¿Depresión Post-parto o “baby blues”?
La tristeza que experimentan algunas mujeres tras dar a luz es bastante habitual y suele aparecer durante la primera semana tras el parto, desapareciendo paulatinamente tras unos días. Ese estado de tristeza y melancolía, conocido como “baby blues” en inglés, es diferente de la depresión postparto como problema clínico.
Para explicar ambas situaciones, hay que tener en cuenta diversos factores que van desde lo biológico hasta lo psicosocial y cultural (organización de la familia, el grupo social, el papel de las expectativas, etc.).
En el tercer día tras el parto, la nueva mamá experimenta una serie de cambios hormonales caracterizados por una brusca caída en los niveles de estrógenos, al tiempo que la prolactina regresa a los niveles anteriores al embarazo. La caída de los niveles de estrógenos se relaciona también con un decremento en los niveles de triptófano en plasma, que correlacionan con los que se producen en el caso de un diagnóstico de depresión. Por otro lado, se ha sugerido que el estrés psicobiológico y los cambios en los esteroides adrenales durante el postparto, podrían tener relación con los síntomas depresivos. Sin embargo, aunque estos cambios estén constatados, no puede afirmarse que sean la causa única de la aparición de la depresión postparto.
Por otro lado, algunos factores psicosociales a tener en cuenta son los siguientes:
- El aumento del peso corporal ganado después del embarazo se relaciona con una percepción negativa sobre la imagen corporal que la mujer tiene de sí misma, lo que genera también un impacto sobre la autoestima.
- La ausencia de conductas de apego en el bebé durante los primeros días puede dar la impresión a la madre de que su función no es imprescindible, que podría hacerlo otra persona, por lo que el esfuerzo físico del parto perdería valor para ella, provocando sentimientos de vacío.
- Las complicaciones tras el parto, podrían impedir a la madre encargarse del bebé tal y como habría querido, lo que podría generar sentimientos de culpa e inadecuación.
- El desgaste físico y emocional que implican el embarazo y el parto generan un gran cansancio en la mujer, que, durante el postparto está expuesta a una gran exigencia para cuidar al recién nacido. Las expectativas que genera en relación a su función como madre junto a las exigencias sociales por las numerosas visitas, llegan a aumentar el cansancio y prolongarlo, lo que puede relacionarse con cambios en el estado de ánimo.
- Algunas investigaciones han asociado la depresión postparto con el número de partos, encontrando una mayor incidencia de depresión postparto con el nacimiento del primer hijo; esta situación genera una experiencia de estrés única en la vida.
- Se producen cambios profundos en la pareja tras el nacimiento del bebé, así como en el hogar, ya que se pierde gran parte de la intimidad. La presencia de familiares en el nuevo hogar familiar puede dar la sensación de “invasión”, provocando una inestabilidad en la pareja que no facilita la adaptación de la misma a la nueva situación.
El “baby blues” no tiene una gran importancia clínica al margen del ligero desasosiego que produce a algunas madres experimentar cambios emocionales drásticos pasando de la alegría a la tristeza, rompiendo con las expectativas que el nacimiento del bebé habían generado. La creencia de que la llegada de un bebé traerá consigo únicamente felicidad, y la experimentación de ese estado de tristeza y melancolía los primeros días tras su nacimiento, resulta desconcertante.
La depresión postparto supone un problema de naturaleza diferente al “baby blues” o tristeza postparto, en primer lugar por la temporalidad del mismo, puesto que en lugar de resolverse en unos días, puede llegar a durar entre 2 semanas y varios meses. Además, hay que añadir que los síntomas de depresión postparto pueden no aparecer necesariamente en las primeras semanas, sino más adelante.
Generalmente los síntomas que aparecen en las primeras semanas acaban desapareciendo con apoyo afectivo tras 3 meses, aproximadamente, pero si hay antecedentes de algún episodio o trastorno depresivo en la mujer con anterioridad, los síntomas pueden prolongarse más tiempo y requerir un apoyo psicoterapéutico y/o farmacológico.
Además, en la depresión postparto las emociones de melancolía y tristeza aparecen junto con una sensación de angustia, ansiedad, fatiga y pensamientos de autodesvalorización mucho más intensos que en el caso del “baby blues”.
Los síntomas que pueden experimentar las mamás durante la depresión postparto son diversos, entre los cuales están:
- Problemas de sueño, en especial insomnio.
- Cambios en el estado de ánimo: tristeza la mayor parte del día, llanto mucho más frecuente, sensación de vacío, culpa, irritabilidad, mal humor y sentimientos de inadecuación.
- Ansiedad, angustia y ataques de pánico.
- Desinterés por realizar actividades que antes resultaban agradables.
- Aislamiento social: no desean ver amigos ni familiares.
- Pensamientos negativos frecuentes, sobre diversos miedos y en algún caso pensamientos suicidas.
- Dificultades para concentrarse y mantener la atención.
Debemos solicitar ayuda profesional cuando los síntomas descritos anteriormente son muy intensos y se prolongan más allá de las 2-4 semanas tras el parto. De cualquier modo, hemos de intentar cambiar algunas ideas preconcebidas sobre la petición de ayuda profesional y animar a las personas a resolver sus posibles dudas consultando a los profesionales cuando se necesite. No pasa nada por no saber qué hacer, por sentirnos desconcertad@s ante una situación novedosa, estresante y que provoca tantos cambios como el nacimiento de un bebé.
Cuando se ha recibido un diagnóstico de Trastorno Depresivo con inicio en el Postparto, suele ser recomendable solicitar ayuda psicoterapéutica. Un tratamiento que ha resultado ser muy efectivo es el basado en la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), en la que se trabajan aspectos relacionados con los pensamientos negativos que se experimentan, así como se fomentan una serie de cambios comportamentales necesarios para mejorar el estado de ánimo, aumentando el repertorio de actividades agradables y evitando el aislamiento social.
Algunas pautas y acciones basadas en la propuesta de la Psicología Positiva podrían resultar muy beneficiosas, como por ejemplo llevar a cabo un “Diario de Acontecimientos Positivos”, donde anotar, al menos 2 días a la semana, los 3 sucesos agradables más importantes experimentados ese día y sus causas.
Otra línea de intervención, que puede ser utilizada junto a la primera, es la farmacoterapia. Para ello, hay que solicitar la ayuda de un profesional cualificado, como los especialistas en Psiquiatría, de tal modo que no pongamos en riesgo la salud de la mamá.
Los síntomas depresivos pueden volver a experimentarse en el futuro, como le podría ocurrir a cualquier otra persona; anteriormente se ha comentado que la probabilidad de tener depresión postparto aumenta si con anterioridad al embarazo se había sufrido algún trastorno depresivo. Se ha descrito, además, que el riesgo de volver a sufrir un episodio depresivo en el futuro está en torno al 20-30%.
Cuando tenemos constancia de que estamos sufriendo una depresión postparto, lo mejor es solicitar la ayuda profesional adecuada. Eso sí, es recomendable seguir una serie de pautas de auto-cuidado que pueden ayudarnos a sobrellevar esa tristeza postparto descrita anteriormente:
Atiende tus necesidades biológicas básicas: establecer una rutina en las comidas suele ser muy positivo, así como intentar descansar siempre que sea necesario. Hay que aprovechar para dormir cuando el bebé también está durmiendo; para esto es recomendable solicitar la ayuda de un familiar o amig@ para que vigile al bebé durante el sueño.
- Comparte tus emociones y sentimientos: ya hemos visto la cantidad de emociones presentes durante el postparto. Manejarlas sola es complicado, compartirlas te puede ayudar a comprenderlas mejor y a que sean menos intensas. Pide apoyo a tu pareja, a tu familia, a tus amig@s… Pedir apoyo emocional es importantísimo y recuérdales a tod@s cómo quieres ser apoyada.
- Cread un ambiente de calma entre todos los participantes de esta nueva aventura: tú, tu pareja, la familia y amigos. En la medida que puedas tomarte las nuevas situaciones con calma, sentirás que todo marcha mejor. No dejes que ciertas situaciones sencillas te exasperen. Si hay demasiadas visitas, planifica cuándo serán y en qué momento lo prefieres; si suena demasiadas veces el teléfono, apágalo o baja el volumen, ya responderás en otro momento; olvídate del trabajo en estas primeras semanas, ya que estás de baja, céntrate en ti y en tu bebé.
- Sal de casa: es muy importante cuidar este aspecto en cuanto sea posible. Reanudar la actividad física, dar un paseo con tu bebé, ir a tomar algo con una amiga, etc., pueden influir muy positivamente en tu estado de ánimo.
- Respira y adminístrate mimos: aprender a relajarse a través de la respiración puede ayudarte en las primeras semanas de adaptación a la nueva situación. Recuerda lo importante que es mimarte: una ducha relajante, un capricho alimentario, cuidar tu aspecto, son formas de auto-cuidado. El que ahora tengas una nueva e importante responsabilidad no ha de implicar que no te cuides a ti misma.
- Pide ayuda a los demás: esta habilidad es siempre importante, pero mucho más en estos momentos. Tu pareja, tu familia y amigos serán fundamentales para que podáis ajustaros a la nueva realidad. Por supuesto, saber pedir ayuda implica también la ayuda profesional, cuando consideres que es necesario.
Estas breves recomendaciones se pueden utilizar también si se ha desarrollado una depresión postparto, aunque por supuesto hay que combinarlas con la ayuda profesional y las pautas que tu psicólogo te haya recomendado seguir.
Tony Corredera.
Director de Crecimiento Positivo.
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