mensajes inspiradores. Puedo confirmar, por las reacciones de las personas a las dinámicas propuestas y al cariño recibido durante todo ese fin de semana por parte de los asistentes, que conseguí este objetivo. No os miento cuando afirmo que este ha sido uno de los mejores momentos de mi vida profesional y personal. ¡Gracias por todo lo que hemos compartido!
Llegó el descanso y con él la primera oportunidad de interactuar con los asistentes. Más allá de las felicitaciones, que siempre son agradables y que agradecí muchísimo, observé mucha alegría, conversaciones animadas sobre lo que habían escuchado durante las primeras dos horas.
Fue muy bonito y especial ver la facilidad con la que se establecían conexiones; en el breve tiempo de descanso tuve 3 conversaciones emotivas con 3 personas difererentes, que se animaron a compartir conmigo historias personales, sus proyectos, expresando gratitud por lo que estaban viviendo este día. Gracias Marian, Estela y María.
Tras el breve receso, llegaba el turno de Ignacio Ferrero, Decano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra, del que ya hice un breve comentario más arriba. Su intervención fue emocionante, por el modo tan personal con el que comenzó, y por la fascinante propuesta que nos lanzaba: la felicidad en el trabajo orientada al desarrollo de virtudes éticas. De todo el equipo de ponentes que formó parte de Pamplona en Positivo, tanto del día 19 como del día 20, al único que no conocía (bien en persona, bien a través de redes sociales virtuales) era a Ignacio. Y ha sido todo un descubrimiento, no solamente por el interés que me despierta su trabajo, sino sobretodo porque es una buena persona, con todo lo que eso significa. Gracias Ignacio por tu generosidad.
Llegó el turno de Juan Manuel Pedreño, posiblemente el momento más emotivo de la mañana, cuando nos contó su proyecto “Sonrisas de Comida”. Cuando la humildad es una virtud ésta se muestra sin necesidad de aparentar nada. Así es Juanma, una persona que no necesita demostrar nada; sus acciones silenciosas, sin buscar publicidad, y que quiso compartir con los asistentes hablan por sí solas de Juanma y de su proyecto. Cuando la prensa ha comenzado a hacerse eco de su solidaridad y de su proyecto, él ha querido participar activamente con un solo objetivo: llegar a más personas que puedan necesitarlo. Iosu y yo estábamos sentados durante su ponencia en la parte de atrás del anfiteatro, y ambos soltamos alguna lagrimilla de emoción al escuchar esta historia de adversidad, de superación y de generosidad, que representa a muchísimas familias no solo de Pamplona o del resto de España, sino posiblemente de todo el mundo. Muchas gracias, Juanma, por tu activismo incansable.
A continuación vino el descanso para comer. Una vez más, la espontaneidad de las personas que hemos participado en este evento, más allá de los roles, hace de Pamplona en Positivo algo especial; he asistido a infinidad de jornadas y congresos en mi vida. Siempre he pensado que no me gusta cómo los ponentes se “diferencian” de los asistentes y toman distancia, comen aparte, apenas cruzan palabra más allá de las “felicitaciones” pertinentes, etc. Aquí, sin pretenderlo, se rompieron esas “barreras” y fuimos a comer un grupo de personas juntas, algunas éramos ponentes y otras eran asistentes.
Recalco esta parte, como la del descanso y la de la cena pre-congreso, porque me parece esencial para comprender Pamplona en Positivo y la experiencia fantástica que hemos compartido. Personas conectando con personas, escuchándose, ayudándose, comprendiéndose, emocionándose, JUNTAS.
Tras la comida, Edita Olaizola nos dio una clase magistral sobre cómo el uso de las metáforas puede resultar inspirador, utilizando algunas referencias basadas en obras de arte; y no solo eso, también tuvo que demostrar cómo se gestiona la adversidad en directo, puesto que tuvimos algunos problemas técnicos justo en este punto del día.
Conozco a Edita desde hace algunos años y cada interacción con ella, cada vez que la escucho o que leo sus artículos, me invita a una reflexión profunda, desde el uso de elementos sencillos. Esa capacidad la convierte en alguien muy especial, una sabia que te enseña algo importante casi sin que te des cuenta. Gracias Edita, por tu arte, tu saber y tu gran sentido del humor.
El bloque de ponencias del día lo terminó Danny Imízcoz, que también fue uno de los organizadores del evento. Danny quiso participar hablándonos de su historia de superación, en la que nos contó cómo afrontó la pérdida de su madre, al mismo tiempo que otras áreas de su vida se venían abajo. Su mundo, como lamentablemente ocurre algunas veces, se colapsó.
Pero Danny quería compartir esperanza. Ha tenido que reinvertarse, aprender a levantarse de la dura caída, y en su renacer ha tenido la generosidad de querer compartirlo con los asistentes a Pamplona en Positivo. Estoy seguro de que su historia particular refleja algo de todos y cada uno de nosotros, lo que yo llamo los “lugares comunes”. Gracias Danny por tu dedicación y por tu valentía.
En la parte final de la jornada tuvo lugar la entrega de los I Premios Optitud, presentados por la maravillosa Ana Belén Albero. Este evento no podía cerrarse sin el reconocimiento de la superación, de la resiliencia, de la capacidad que tenemos para reinventarnos. Seleccionamos un grupo de personas que destacaban por sus valores en el afrontamiento de la adversidad en la vida, personas que nos inspiran y que nos proporcionan esperanza. El resultado de las votaciones nos dio la oportunidad de premiar, reconocer y valorar públicamente a algunas personas a las que también queríamos transmitir lo importantes que son al ofrecernos inspiración y esperanza: Fátima Frutos, Amaia Izar, Celia Canseco, Juan Manuel Pedreño, Elena Chávarri y Oier Altuna; Oier fue quien recibió más votos y se llevó el Primer Premio, un reconocimiento a su capacidad de superación, aunque en este caso no hubo ganadores ni perdedores. Bueno sí, ganamos todos los que pudimos escuchar sus historias y compartir algunas palabras con ellos. Gracias a todos, por ser esperanza e inspiración.
Y finalmente, el cierre del evento. Uno podría pensar que tras todo el día implicado, atendiendo, emocionándose, a estas alturas sería difícil un cierre “elevado”. Tal vez a estas alturas de post, el cansancio haya hecho mella en ti también. En nuestro caso, las más de 300 personas que estábamos en Pamplona en Positivo fuimos testigos de otro momento mágico, inspirados por la maravillosa cantante Ysi Kalima, que nos “elevó” a cotas inimaginables convirtiendo a todos los asistentes en un improvicado coro musical. ¿Recordáis que el congreso recibía a los asistentes en el auditorio con la melodía de fondo “Oh, happy day!”? Pues Ysi nos llevó a un nuevo nivel de emotividad con su manera de dirigirnos como un coro que interpretaba esta canción. ¡Momentazo! Gracias Yolanda porque eres magia, me hiciste revivir emociones que hacía tiempo que no sentía.
Aunque he hecho un gran esfuerzo por tratar de reflejar lo que vivimos el pasado 19 de Octubre en Pamplona, por desgracia acabo con la sensación de no poder transmitir verdaderamente lo que sentimos. Conexión en el sentido más amplio de la palabra, a través de las emociones que compartimos, que nos elevaron, que nos inspiraron mutuamente. Si has llegado hasta el final de este relato, ¡te felicito! Dejo para otro momento lo que vivimos el sábado 20, en la jornada de talleres. Esa, sin duda, será otra emocionante historia.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More
Día Internacional de la Felicidad 2018
El Día Internacional de la Felicidad es una fecha señalada en la agenda para cualquier especialista en Psicología Positiva. Ayer se produjeron muchísimas iniciativas en diferentes lugares del planeta para conmemorar la importancia de la Felicidad en nuestras vidas. En 2012, Naciones Unidas aprobó una resolución a partir de la cual desde el 20 de Marzo de 2013 se celebraría el Día Internacional de la Felicidad; la influencia de las propuestas del gobierno de Bután, como el FIB (Felicidad Interior Bruta) para medir el progreso de los países, fue determinante.
Hace un par de meses el AMPA del IES Albalat me invitó a su Semana de las Emociones, una iniciativa que tienen en marcha desde hace algún tiempo y que encaja dentro de su filosofía para trabajar con el alumnado la Inteligencia Emocional. Acordamos que mi visita coincidiera con el Día Internacional de la Felicidad y que haríamos intervenciones con alumnos de Bachillerato por la mañana y con las familias por la tarde.
Las intervenciones con el alumnado de 1º y 2º de Bachillerato giraron en torno al contenido “Activa tus Fortalezas“, aunque lo verdaderamente interesante fue la interacción con sus situaciones particulares. Como he podido comprobar en otros centros de secundaria, los alumnos de Bachillerato, especialmente en 2º, viven sujetos a una enorme presión académica, que les llevan a renunciar casi por completo a sus intereses, placeres y pasiones. Podéis leer reflexiones al respecto aquí.
Lo que más me llamó la atención en muchos de estos alumnos es que están profundamente bloqueados, en un estado de Indefensión Aprendida desde hace meses. La necesidad de aprender herramientas que les ayuden a manejar la presión académica, a salir airosos de la adversidad, es muy evidente; tal vez, una de las cosas que hemos de hacer por ellos es ayudarles a transformar sus creencias dicotómicas que les llevan a dejar de lado por completo sus aficiones, sus pasiones, sus relaciones de amistad en muchos casos.
La sugerencia de descubrir, desarrollar y potenciar sus Fortalezas Personales les resultó interesante y motivante a partes iguales. Equilibrar el tiempo de responsabilidad y ocio, equilibrar el uso de sus fortalezas en diferentes ámbitos de sus vidas, utilizar diferentes herramientas para incrementar sus emociones positivas, sus experiencias óptimas, mejorar sus relaciones interpersonales también fueron parte de estos encuentros. Hubo muchísima participación en el grupo de 1º de Bachillerato, mucha curiosidad, mientras que en 2º de Bachillerato la participación fue menor, tal vez por las mismas razones que he argumentado anteriormente: Indefensión y Bloqueo.
Por la tarde, tuvimos un encuentro con las familias y profesores de los alumnos, para charlar sobre “Fortalezas Personales en las Relaciones Familiares“. Aunque la expectativa del Instituto y del AMPA no era inicialmente muy optimista sobre la asistencia, lo cierto es que estuvo cerca de las 30 personas. En mi experiencia colaborando con escuelas, esta es una cifra considerablemente alta.
La participación de los asistentes fue continua, con preguntas, aportaciones, ejemplos, etc. Al inicio nos centramos en cómo podríamos ayudar a nuestros hijos a descubrir sus fortalezas, animarles a desarrollarlas y potenciarlas, con ejemplos de diverso tipo y desde metodologías diferentes: propuestas clásicas como la identificación de Fortalezas de Martin Seligman, otras más modernas como el desarrollo de Fortalezas de Christopher Peterson, así como el modelo de Lea Waters de Fortalezas de Crecimiento.
Después, a través de ejemplos específicos, hablamos de cómo mejorar las relaciones familiares desde la Comunicación Positiva, la gestión de los conflictos mediante herramientas específicas y sencillas de implementar, siempre de forma adaptada a la realidad de las familias presentes.
Para terminar, quería agradecer a los alumnos y familias del centro escolar su participación, su escucha, su interés y curiosidad por la propuesta que les he llevado, ha sido maravillosa la respuesta de toda la comunidad educativa del Instituto. Y cómo no, no puedo dejar de mostrar mi gratitud, de manera más específica, por la oportunidad de impartir estas charlas en el día de ayer a Javier, Presidente del AMPA, y también a Carolina, la Directora del IES Albalat, por su cariño, recibimiento y generosidad en todo momento. ¡Muchísimas gracias!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn MoreDe la Soledad al Encuentro
“Es viernes por la tarde y el nivel de angustia va creciendo; mis planes se han venido abajo y el fantasma de la soledad aparece ante mí. Repaso mentalmente y me doy cuenta que estoy muy solo, que no tengo prácticamente a nadie con quien pueda contar. Las pocas personas que me vienen a la cabeza seguro que ya tienen planes. ¿Qué puedo hacer? Estoy solo y no se me ocure qué puedo hacer. Debería aprender a convivir con estos sentimientos, debo aprender a vivir solo, o acostumbrarme al menos…“.
Este es un relato ficticio, que ejemplifica numerosas conversaciones que he tenido en consulta en los últimos años. Personas que se sienten solas, abrumadas ante la idea de no tener con quién conectar, de no vislumbrar una solución a ese sentimiento que, poco a poco, se ha convertido en su gran miedo.
A finales del año 2015, leí un estudio que afirma que 4 millones de personas en España “se sienten solas“. El dato resulta abrumador, sobretodo si observamos que estudios similares en otros países muestran una tendencia similar. En EEUU, otro estudio del que me habló mi amiga y compañera Teresa Falls, se ha observado un decremento del número de personas significativas que forman parte de la vida de los ciudadanos encuestados. Se ha pasado de tener entre 1 y 3 conexiones significativas, a tener entre 0 y 1 conexiones.
En el estudio realizado en España, se discrimina bastante acertadamente entre diversas tipologías de soledad, que van desde el hecho de “vivir solos” por elección, “vivir solos” porque perciben no tener otra opción, “sentirse solos” en compañía de personas con quienes conviven o se relacionan, así como “sentirse solos” como resultado de un aislamiento social real. En este caso hablamos de una soledad no deseada y sufrida, que hace referencia a la percepción de no tener conexiones y vínculos significativos con otras personas. En los últimos años muchas personas que han pedido ayuda profesional en la consulta, tenían como demanda, de un modo u otro, la soledad.
Estar solo y sentirse solo, aunque frecuentemente pueden confundirse, son experiencias muy diferentes que vienen marcadas por un modo particular de percibir la situación:
- Sentirse solo estando en compañía de otras personas: algunas personas la consideran la peor forma de soledad, puesto que les lleva a pensar que el problema es exclusivamente suyo. Este tipo de percepción genera doble sufrimiento: sufro porque me siento solo y sufro por creer que es culpa mía, por una incapacidad para “conectar”.
- Sentirse conectado y disfrutar en compañía de otras personas: es lo que mayoría de las personas deseamos, conectar con otros, vincularnos de forma significativa y disfrutar de nuestras relaciones interpersonales.
- Sentirse solo estando en compañía de uno mismo, es decir, físicamente solo: es la forma más frecuente en la que gran parte de las personas experimentan la soledad no deseada, asociada al aislamiento y al sufrimiento. Entran en contacto con ella cuando están físicamente solos, cuando no están acompañados.
- Sentirse bien, disfrutando, estando en compañía de uno mismo: en algunos contextos se la conoce como “soledad buscada” y sucede cuando deliberadamente queremos estar con nosotros mismos y nos sentimos bien al hacerlo, puesto que, aunque no sea en este momento, nuestra percepción de estar conectados a otros, se mantiene.
El sentimiento de soledad, para muchas personas, puede tener su origen en un modo particular de percibir la situación en la que se encuentran en ese momento; cuando centramos la atención exclusivamente en pensamientos como “estoy solo“, “no tengo a nadie“, “no le importo a nadie“, la sensación de soledad y desconexión incrementa.
Del mismo modo, esas percepciones generan consecuencias que provocan frecuentemente un empeoramiento de la situación: la percepción de soledad nos bloquea, no ponemos en marcha acciones que cambien la situación, como llamar a un amigo, de manera que incrementamos el aislamiento y la sensación de soledad.
Desde hace mucho tiempo se sabe que los seres humanos somos animales sociales, como casi todos los primates. Sin embargo, no todos tenemos las mismas preferencias a la hora de relacionarnos con los demás, del mismo modo que no todos sabemos disfrutar de estar con nosotros mismos a solas de la misma manera. Es importante aprender a alcanzar un equilibrio saludable partiendo de nuestra preferencia: hay personas que prefieren mayoritariamente estar en compañía de familiares, amigos, pareja, compañeros de trabajo, etc., mientras que otras, pueden tener una gran preferencia y reservarse grandes espacios para estar a solas. En ambos casos, hemos de procurar que exista un equilibrio entre el tiempo que dedicamos a nuestras relaciones interpersonales y el tiempo que dedicamos a estar solamente en compañía de nosotros mismos.
Un elemento importante para alcanzar este equilibrio es respetar nuestra preferencia y no exigirnos “lo que los demás consideran mejor”; en numerosas ocasiones he visto cuestinarse las propias preferencias a personas que parecían disfrutar de las mismas, solo porque otras personas las han considerado “raras” o diferentes.
La soledad es más que un estado emocional, es un aprendizaje que forma parte inevitable de la vida: hemos de aprender a convivir con nosotros mismos, a disfrutar de esa convivencia y hacer de ella un espacio de crecimiento. Hoy por hoy concebimos la soledad como una vivencia negativa, asociada frecuentemente con otros problemas y siempre con connotaciones peyorativas. Parece que “estar solo” se hubiera convertido en un indicador de perturbación emocional y social. El equilibrio entre estar solo y cultivar relaciones interpersonales es un descubrimiento personal que ha de basarse en una sana conexión con nuestras emociones, puesto que éstas cumplen la función de descubrirnos nuestras necesidades. A partir de la detección de nuestras necesidades estaremos en disposición de elegir, partiendo de nuestra preferencia, si quedarnos a solas o buscar la compañía de otras personas que nos importen.
Es fácil que ese equilibrio se pierda. En consulta me encuentro muchas personas que sufren con la soledad que han creado al desprenderse de todas sus relaciones poco a poco, así como personas que han creado relaciones interpersonales basadas en la dependencia. Las relaciones interpersonales nos exponen a numerosos riesgos, como el rechazo, la exigencia, la incomprensión…, pero también nos permiten la posibilidad de conectar con otros y experimentar el amor, la amistad, el apoyo, el consuelo, la alegría compartida…
En el camino de aceptar la soledad como parte de la vida, hay un elemento que nos puede facilitar el equilibrio entre las relaciones significativas con otros y la construcción de una relación significativa con nosotros mismos: el encuentro. Encontrarse con otra persona supone un ejercicio de curiosidad y apertura, en el que estamos dispuestos a adentrarnos en el universo de creencias y experiencias del otro; supone un abandono temporal de mis convicciones para abrirme a otras posibilidades. En el encuentro existe la posibilidad de conectar y crecer, pero no siempre sucede; a veces, el encuentro no se repite y sin continuidad no podemos dar recorrido ni profundidad a una relación. Ni siquiera con nosotros mismos.
El factor que mejor explica, a través de mi experiencia de los últimos años, el que las personas nos sintamos cada vez más solas es la ausencia de encuentro. Un encuentro requiere tiempo, dedicación y presencia. El auge de las redes sociales virtuales, la velocidad a la que procesamos vivencias y la incesante búsqueda de nuevas sensaciones, provoca que imposibilitemos el encuentro con los demás… y también con nosotros mismos. Sin encuentro no podemos conectar, y sin conexiones no podemos sino sentir el acoso de esa soledad que nos genera sufrimiento.
Siempre me ha gustado la expresión “cultivar las relaciones”. Cualquier cultivo requiere tiempo y dedicación, cariño y paciencia. Me resulta muy agradable pensar que son 4 factores importantes para que las relaciones florezcan. El único antídoto contra la soledad sufrida es el encuentro, lo que implica un cambio en el modo en que enfocamos parte de nuestras vidas: menos velocidad y más paciencia, más relaciones en persona y menos relaciones virtuales… Para ir de la soledad al encuentro he de aceptar la posibilidad de que no siempre suceda lo que deseo, de no encontrarme con los otros, pero que invariablemente, si aprendo a disfrutar de una buena relación conmigo mismo, el impacto de la soledad no será el sufrimiento, sino el autodescubrimiento.
Tony Corredera.
¿Sabes que vamos a celebrar dos talleres sobre Relaciones Positivas este mes de octubre de 2019? Uno será en Pamplona el 5 de Octubre y el otro será en Madrid el 19 de Octubre. ¿Quieres saber más sobre estos talleres?
Learn MorePosponiendo la pasión… para centrarme en la presión
Hace más o menos un mes, recibí una invitación que me hizo muchísima ilusión: impartir una charla sobre Psicología Positiva en un Instituto de Educación Secundaria, con alumnos de 2º de Bachillerato. El profesor de la asignatura optativa “Psicología” estaba contactando con profesionales de la psicología con diferentes perfiles para hablarles a los alumnos de la profesión, del tipo de trabajo que realizan, etc.
En cuanto recibí la propuesta recordé a Mariano, mi profesor de Psicología en el instituto en el que estudié, la persona que cambió mi trayectoria para siempre: su pasión por la psicología fue tan contagiosa que gracias a él decidí lo que quería estudiar en la universidad. Y a qué quería dedicarme en la vida. En ese primer momento pensé: “tal vez pueda ayudar a estos alumnos a sentirse inspirados“.
Finalmente, tras conocernos en persona, el profesor de este instituto amplió su propuesta de una charla a un mini-taller de 3 sesiones sobre qué es la Psicología Positiva, desvincularla de la asociación con la “auto-ayuda” y hablar del trabajo científico que se desarrolla (incluído mi propio trabajo en consulta). Esta posibilidad me resultó aún más atrayente. Trabajar con adolescentes resulta siempre un desafío inspirador, ya que son todo potencial a descubrir, suelen ser críticos y habitualmente están deseando “cambiar” el mundo.
En nuestro primer encuentro, solo 7 de los 15 alumnos de la clase acudieron; el resto estaban preparando un examen importantísimo que tenían que afrontar esa semana. En tan solo 5 minutos de la primera sesión me quedó claro el nivel de presión que estaban soportando este grupo de alumn@s; por extensión, supuse que la mayoría de alumn@s de 2º de Bachillerato estaban sometidos a una presión parecida y que se puede resumir en una sola palabra: selectividad. Desde el primer día del curso de 2º de Bachillerato, de forma directa e indirecta, la futura selectividad está presente: las prisas por avanzar en el temario, el hecho de terminar un mes antes el curso para preparar esa prueba, la condensación de fechas y exámenes…
¿Se pueden posponer todas las pasiones 9 meses sin que haya consecuencias sobre nuestro bienestar?
Les pregunté cuáles eran sus pasiones, lo que más les gustaba hacer, y lo cierto es que fue muy bonito escuchar la sencillez de sus preferencias: leer, escuchar música, escribir, bailar… Sin embargo, me resultó preocupante saber que hacía meses que no practicaban estas actividades y preferencias con asiduidad; alguna alumna incluso había dejado de practicarlas absolutamente. Cuando quise saber porqué, la respuesta fue: “no hay tiempo, ahora mismo la prioridad es estudiar“. Aunque no formulé en voz alta esta pregunta ese día, sí que se asomó en mi cabeza: “¿se puede posponer lo que te apasiona 9 meses?, ¿qué consecuencias puede tener esa decisión de desconectar de las emociones positivas, del sentido vital, de lo que hace que sus vidas merezcan la pena?“.
En consulta, suele ser habitual encontrarse con personas que, centradas en resolver un problema, hace meses que han eliminado de su día a día todo aquello que les divierte, apasiona o genera emociones positivas. Cuando se eliminan los reforzadores de la vida cotidiana, es habitual empezar a experimentar cierto nivel de indefensión aprendida, pérdida de sentido vital, ausencia de emociones positivas, aislamiento social… De hecho, cuando algunas personas vienen a consulta diciendo que “están deprimidas” es habitual encontrar que han abandonado sus reforzadores positivos y han comenzado a dejar de lado sus relaciones interpersonales (cuando no están completamente aisladas). ¿No resulta preocupante que implementemos un sistema cuya presión empuja al alumnado a recrear las condiciones de la indefensión aprendida o de procesos depresivos?
El profesor que me invitó me relataba cómo alumn@s brillantes “se habían rendido” y daban el año por perdido, prácticamente desde noviembre. Siempre he tenido claro que es importante enseñar a los alumnos habilidades para la gestión del estrés y de cualquier emoción generadora de malestar, pero esta experiencia ha reforzado mi idea de un cambio estructural más profundo. Como les dije a los alumnos: ¿imagináis una escuela que potencia vuestros puntos fuertes y os deja desarrollar vuestras pasiones? Aunque sus respuestas iniciales no eran demasiado optimistas ante esta posibilidad, lo cierto es que conforme fuimos avanzando en cada sesión, el alumnado se involucró en las propuestas que fuimos explorando: reservar tiempo semanalmente para lo que les gusta, entrando en contacto con la Experiencia Óptima (o Flow), anotar las cosas positivas que les suceden en su día a día, así como explorar sus Fortalezas Personales. Al final de la tercera sesión, incluso los más escépticos manifestaban su deseo de que hubiera más sesiones.
“El mundo no es como es; el mundo es como lo hacemos entre todos. ¿Cómo quieres contribuir tú?”
Reconozco que esta intervención es una gota de agua en la inmensidad del mar. Sin embargo, creo que tiene su valor en tanto en cuanto se identifica la necesidad de equilibrar las percepciones y los tiempos; estamos preparando a nuestros adolescentes para el futuro, les estamos encaminando hacia un futuro en el que perciben que tienen que renunciar a sus pasiones, que las experiencias positivas se pueden posponer porque lo primero es “cumplir con el deber”. ¿No se puede hacer ambas cosas? ¿No es compatible disfrutar de lo que se hace con hacerlo bien?
Si no cuidamos la autoeficacia de nuestros adolescentes, al tiempo que les dotamos de habilidades para gestionar la presión y la frustración, ¿cómo esperamos que crean que pueden? ¿Cómo esperamos que se ilusionen con su futuro? Parte de nuestra responsabilidad como adultos es ayudarles a construir un sistema de creencias flexibles, que les permita identificar aquellas creencias disfuncionales que forman parte de lo que Sonja Lyubomirsky llama “Los mitos de la felicidad“: creencias que nos dicen que, por ejemplo, “ya seré feliz cuando acabe selectividad“. En mi opinión, tal vez ayudaría que el sistema (que somos todos) no empuje a favor de estas creencias.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More
El lado bueno de las cosas
En nuestro día a día, vivimos bombardeados por todo tipo de noticias que valoramos como negativas, tristes, desesperanzadoras y que generan en nosotros una mezcla de tensión y enfado. No siempre somos conscientes del efecto que una “sobre-exposición” a las historias que nos cuentan en el telediario y la radio tiene en nosotros; por otro lado, uno de los usos que le damos a las redes sociales virtuales es compartir noticias de actualidad, de opinión, e incluso nuestras propias opiniones sobre la realidad a la estamos expuestos. Además, ¿sobre qué cosas giran nuestras conversaciones con quienes nos rodean? En muchos casos, contamos a los demás sobretodo lo que no está yendo bien, lo que nos falta y lo que no nos gusta. ¿Qué efecto genera en nosotros esta sobre-exposición a malas noticias desde tantos frentes?
Las personas somos creadoras de nuestra realidad en muchos niveles, empezando por la percepción, de manera que a qué prestamos atención y dedicamos tiempo se convierte en algo realmente importante y que influye en nuestro estado de ánimo, nuestro bienestar y nuestra felicidad. ¿Está equilibrada nuestra percepción? ¿El hecho de destacar tantas malas noticias, de prestar atención sobretodo a lo negativo, no estará sesgando nuestra percepción de la realidad?
Hace unos días decidí hacer un experimento en mis redes sociales vituales. Es algo que habitualmente pongo en práctica con mis clientes en la consulta, ante determinadas situaciones en la que es importante equilibrar la percepción de las personas entre los aspectos positivos y los negativos. Pedí a las personas que forman parte de mis contactos que escribieran un hecho, acontecimiento, situación o “cosa” que valorasen como positiva y que hubiera sucedido ese mismo día.
Mi primera sorpresa fue la participación. En el momento en que decido escribir este post y lo estoy desarrollando, ha habido un total de 38 comentarios directos, 2 en otros grupos que gestiono yo mismo, 4 personas que han decidido poner en marcha la misma iniciativa a partir de esta idea y más de 12 comentarios en sus respectivos intentos… Muchísimas personas han reaccionado y han decidido participar en este “experimento” que buscaba poner a prueba esa capacidad de percibir lo bueno.
De los comentarios que se han realizado de los aspectos positivos que cada persona destacaba de ese mismo día, al menos un 70% tenían que ver con sus relaciones interpersonales, sus hijos, parejas, compañeros de trabajo, etc., lo que señala la importancia que las relaciones tienen en nuestro bienestar y felicidad. Otros temas señalados como positivos tenían que ver con nuevos proyectos profesionales o reconocimientos laborales, y en algunos casos una mayor consciencia de todo lo bueno que tienen en sus vidas en términos generales.
El experimento no pretende sentar cátedra, ni mucho menos, pero ha servido para llegar a 3 conclusiones que había observado directamente con mis clientes:
- Este pequeño esfuerzo nos conecta con emociones positivas de todo tipo, facilitando una perspectiva más equilibrada de su realidad particular. En consulta, este ejercicio suele realizarse al menos dos veces a la semana durante un mes, en un formato que busca no una sino tres cosas positivas de ese día. Los resultados que he obtenido con mis clientes confirman un cambio en el discurso, con la inclusión de palabras más positivas, una verbalización de más experiencias positivas así como emociones positivas experimentadas.
- Se produce un contagio emocional positivo, dado que la invitación a este experimento ha sido reproducida por más personas por su cuenta. Dicho de otro modo, el beneficio experimentado por algunas de las personas les lleva a invitar a su entorno a participar del mismo sencillo ejercicio. En consulta ocurre de la misma manera con cierta frecuencia.
- Yo mismo he recibido un beneficio emocional directo en forma de gratitud por poner en marcha este “experimento”: 4 personas de forma directa y 15 de forma privada (en correos electrónicos o llamadas) han manifestado un agradecimiento por invitarles a participar y descubrir así los beneficios que han tenido para ellos. Mis clientes, en consulta, manifiestan habitualmente los beneficios positivos de esta tarea, lo que incluye un incremento de la gratitud al ser más conscientes de lo bueno que les ocurre cada día que se paran a observar.
Esta experiencia de hace unos días, con una propuesta sencilla, a través de una tarea aparentemente insignificante, parece activar algunos mecanismos que influyen en nuestro bienestar. Por ejemplo, queda claro que nos pone en contacto con algunas Fortalezas Personales, como la Perspectiva y la Gratitud, también genera emociones positivas y nos pone en contacto con lo que nos apasiona y con quienes nos importa en un alto porcentaje de casos.
No podemos concluir que esto ocurra en todos los casos, puesto que no es así: en el mismo experimento ha habido 2 comentarios que no se pueden considerar positivos; llevaban implícito un cuestionamiento a la propuesta de “ver el lado bueno”. Esto es algo que también me encuentro en consulta con bastante frecuencia, ante la propuesta de esta sencilla tarea. Esta resistencia nunca ha sido un obstáculo real entre mis clientes, puesto que la puesta en marcha de esta tarea (junto a otras, como parte de un conjunto de técnicas y estrategias en dirección a sus objetivos) acaba por influir positivamente en ese mayor equilibrio en la percepción de su realidad.
Si me permites me despido lanzando el desafío a quien desee aceptarlo: ¿te animas a participar de este experimento? Anota 3 cosas positivas que te sucedan cada jueves y domingo durante el próximo mes. Si llevas a cabo este ejercicio y te apetece compartir tu experiencia, solo tienes que comentar este post. Puede que creas que no te servirá para nada pero, ¿y si funciona?
Tony Corredera.
Learn More
V Conferencia Internacional de la Felicidad en el Trabajo
La semana pasada asistí a la V Conferencia Internacional de la Felicidad en el Trabajo (#FET2015), celebrado los días 10 y 11 de junio en A Coruña y organizado por Aedipe Galicia, entre otras organizaciones. Como hace 2 años, cuando asistí por primera vez, el resultado ha sido sumamente satisfactorio y me marcho de nuevo con la sensación de seguir aprendiendo y compartiendo con muchísimos colegas y amigos que estamos trabajando en la misma dirección: ayudar a las personas a ser más felices. Por supuesto, también en el trabajo.
Lo primero que quiero hacer es empezar reconociendo y agradeciendo el esfuerzo que Belén Varela (@laquintavarela) ha realizado para que, y a pesar de los diferentes imprevistos que han ido sucediendo antes y durante el evento, el resultado final haya sido tan satisfactorio. ¡Enhorabuena!
Si algo caracteriza estos encuentros profesionales es precisamente el que comparten espacio y cartel algunos de los mejores representantes del mundo académico y de la investigación en Psicología Positiva Aplicada a la Empresa, junto a profesionales de diverso perfil que están aplicando con éxito medidas para incrementar el Bienestar y la Felicidad en las Organizaciones. Es verdad que aún queda mucho por hacer, pero es un placer escuchar cómo ya hay organizaciones aplicando programas y medidas que buscan directamente incrementar la Felicidad de quienes forman parte de esas organizaciones.
Hoy por hoy, escuchar los resultados de las investigaciones y experiencias de personas como Marisa Salanova (@MarisaSalanova), Emiliana Simon-Thomas, Robert J. Vallerard o John Briffa, en el mismo congreso, no resulta fácil de encontrar. Es fantástico comprobar como todos ellos, desde perspectivas tan diferentes como el engagement, la fisiología o la pasión, concluyan lo importante que es el bienestar y la felicidad en las organizaciones. Los descubrimientos de estos investigadores señalan que se pueden hacer cosas, tanto desde el plano individual (lo que cada uno puede hacer por sí mismo para ser más feliz en el trabajo) como desde el plano de la organización (las condiciones que pueden crearse) para facilitar entornos profesionales que incrementen la calidad de vida y la felicidad percibida de quienes habitan y conviven en las organizaciones.
Resulta apasionante escuchar cómo hay organizaciones, como Mahou, Vygon, Chiesi o Human Age, que están aplicando con éxito medidas para hacer de los contextos profesionales escenarios donde poder crecer, evolucionar y ser más felices. Ha quedado comprobado, tanto en la investigación como en la aplicación en organizaciones como las mencionadas antes, cómo las personas que son felices no solo tienen mejor rendimiento profesional, sino que además son más creativas. Especial mención he de hacer a Paloma Fuentes, cuya sensibilidad para responder a una pregunta del público sobre qué ha de hacer una organización con las “personas tóxicas” me pareció maravillosa; en su opinión, el sistema ha de hacer un esfuerzo por incluir a esas personas. El debate sobre esa cuestión está abierto y ojalá en los próximos años aprendamos a deshacernos de etiquetas cuyo resultado sí es realmente tóxico, puesto que generan auténticas profecías que se cumplen a sí mismas.
También resultó interesante escuchar la aplicación exitosa de metodologías basadas en la Psicología Positiva en otros países; la contribución de Iveth Suárez (desde Guatemala), de Muki Palacios (desde Perú) con su programa FET, y de Hugo Nisembaum (Brasil) fueron muy enriquecedoras. Obviamente, no puedo dejar fuera el producto nacional: Julián Pelacho (@julianpelacho) nos contó la aplicación de una serie de estrategias de Liderazgo Positivo para mejorar el clima laboral en una cadena de restaurantes italianos.
Como hace 2 años, durante estos dos días de conferencias y mesas redondas, ha habido también momentos muy divertidos, donde el movimiento (del cuerpo, pero también de las emociones y las conciencias) ha sido revelador. La conferencia de Jorge Salinas (@jsalinasatesora) nos dejó múltiples perlas para pensar, momentos para interactuar con completos desconocidos y durante unos minutos, ¡todos los participantes bailando juntos!
De Jorge Salinas me llevo la experiencia compartida de que toda la cadena de respuestas que empiezan con la pregunta “¿para qué vas a trabajar?”, acaban muy habitualmente en esta: “para ser feliz“.
Por supuesto, otro de los momentos absolutamente emotivos de estas dos jornadas fue el “Diálogo de los Héroes de Angrois”, en el que uno de los supervivientes del terrible accidente de tren, Marcial Cendón, nos dejó auténticas perlas de sabiduría basada en esa experiencia. Solo quiero destacar las recomendaciones que nos dio al final de su intervención: “disfrutad a tope, no dejéis escapar un solo sentimiento y ayudad siempre a los demás“.
Desde un punto de vista personal, lamento solamente no haber podido quedarme hasta el final del evento y haber perdido la oportunidad de escuchar en directo a Alex Kjerulf, y en videoconferencia al gran Mihaly Csikszentmihalyi; quienes escucharan a Jorge Salinas hablar de coherencia y congruencia entenderán que mi decisión me dejó “satisfecho”. Como contrapartida, he tenido la oportunidad de escuchar de nuevo en directo e intercambiar unas palabras, con el fantástico José Antonio Marina, de cuyo discurso me quedo con la historia que nos contó sobre la Catedral de Toledo:
“En una ocasión, mientras se construía la Catedral de Toledo, una persona que pasaba por allí se acercó a 3 de los canteros que tallaban piedra. Le preguntó al primero, “¿qué estás haciendo?”, a lo que respondió “aquí estoy, explotado contra mi voluntad, picando piedra como un esclavo”; le preguntó al segundo lo mismo, “¿qué estás haciendo?”, a lo que respondió “lo que me han mandado, tallar y dar forma a esta piedra”. Cuando le preguntó al tercero “¿qué estás haciendo?”, éste, entusiasmado le respondió: “¡estoy construyendo una Catedral!”.
Con esto me despido, con la sensación de Gratitud y Reconocimiento hacia todos los organizadores, entre quienes nuevamente quiero destacar a Belén Varela. Muy agradecido también a todos los ponentes ya los asistentes con quienes tuve la ocasión de aprender y compartir. Me voy, lleno de energía positiva, de buenas relaciones, de propósitos renovados, sabiendo que comparto un gran camino con otras personas. Como habría dicho el mismo cantero de la anécdota de José Antonio Marina: ¡yo también estoy construyendo una Catedral!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Learn More