Pseudociencias, gurús y sus peligrosos efectos (I)
Cuando estudiaba mi Master en la Especialización en Psicología Clínica, redacté un pequeño artículo para la clase de “Desvinculación de Sectas”, en el que reflexionaba sobre el efecto que los Grupos de Manipulación Psicológica y las diferentes (y demasiado extendidas) Pseudociencias tenían en la población en general y, concretamente, en los grupos de riesgo: personas que están sufriendo, que se sienten perdidas, que no encuentran su lugar en el mundo y que no consiguen ver su “sentido vital”. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Todos somos susceptibles de atravesar un momento complicado en nuestras vidas y es en ese momento, en ausencia de ciertos factores de protección, cuando los mensajes pseudocientíficos, en boca de una persona con autoridad, pueden tener efectos explosivos. Os dejo ese artículo, de 2005, aquí.
Hace mucho tiempo que deseaba escribir sobre este tema, pero el impulso lo he recibido al escuchar la terrible historia real de una buena amiga mía. Tener una enfermedad cuyo nombre, en el imaginario colectivo, se asocia inmediatamente con la muerte, es suficientemente duro como para que, además, profesionales de la salud te CULPEN de dicha enfermedad:
- Afirmar que tu cáncer es el resultado de un “problema emocional sin resolver” es una falacia y una autética barbaridad.
- Decir que “si tu tumor mide 6 centímetros, entonces es que hace 6 años te ocurrió algo que no has resuelto“, es una estupidez directamente.
Estas son las afirmaciones que un médico, una psicooncóloga y alguna enfermera hicieron a mi amiga; son afirmaciones procedentes de la Bioneuroemoción, una teoría sin fundamento científico y sin estudios que avalen sus afirmaciones. Pinchando aquí, podéis leer un informe de RedUne (Asociación para la prevención de la manipulación sectaria) sobre Bioneuroemoción (1).
Sin embargo, incluso para alguien con formación científica, en un momento de sufrimiento y desesperanza, supone un impacto emocional negativo recibir mensajes como los anteriores. Creo que debemos ser más exigentes y supervisar la proliferación de modelos de intervención pseudocientíficos, que crean más dolor, dependencia y sufrimiento que soluciones.
“Culpabilizar a quien está sufriendo una enfermedad es inmoral“.
Uno de los objetivos, para el psicólogo Ramón Bayés, de las profesiones relacionadas con el cuidado de personas enfermas (por ejemplo, la medicina, la psicología de la salud o la enfermería) es perseguir la excelencia en el trato con el paciente. Esto es ir mucho más allá de curar la enfermedad, va más allá del maravilloso principio hipocrático “ante todo, no hagas daño”.
Culpar a un paciente de sus propios problemas, de sus enfermedades supone generarle más emociones negativas, supone crearle otro problema más. La excelencia en el trato con pacientes supone empatía en su máxima expresión, respeto por su sufrimiento y profesionalidad en la ayuda; esta última parte exige recursos basados en la evidencia.
“Cuando estamos en el hospital, enfermos, temiendo por nuestra vida y a la espera de una cirugia aterradora, tenemos que confiar en los médicos que nos tratan. Si no lo hacemos así, la vida se vuelve muy complicada“.
Henry Marsh, Médico Cirujano.
El psicólogo social Stanley Millgram demostró la influencia de las figuras de autoridad en los procesos de obediencia, en sus famosos experimentos desarrollados en las décadas de los 60 y 70 del siglo XX. Lo que se descubrió es que cualquier persona, bajo el influjo de una figura de autoridad (por ejemplo, un médico, un científico, etc.), es capaz de llevar a cabo conductas que entrarían habitualmente en conflicto con su conciencia personal. Podéis ver un vídeo interesante al respecto pinchando aquí.
¿Qué podemos hacer entonces? ¿Desconfiamos del médico o del profesional de ayuda? ¿Hemos de acudir a varios profesionales al mismo tiempo? ¿Nos quedamos con que, aunque no esté funcionando una terapia, se hacía con “buena intención”?
Cuando hablamos de sufrimiento humano, no podemos quedarnos en las intenciones. Tener buena intención no es un método terapéutico validado científicamente. Algunas personas tienen entre sus características la cualidad de ser persuasivos, de ser inspiradores en sus palabras, y provocar emociones positivas entre quienes les escuchan. De este modo, a través de la mezcla entre la necesidad por mensajes sencillos e impactantes que tienen muchas personas (es posible que todos deseemos que la vida sea más sencilla de lo que la percibimos cuando sufrimos) y la existencia de personas con gran capacidad comunicativa, proliferan autoproclamados “Gurús” que, con “buena intención“, lanzan argumentos pseudocientíficos, invalidados por investigaciones recientes o directamente falsos. Nuevamente, debemos ser exigentes y responsables con esta situación y no mirar a otro lado.
En mi experiencia profesional, han acudido a mi consulta con cierta frecuencia personas que han pasado por tratamientos pseudocientíficos de diverso tipo, hechos por personas sin formación científica, cuyo resultado ha acabado siendo terrible: la cronificación de sus problemáticas previas. De igual modo, he atendido a personas que han leído algún libro de autoayuda, siguiendo sus recomendaciones al pie de la letra sin una mejora de su problemática, lo que les ha llevado a considerar que “no tienen solución”. Cuando una persona sufre y, a través del contacto directo con su terapeuta, llega a la conclusión de que su problema es culpa suya, que no tienen solución o que no quieren resolverlo, está creando un segundo problema “de la nada”. Esta forma de actuar no es “casual”, sino que forma parte de la metodología de los Gurús Pseudocientíficos: primero te desmoralizan, te despojan de esperanza, para luego autoerigirse como los únicos capaces de ayudarte a resolver tus problemas. La consecuencia de este proceso es la creación de una dependencia hacia el terapeuta o gurú.
Una de las bases esenciales de una psicoterapia basada en la evidencia es que no parte del principio de infalibilidad. Hay variables dentro de una terapia que hacen que los avances sean más lentos o más rápidos, que se pueda progresar de un modo u otro, que no tienen que ver con la “perfección” del modelo terapéutico; una alianza terapéutica frágil, falta de experiencia con un tipo de demanda por parte del profesional, falta de conocimientos específicos en un área de intervención, resistencias del paciente y del terapeuta… Pocos profesionales reconocen los porcentajes de “fracaso terapéutico”: aquellas situaciones en las que, a pesar de actuar con profesionalidad, no se consiguen los resultados deseados.
Tratar a los pacientes con humanidad, empatía y profesionalidad no tendría que ser un obstáculo para un profesional de la salud bien formado. Se puede ser un buen científico (utilizando teorías y métodos basados en la evidencia, sujetos a revisión permanentemente) y al mismo tiempo tratar con cuidado, cercanía, comprensión y compasión a las personas que ponen su confianza en tus manos, que esperan que les ayudes a alcanzar sus objetivos y reducir su sufrimiento. Reconocer que no sabemos todo, que podemos equivocarnos, que tal vez haya otros profesionales mejor cualificados, son formas de reconocimiento de lo prioritario en la relación terapéutica: el respeto a la dignidad de nuestros pacientes.
Tony Corredera
Director de Crecimiento Positivo
(1) La teoría de la Bioneuroemoción y sus defensores defienden el origen emocional de las enfermedades como el cáncer. El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Miguel Martín ha afirmado la pasada semana (octubre 2017) que “no hay datos que avalen el origen emocional del cáncer“.
Learn MoreDía Mundial de Salud Mental
Hoy, 10 de Octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental. Se trata de una fecha que procura concienciar a la sociedad de la importancia de visibilizar la situación de las personas con problemas de salud mental y sus familias, además de reivindicar públicamente los derechos de este colectivo.
El concepto de Salud Mental Positiva, aunque polémico por la falacia que encierra la expresión (en relación a “positiva” o “negativa”), se dirige precisamente al estudio de cuáles son los factores que influyen en el desarrollo y mantenimiento de una adecuada Salud Mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como:
“Un estado de bienestar en el cual el individuo consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y tener la capacidad para hacer contribuciones a la comunidad”.
Desde la fundación de la Psicología Positiva, Martin Seligman ha defendido que uno de los marcos más adecuados de intervención para este área es precisamente la prevención. En Crecimiento Positivo hemos trabajado en el campo de la prevención de drogodependencias durante los últimos 10 años, y el modelo de trabajo que hemos utilizado desde nuestros comienzos se basa en el desarrollo de Factores de Protección cuya presencia disminuye (o elimina) los riesgos de consumos problemáticos y, por extensión, otros problemas de salud mental. Este enfoque fue añadiendo progresivamente herramientas propias de la Psicología Positiva, como el uso de las Fortalezas Personales en el ámbito individual, familiar y escolar.
El estudio de la Salud Mental no debe basarse exclusivamente en los factores individuales, sino que ha de extenderse hacia los factores sociales y sistémicos. ¿Existen elementos y variables del entorno, de los sistemas, que generen problemas psicológicos? ¿O solamente es una cuestión individual, de recursos personales? El filósofo Jiddu Krishnamurti afirmó hace mucho tiempo que “no es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma“. Creo que en ese equilibrio de fuerzas, entre los recursos personales y las variables sistémicas, está la clave de un adecuado acercamiento al concepto de Salud Mental.
En esta misma línea, los trabajos desarrollados por psicólogos sociales como Phillip Zimbardo confirman la importancia de los sistemas en la creación y mantenimiento de problemas psicológicos en las personas. En el famoso experimento de la prisión de Stanford, las reacciones patológicas a la situación creada como síntomas de ansiedad o depresión, paranoia y violencia, cesaron por completo a las 2 semanas de poner fin a dicho experimento (y por tanto salir de la situación que generaba patología). ¿Son los problemas psicológicos una forma de expresar que un sistema crea situaciones patológicas? Es una pregunta que considero interesante y sobre la que creo que debemos reflexionar entre todos.
En consulta suelo ver a personas que sufren por muchas razones. He aprendido en estos años que hay situaciones que generan mucho dolor y que son inevitables, todos tenemos que transitar esos caminos; cuando no lo hacemos, las consecuencias son peores, más graves e intensas, ya que ese dolor se convierte en sufrimiento sostenido. Querer evitar el dolor es una reacción natural; pero en ocasiones, evitar el dolor supone crear unas condiciones en las que después vamos a sufrir mucho más. Un buen ejemplo es el duelo ante una pérdida. Si evitamos conectar con ese dolor, puede que las reacciones a medio-largo plazo sean auténticamente patológicas. Y lo que nos tiene que quedar meridianamente claro es que ninguna de estas situaciones las provocamos a propósito, no las buscamos, sino que son consecuencias paradójicas de un impulso “natural”; ocurre igual con el miedo, ante el cual solemos reaccionar evitando lo que nos asusta. Pero si evitamos siempre ese miedo, ¿cuándo aprenderemos a afrontarlo?
Por otro lado, podemos observar cómo algunos sistemas sociales, cómo las dinámicas de relación familiares (o de pareja), cómo las organizaciones a través de relaciones de poder e influencia, crean situaciones donde surge y se mantienen los problemas psicológicos. Este es el paradigma PERSONA-SITUACIÓN-SISTEMA, que tiene en cuenta esas tres variables para elaborar teorías de cómo surgen, se desarrollan y mantienen determinados problemas, incluidos los problemas de Salud Mental. Del mismo modo que afirmaba antes, hemos de considerar que en la mayor parte de los casos, las familias, las parejas, los grupos humanos (incluyendo las organizaciones, los equipos deportivos, etc.) tratan de hacer las cosas lo mejor posible. Sin embargo, como expliqué en su día en este post, a veces “con la mejor intención, conseguimos los peores resultados“. En este sentido, por ejemplo, que unos padres faciliten a sus hijos la evitación de los problemas que se encuentran (las dificultades, los miedos), puede convertirse, a largo plazo, en una auténtica patología porque al evitar dichos problemas, les evitamos aprender también a solucionarlos. Teniendo buena intención, les estaríamos incapacitando.
¿Cuál sería entonces el modo más adecuado de prevenir los problemas psicológicos? Está claro que la “combinación ganadora” sería el resultado de un trabajo en el desarrollo de Factores de Protección, a partir del conocimiento de las Fortalezas Personales y su desarrollo equilibrado, junto con la creación de sistemas sociales (familias, organizaciones, empresas, escuelas) que generen situaciones de desarrollo personal y crecimiento, que faciliten un afrontamiento de la vida óptimo, saludable y flexible. Así es como facilitaríamos la aparición de la Resiliencia como recurso fundamental para afrontar los desafíos de la vida de cada uno.
La segunda condición de mi reflexión en torno al Día de la Salud Mental es la importancia de crear visibilidad a esta realidad. La invisibilidad que muchas personas sufren (y sus familias), las etiquetas que les ponemos entre todos, solo sirven para crear una distancia de seguridad artificial. Negar que existe una realidad no la hace menos real. Así que no miremos para otro lado, no miremos con miedo a las personas que están sufriendo. Necesitan ser escuchadas, validadas, comprendidas y aceptadas. Como cualquier persona. No les neguemos lo que todos necesitamos.
El trabajo de aceptación social sobre la existencia de problemas psicológicos es un primer paso para lograr integrar estos procesos como parte de la vida, identificarlos de forma temprana, evitar la cronificación de dichos problemas y así ayudar a resolverlos en su génesis, cuando no haya sido posible prevenirlos. Un elemento esencial sería, por tanto, la detección precoz y el tratamiento lo más rápidamente posible. En consulta he constatado estos últimos 10 años que, quien acude a buscar ayuda al poco tiempo de ser consciente de sus problemas y dificultades, muestra no solo menos resistencia a los cambios necesarios para resolver su situación, sino que la inversión de tiempo en el proceso terapéutico se acorta.
En el Día Mundial de la Salud Mental lo que quiero expresar es que hace falta transformar la visión que tenemos de los problemas psicológicos, para que esa mayor visibilidad no sea un obstáculo. Reconocer que somos vulnerables y que cada persona puede tener problemas en diferentes momentos de vida, nos puede llevar a comprender la necesidad de desarrollar estrategias preventivas en el ámbito educativo que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar la vida con valentía, alegría y resiliencia.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
Podéis leer un estudio de revisión del concepto de Salud Mental Positiva, pinchando aquí.
Y pinchando aquí, podéis leer otro artículo sobre el concepto de Salud Mental Positiva.
Learn MoreDiez Años de Crecimiento Positivo
La primera vez que pronuncié en voz alta “Crecimiento Positivo” fue durante una conversación con uno de mis mejores amigos, alguien que ha tenido un papel decisivo en los momentos clave de mi vida como adulto y que aún sigue formando parte activa de la misma. Recuerdo que estábamos hablando de cómo podíamos proyectar en una expresión todas las ideas que le estaba contando para poner en marcha un proyecto de divulgación de conocimientos en el área de la Psicología Positiva, y mucho más.
Parte de lo que quería era difundir mis propias ideas, mis experiencias profesionales, con el propósito de ayudar a quien pudiera, de inspirar a otras personas, de tratar de iluminar algunos caminos oscuros. Y porqué no decirlo: también era un modo de encontrar un camino para mí mismo. Estaba en el momento más oscuro de mi vida y no veía el modo de salir de ese profundo agujero en el que me encontraba. Mi amigo fue guiándome con sugerencias, invitándome a decir en voz alta lo que pasaba por mi cabeza, de forma que poco a poco elaboramos la premisa inicial: divulgación de conocimientos, experiencias e ideas. Pero faltaba un nombre. Fue pronunciar esas palabras y la cara se me iluminó; fue un descubrimiento guiado. Nunca podré agradecerte lo bastante, Francis, todo lo que siempre has hecho por mí.
Y han pasado 10 años. Nada más y nada menos. Dicen los expertos en ser experto, que hacen falta 10000 horas de dedicación y/o 10 años, para que se pueda considerar a alguien experto en un campo de conocimiento. Según esos cálculos, podría decirse que soy un experto en el campo de la Psicología Clínica y de la Salud, así como de la Psicología Positiva. Sin embargo, mi sensación no es exactamente esta; sigo sintiéndome aprendiz, siento curiosidad por muchas cosas dentro de mi profesión, y al mismo tiempo, me percibo preparado y con deseos de compartir todo lo que he podido aprender en este recorrido. Así que soy una mezcla entre un aprendiz y un profesor. No sé si “experto” es algo aplicable a un campo de conocimientos como el que versa sobre las personas.
Estos 10 años han sido, ante todo, muy divertidos. Como contaba en este mismo blog con motivo de nuestro Quinto Aniversario, el proyecto que inicialmente nació con la intención de divulgar, poco a poco fue asumiendo más contenido, más alcance y más posibilidades: psicoterapia, supervisión de psicólog@s, cursos para profesionales, talleres vivenciales, etc. También crecimos en personal, nos aventuramos en proyectos compartidos con otros colegas, con diversos resultados, pero siempre con un denominador común: el crecimiento a través del aprendizaje.
¿Y qué hemos aprendido en estos 10 años? Ese es el primer objetivo que nos hemos marcado para este décimo aniversario: compartir lo que hemos aprendido hasta el momento. Nuestro deseo de este año es volver a retomar con asiduidad la divulgación a través de nuesro Blog, tratando de ser amenos y didácticos, ayudar a aclarar algunas confusiones, entre ellas el papel de un psicólogo en la consulta.
Para empezar, os dejamos algunas reflexiones de nuestra experiencia estos 10 años:
- La importancia de ir paso a paso, de construir las cosas desde el conocimiento científico (y revisable), la experiencia profesional y la observación de los resultados, para así crear contenido de calidad.
- El contexto importa mucho: las personas transitamos por lugares comunes, pero que ninguna recorre exactamente el mismo camino, lo que supone un equilibrio entre la sistematización de las intervenciones terapéuticas y la adaptación a la realidad particular de la persona. Lo que vale para uno, puede no ser válido para otro; lo que vale para muchos, puede no funcionarle a uno. Sin embargo, el desarrollo de una metodología basada en la evidencia, está resultando esencial para alcanzar los objetivos de cambio de las personas que vienen a consulta, a nuestros talleres o cursos de formación.
Observamos un creciente interés en el tema de la Felicidad y el Bienestar, pero de una forma superficial en muchos casos, que genera una especie de “Doble Victimización“: personas que se sienten infelices y se culpan por no ser capaces de ser felices. La proliferación de libros de autoayuda sobre estas temáticas, acaba generando más insatisfacción que la que, teóricamente, tratan de paliar. Algunas consecuencias son las críticas, muchas veces desmesuradas, que la Psicología Positiva recibe. Es un problema que nos parece grave y que deseamos contribuir a resolver con una divulgación responsable. Nuestro compromiso consistirá, como he señalado antes, en retomar la actividad del Blog, con nuevas secciones, así como la publicación de actualizaciones de libros y artículos recomendados. Aquí podéis ver algunas de las recomendaciones que hicimos en el pasado.
- Hay una necesidad evidente de vincularnos con otros, de sentir que le importamos a otra(s) persona(s), aunque cada vez las relaciones son más electrónicas que presenciales. Son innumerables los problemas relacionales que se crean por malentendidos en whatsapp, del mismo modo que es una consulta frecuente la dificultad para practicar las relaciones en persona. Una de las consultas más habituales relacionadas con problemas de estado de ánimo tienen como denominador común el sentimiento de soledad. Y no para de crecer esta demanda. Nuestra colaboración en el proyecto de los #BestYou de Teresa Falls dio como resultado este interesante webinar.
- Muchas personas se sienten perdidas, sin referentes personales ni propósitos vitales. Hemos observado cómo en muchos casos, ayudar a encontrar un propósito provoca el efecto de elevar el estado de ánimo, el compromiso con los objetivos y metas, así como mejorar las relaciones interpersonales. Y un vehículo eficaz en un altísimo porcentaje de los casos ha sido el descubrimiento, desarrollo y utilización de las Fortalezas Personales, trabajadas desde un modelo que trata de encontrar un “equilibrio” en las mismas. Es nuestro deseo compartir a partir de ahora nuestros hallazgos en este sentido en Congresos Especializados, a través de nuestros Newsletter y en nuestro Blog.
- A veces, “con la mejor de las intenciones, se consiguen los peores resultados“: todas las personas tratan de adaptarse a la adversidad como pueden, pero frecuentemente nos encontramos que lo que tratan de hacer para resolver problemas, se acaba convirtiendo en sus nuevos problemas.
- En mi formación como psicólogo, fue esencial la Supervisión de mi práctica con pacientes, especialmente en mis primeros años. Con el paso del tiempo he podido comprobar que este rol es imprescindible y que ha de mantenerse no sólo en los primeros años, sino a través del tiempo: supervisión profesional, exposición de casos, asistencia a congresos, formación especializada… Todas opciones excelentes y complementarias para seguir progresando en los conocimientos y habilidades necesarios para la praxis profesional en psicología. En estos últimos 5 años, el Servicio de Supervisión Profesional ha crecido considerablemente, de tal manera que hemos acumulado experiencias suficientes para comenzar a proponer formaciones en habilidades específicas para l@s psicólog@s. Este es uno de nuestros proyectos más ambiciosos en el Décimo Aniversario.
Durante los próximos 12 meses deseamos desarrollar todos los descubrimientos que hemos ido realizando estos 10 años, con entradas nuevas en nuestro Blog, así que si os ha picado la curiosidad, ¡pronto iremos desarrollando novedades al respecto!
Quiero terminar este post expresando mi Gratitud hacia todas las personas que habéis formado parte, de un modo u otro, de Crecimiento Positivo. GRACIAS, GRACIAS y un millón de veces GRACIAS por vuestra confianza, compromiso, autenticidad y generosidad.
A todas las personas que habéis compartido vuestro tiempo con nosotros, este décimo aniversario también es mérito vuestro. Los que me conocéis directamente, ya sabéis lo importante que es reconocer el esfuerzo y dedicación mutuos que dedicamos a cada proceso, a cada objetivo, a cada persona.
Gracias de corazón.
¡Vamos juntos a por otros 10 años!
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
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